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¿Qué es el olvido y para qué sirve?

La memoria y el olvido son dos caras de una misma moneda que experimentamos todo el tiempo. En nuestras notas sobre la memoria y los recuerdos traumáticos mencionamos el olvido. Pero ¿acaso sabes cómo funciona exactamente? ¿No te acuerdas? No te preocupes, aquí te explicaremos cómo el olvido es muy necesario para la memoria y su funcionamiento.  

Olvido: un reforzador de la memoria 

A diferencia de la amnesia —que es una pérdida de memoria por un daño orgánico provocado por un golpe, un tumor, o algún tipo de accidente o enfermedad—, el olvido es sólo una pérdida de la ruta. Es como cuando vas a tu escuela de infancia y te pierdes porque tomas mal una calle: si regresas a la calle donde tu mamá daba la vuelta, seguro que recuerdas el camino. Por eso la técnica de regresar al lugar donde viste tus llaves por última vez es tan famosa. ¡Sirve porque regresamos a un momento de la ruta y es probable que desde ahí podamos reconocer de nuevo el camino! 

Entonces, si dejé mis llaves en la mesa pero venía de la oficina…

 

Olvidar podría ser incluso un buen síntoma

Siempre y cuando no sea persistente y no tenga detrás una falla orgánica como sucede con el Alzheimer (enfermedad en la que sí hay daño fisiológico por niveles irregulares de acetilcolina). Olvidar cosas sencillas de vez en cuando puede ser indicador de que estás más ocupado u ocupada generando nuevas vías en vez de hacer más rígidas las viejas estructuras. 

Por lo tanto, el olvido sirve para formatear un poco del sistema nervioso y aprender nuevas cosas que te puedan hacer más feliz o pleno; incluso puedes desdibujar las vías de memorias traumáticas. Es más, si olvidaras las llaves cuando te peleaste con alguien en casa, Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, te diría que es una simple “psicopatología de la vida cotidiana”. O, en términos más sencillos, un indicador de algún trauma o memoria no agradable que te invita a formatear un poco el sistema y direccionar tu atención hacia algo nuevo y agradable. Te invita a aprender algo nuevo para superar y trascender las viejas estructuras.  

La sexualidad, algunas veces, no era todo a lo que se reducía nuestra psique, de acuerdo con Freud.

¿Cómo funciona el olvido? 

Supongamos que ves a tu ex con una nueva pareja. La respuesta que despierta es emocional y por ella reacciona el sistema límbico; posteriormente responde el hipocampo, que te recuerda cómo fue la última discusión que tuviste con tu ex y, al final, el tálamo te dice: “¡No es para tanto!”. Y fue así como pudiste retener los impulsos que sentiste (de enojo o tristeza), gracias a nuestro lóbulo prefrontal. 

Sin embargo, no hay mejor indicador de que ya superaste esa respuesta, de que ya no recuerdas las peleas, de que no te importa con quién salga, que el hecho de que tu sistema límbico no reaccione y, por ende, no sufras. A esto se suma tanto el tiempo que ha pasado desde ese último recuerdo como la generación de nuevos recuerdos positivos en tu vida. Es así como se tratan las fobias, por terapia de exposición al estímulo negativo, pero asociándolo con experiencias positivas o menos traumáticas. Como cuando te subiste mil veces más al columpio después de caerte y nunca más te pasó nada, o terminaste con tu ex y te dedicaste a ser feliz. Es decir, pesarán más los buenos momentos y los recordarás más que los malos. 

Al final, ¿vale la pena recordarlo todo? 

Es importante fijar nuestras memorias positivas, pero también tiene su riesgo… No soltar un recuerdo que nos provoca nostalgia es tan negativo como un trauma. Esto es debido a que vuelves rígido un engrama (si no recuerdas qué es uno, puedes consultarlo aquí) y obstaculizas la oportunidad de explorar y sentir nuevas experiencias. ¡Sí! “Recordar es vivir”, como dice la frase, pero vivir de recuerdos nos limita para gozar el presente. 

En conclusión, tanto la memoria como el olvido son fundamentales para aprender y disfrutar de la vida. La memoria sirve para no tropezar con la misma piedra y avanzar aprendiendo, mas dicho avance no puede ser sólo con base en recuerdos: también debe permitir el olvido, que es un indicio de que estás dando atención a otras nuevas vías para disfrutar. De esta forma podrás crear nuevas y mejores memorias que después deberán ser desdibujadas para disfrutar cada día más tu vida. 

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