Una tablet saliendo de una biblioteca. Una tablet saliendo de una biblioteca.

Alfabetización digital: aspecto clave de la inclusión social

Hace treinta años, cuando escuchábamos el término alfabetización, nos venía a la mente las habilidades básicas de escritura, lectura y comprensión. Sin embargo, a raíz de que entramos en una nueva era de información, han surgido nuevos tipos de alfabetización y una de ellas es la alfabetización digital. ¿Sabes a que se refiere este término? Te invito a conocer más al respecto y cómo constituye un elemento transcendental en la inclusión social. 

¿Qué es la alfabetización digital? 

La alfabetización digital o alfabetización mediática e informacional (AMI) se refiere al proceso a través del cual una persona adquiere las capacidades necesarias para usar de manera correcta y eficiente las nuevas tecnologías.  

La UNESCO define la alfabetización digital como la capacidad de acceder, gestionar, comprender, integrar, comunicar, evaluar y crear informaciones mediante              la utilización segura y pertinente de las tecnologías digitales para el empleo, un trabajo decente y la iniciativa empresarial. 

De igual manera, se refiere a la capacidad de desenvolvernos adecuadamente en un ambiente digital para realizar, de manera eficiente, diferentes tareas de la vida cotidiana, como, por ejemplo, postear en Instagram, pagar en línea, buscar noticias o investigar una ruta de transporte. 

La UNESCO también manifiesta que la alfabetización digital es un derecho básico en un mundo virtual e incluye competencias, habilidades y actitudes guiadas y es, al mismo tiempo, promotora de un pensamiento crítico. 

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La otra cara de la moneda: el analfabetismo digital 

Hoy en día, el analfabetismo digital es un problema igual de grave como lo fue el analfabetismo escrito a inicios del siglo pasado, en el sentido de que impide que millones de personas de poblaciones vulnerables tengan entrada a mejores fuentes       de información, educación, empleo e ingresos. 

Este tipo de analfabetismo se puede definir como la falta de conocimiento para usar una computadora o dispositivo y lo que gira alrededor de éstos como puede ser el software, el acceso a internet y explotar la red para ser productivo 

Se considera que este problema es la consecuencia directa de la brecha digital, concepto que agrupa el aislamiento geográfico, el nivel adquisitivo o académico, la discapacidad, la cultura y la religión, sumado a la falta de capital cultural para aprovechar los recursos tecnológicos para el bienestar individual y comunitario. 

Por ejemplo, hay poblaciones enteras que no pueden usar Internet libremente por cuestiones políticas, como Corea del Norte o Cuba; comunidades que se aíslan por temas religiosos o personas que rechazan tajantemente la tecnología digital o, por el contrario, aquellas que desarrollan adicción a contenidos poco verídicos. 

Las cifras de la alfabetización digital 

En 2021, el Instituto de Estadística y Geografía (INEGI) llevó a cabo la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, en el que se evidenció que en México hay 27 millones y medio de personas que no tiene acceso a internet, es decir el 22.6 % de la población total. El menor uso de internet se registró en las personas de 55 y más años, con una participación de 42.4 %. 

La principal razón que manifestaron quienes no navegan en Internet es que no saben usarlo (14.7 millones de personas), mientras que 3 715 472 declararon que en sus comunidades no llega el servicio. Dentro de este grupo que no tiene acceso a internet, hay 557 526 personas que tienen alguna discapacidad. 

De igual manera, en México, el 63 % de las mujeres que no usan internet reportan que la principal razón es que no tienen los conocimientos. A escala global, los hombres tienen 25 % más probabilidad de acceder a los conocimientos y habilidades para ello. 

Si bien el acceso a internet y dispositivos electrónicos es una condición necesaria en la vida diaria, éste no es suficiente para obtener los beneficios de las tecnologías digitales. La brecha digital también implica la falta de habilidades para acceder, consultar, producir y analizar datos, información y contenidos, lo cual se ha convertido en una nueva forma de exclusión social. 

Es por ello que se tienen que adoptar políticas públicas que permitan que todas las personas tengan las mismas oportunidades de acceso a Internet y que todas sepan cómo usar las nuevas tecnologías en el día a día.  

Aunque la alfabetización digital no se consiga de un momento a otro, hay diversas medidas con las que se puede reducir poco    a poco, por ejemplo, invertir en infraestructuras para ampliar la red de conexión por todo el planeta; enseñar competencias básicas tanto a niños como a personas adultas mayores y plantear programas formativos para personas sin recursos, con especialistas en el ámbito digital que sepan transmitir estos conocimientos para todos y todas. 

Por Gabriela Sánchez Ibarra 

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