Botella de agua en el desierto Botella de agua en el desierto

Crisis hídrica: ¿cuánta agua consume la industria en México? 

El agua es esencial para la vida en nuestro planeta, pero a medida que la población humana crece y las actividades industriales se expanden, este recurso finito y valioso se está volviendo cada vez más escaso. Una de las principales consumidoras de agua es la industria, cuyas operaciones requieren cantidades sustanciales de este preciado líquido. 

Disponibilidad y escasez de agua 

Aunque el agua cubre aproximadamente tres cuartas partes de la superficie terrestre, equivalente a unos 400 millones de km³, sólo el 2.5 % de esta agua es dulce. Sin embargo, únicamente alrededor del 0.77 % se encuentra disponible para el consumo humano y los ecosistemas, ya que esta pequeña porción se halla en lagos, ríos, humedad del suelo y depósitos subterráneos relativamente poco profundos. 

Además, gran parte del agua teóricamente utilizable se localiza lejos de las zonas pobladas, lo cual dificulta o imposibilita su uso efectivo. Asimismo, la disponibilidad de agua enfrenta presiones adicionales por contaminación y por la demanda excesiva asociada al crecimiento poblacional. 

El impacto conjunto de estas presiones afecta el suministro de agua, de modo que la demanda sectorial no puede ser cubierta en su totalidad, situación denominada como escasez. La escasez se mide en función de la relación entre los recursos hídricos y la población, por lo que puede tomar un valor específico en una región determinada (metros cúbicos por persona). 

Se considera que la escasez puede ser física, lo cual implica una limitación de los recursos hídricos para satisfacer la demanda, o económica, vinculada a aspectos de la gestión de los recursos para poder llevar el agua a los usuarios. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la escasez de agua afecta a cuatro de cada diez personas en el mundo. 

La agricultura consume hasta el 70% del agua disponible 
La agricultura consume hasta el 70% del agua disponible

Impacto de la industria: ¿cuánta agua consumen las grandes empresas? 

A pesar de ser un país con una gran riqueza hídrica, México ha enfrentado una escasez de agua en los últimos años, especialmente en algunas regiones. De hecho, México ocupa el sitio 24 en una lista de 164 países con el mayor estrés hídrico. 

Según la Conagua, a escala nacional, la agricultura es el sector que más agua consume en México, con alrededor del 76 % del agua, seguido por la minería y la generación de energía, con un menor porcentaje para el abastecimiento público, las termoeléctricas y la industria. 

Es preocupante que, en México, la industria manufacturera sea la mayor consumidora de agua, en un contexto de disponibilidad hídrica ya limitada. Pero lo que resulta aún más inverosímil es que sólo siete grandes empresas acaparen el 70 % de las concesiones totales de agua del país. 

Esta acción monopólica de un recurso tan esencial para la vida por parte de unas cuantas corporaciones es una muestra de inequidad e injusticia. Empresas como Coca-Cola consumen aproximadamente 55 812 millones de litros al año, Pepsi cerca de 32 mil millones, Danone 15 437 millones, y Nestlé alrededor de nueve mil millones, mientras gran parte de la población mexicana sufre escasez de agua. Esta distribución tan sesgada y desproporcionada de las concesiones hídricas es insostenible. 

Es alarmante que, en plena crisis hídrica nacional, el volumen de agua concesionado a la industria haya aumentado en un      50.7 % entre 2008 y 2017, en tan sólo nueve años. Esta cifra escandalosa evidencia una profunda falta de responsabilidad ambiental y conciencia por parte del sector industrial hacia la grave escasez de agua que enfrenta el país. 

Las supuestas medidas de algunas empresas para reducir su consumo hídrico, que lograron apenas un modesto 26-28 % de ahorro en la última década, quedan completamente opacadas al ver que su producción creció un 33 % en el mismo periodo, anulando cualquier beneficio. 

Es inadmisible que la industria siga aumentando su demanda voraz de agua de forma tan desproporcionada e insostenible. 

Gestión hídrica 

La gestión hídrica se refiere al manejo y administración adecuada del agua. Aunque la Asociación Mundial del Agua (GWP, por sus siglas en inglés) ha desarrollado un concepto más elaborado, “la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH)”, esta se define como un proceso con enfoque intersectorial que promueve el desarrollo y manejo coordinados del agua, la tierra y otros recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales. 

La GIRH se basa en la idea de que los recursos hídricos son un componente integral de los ecosistemas, un recurso natural y un bien social y económico. Implica, asimismo, reformar los sistemas humanos para hacer posible que las personas obtengan beneficios sostenibles e igualitarios de estos recursos. 

Cabe señalar que de acuerdo con la UNESCO un grave problema es que el 80 % de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas, lo cual representa un desafío significativo para la gestión integral y sostenible de los recursos hídricos. 

Las refresqueras acaparan las concesiones de acuíferos 
Las refresqueras acaparan las concesiones de acuíferos

¿Qué es la huella hídrica y cómo ayuda? 

Un aspecto crucial en este escenario es la huella hídrica, un indicador del impacto de las actividades humanas sobre los recursos hídricos. La huella hídrica ayuda a comprender cómo el consumo en un lugar impacta los recursos hídricos en otro, ampliando la perspectiva sobre la gestión y sostenibilidad del agua. 

En esta medición, se analiza el uso total del agua a lo largo de toda la cadena productiva, tanto la que se utiliza directamente para las actividades cotidianas como el agua utilizada indirectamente para los bienes y servicios que se consumen. La huella hídrica ayuda a identificar cómo y dónde el consumo en un lugar impacta los recursos hídricos de otro lugar, ampliando así la comprensión de la problemática hídrica y sus alternativas de solución, complementando a otros indicadores y enfoques más tradicionales. 

Los tres componentes básicos para calcular la huella hídrica son los siguientes: 

  • Huella hídrica azul: volumen de agua dulce evaporada de los recursos globales de agua superficial y subterránea para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o la comunidad. 
  • Huella hídrica verde: volumen de agua evaporada de los recursos globales de agua verde (agua de lluvia almacenada en el suelo). 
  • Huella hídrica gris: volumen de agua contaminada, que puede ser cuantificado como el volumen de agua requerido para diluir los contaminantes hasta un punto en que la calidad del agua esté sobre los estándares aceptables. 

Por ejemplo, se requieren aproximadamente 35 litros de agua para producir un vaso de 250 ml de Coca-Cola, alrededor de 300 litros para producir un litro de cerveza y casi 628 litros para producir un litro de leche. Estas cifras ilustran la importancia de medir y gestionar adecuadamente el uso del agua en las diferentes actividades productivas. 

Hacia una solución integral 

Es importante reconocer y abordar el impacto del consumo de agua en la producción de refrescos y cerveza, pero es esencial no pasar por alto el uso de agua en la agricultura, sector que también enfrenta desafíos significativos relacionados con la eficiencia del uso del agua y la sostenibilidad. 

La discusión sobre la gestión del agua debe incluir un enfoque equilibrado que considere la producción de alimentos y bebidas, reconociendo la necesidad de mejorar las prácticas de conservación y uso eficiente del agua en todos los sectores. Sólo así podremos asegurar una gestión del agua que sea verdaderamente sostenible y equitativa, protegiendo este recurso vital para las generaciones futuras. 

Ante la crisis hídrica que enfrenta México, ya no basta con hacer llamados a la buena voluntad de las empresas para que adopten prácticas más sostenibles. Es urgente que el gobierno implemente regulaciones mucho más estrictas y sanciones realmente contundentes contra aquellas compañías que demuestren un uso irresponsable, derrochador e insostenible de los recursos hídricos del país. 

Implementar tecnologías de ahorro de agua o buscar fuentes alternas de abastecimiento ya no debe ser opcional, sino una obligación sujeta a consecuencias claras y contundentes en caso de incumplimiento. 

Producir un refresco, una cerveza o incluso los alimentos que consumimos conlleva un gasto de agua. ¿Cómo podemos encontrar un equilibrio justo en el uso del agua entre las distintas necesidades humanas? ¿Deberíamos establecer límites en la producción de bienes con alta huella hídrica según las condiciones locales? ¿Qué industrias o productos consideraríamos prioritarios en situaciones de escasez extrema? 

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