Figuras corporales: de la discriminación física al Body positive
A lo largo de la historia, la percepción de la belleza ha evolucionado desde las figurillas de Venus en el paleolítico hasta los cánones de belleza contemporáneos que, muchas veces, reproducen ideas discriminatorias y racistas. Aunque persisten discriminaciones físicas, el movimiento Body positive desafía los ideales occidentales, promoviendo la aceptación de la diversidad corporal.
Las representaciones femeninas del paleolítico
Durante el paleolítico superior, (35 000-12 000 a.n.e.) se dieron diferentes representaciones artísticas, tanto arte rupestre, como arte mueble, es decir, objetos decorativos o votivos (elementos que se depositaban en ofrendas). Estos objetos podían transportarse con facilidad, lo que respondía a la condición nómada de los grupos humanos de ese periodo.
Entre muchos objetos, se han encontrado al menos un centenar de las llamadas figurillas de Venus. Éstas son representaciones femeninas que medían entre 4 y 25 centímetros que fueron talladas en piedra, marfil, asta o madera y cuyos rasgos físicos son evidentes. La mayoría de las representaciones coinciden con que sus rostros no tienen rasgos definidos, los senos son prominentes, las caderas son voluminosas, el vientre es abultado, la vulva es muy marcada y sus manos y sus pies son pequeños.
Estas figurillas inicialmente fueron consideradas como un ideal de belleza de estos antiguos grupos, de ahí su nombre de “Venus”. Sin embargo, aunque la idea fue desechada, el nombre de referencia permaneció y, entre otras interpretaciones, actualmente se considera que estas figurillas forman parte del culto a la fertilidad de los grupos humanos del paleolítico de lo que ahora conocemos como Europa.
Los colores de la piel
Existe una enorme diversidad de representaciones corporales, tantas como culturas mismas. Es decir, cada sociedad valorará el cuerpo y la imagen de manera particular pese a que se compartan rasgos fenotípicos entre las personas, es decir, los rasgos y las características físicas y de conducta heredables que pueden observarse en un individuo, como por ejemplo la estatura, complexión, color de ojos, etc. Por lo tanto, sabemos que una persona tendrá características físicas dependiendo de su herencia.
Aunque el tema es complejo, en términos culturales hay que señalar que existe una profunda problemática en torno a la diferenciación de los rasgos físicos de las personas relacionada con la raza, que ha causado grandes disputas entre grupos culturales, y con ello grandes desigualdades sociales.
Hace algunos años, la agencia 11:11 Cambio Social expuso un video donde entrevistan a niñas y niños de México. En él, les mostraban dos muñecos que contrastaban por su color de piel: uno era blanco y el otro moreno. A las y los participantes les preguntaban: “¿cuál muñeco es bonito?”, “¿cuál muñeco es feo?”, “¿cuál muñeco es malo?”, “¿cuál muñeco es bueno?”.
Las niñas y los niños no sólo tenían una preferencia por el muñeco de color de piel claro, sino que decían sentir desconfianza del muñeco de color café. El objetivo de la campaña era visibilizar el profundo racismo que hoy en día se sufre en las sociedades y que se traduce en la dificultad de acceder de manera equitativa a diversas oportunidades, ya sea laborales, educativas, etcétera.
El cuerpo es cultural
Si bien existen características físicas biológicamente determinadas en las personas, el cuerpo o la percepción del cuerpo no es sólo una cuestión orgánica. Es decir, lo que percibimos de él está mediado por la una valoración externa y cultural. En la actualidad, las modas, los medios de comunicación, etc., nos generan una valoración de nosotras/os sobre nuestra imagen física.
La imagen no sólo es una construcción social que dicta qué características físicas deberían ser mejores o cuáles deberían ser más aceptadas, las imágenes se introyectan, se hacen propias y esto provoca desvalorización en las personas. Mujeres y hombres buscan entrar en estándares de belleza, sociales y económicos.
Al mismo tiempo, y paradójicamente, el internet ha visibilizado diversos cánones de belleza para generar propuestas que rompan con la discriminación y diferenciación física. Es el caso del movimiento Body positive, que surgió hace más de una década con el objetivo de contrarrestar estereotipos que se identificaban con una supuesta perfección y visibilizar los tonos de la piel tal y como son, así como las imperfecciones causadas por acné u otras marcas o padecimientos, como el vitíligo. El movimiento busca la aceptación además del bello corporal, las arrugas de la piel, como algo natural en los cuerpos.
Body positive tomó fuerza impulsando la aceptación de las curvas del cuerpo y promoviendo la aprobación de los cuerpos con sobrepeso. El Cuerpo positivo, al cuestionar los estándares de belleza occidentales, discute también sobre el reconocimiento de los estándares de belleza de otros grupos culturales y por su puesto de la diversidad sexual.
Éste, junto con otros movimientos, no sólo fortalece la autopercepción de mujeres y hombres, sino lucha contra la discriminación y nos muestran la importancia y riqueza en la diversidad cultural. Así, la representación de la belleza no sólo es como la diosa griega Atenea, sino también como las figurillas de Venus del paleolítico.
Por Betsabé Piña
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