¿Cómo se dice tomate o jitomate?

¿Cómo se dice “jitomate” o “tomate”? Es probable que muchos de ustedes pelean por elegir la palabra “ideal” para nombrar ese alimento que todos hemos consumido en sándwiches o en salsas. Esto se debe a que en México a ésta se le denomina tanto tomate como jitomate (dependiendo de la zona): esto nos hace pensar de dónde surge cada palabra y el porqué existen ambas para denominar al mismo alimento. No te preocupes, ahora te decimos sencillamente por qué se llaman de manera distinta.

Datos elementales

“Tomate” es una palabra de origen náhuatl que proviene de tómatl (palabra que señalaba al alimento rojo que todos conocemos), por su parte jitomate proviene de una composición también náhuatl de xic (significa ombligo) y tómatl. Es común que en el norte del país sea frecuente llamarlo tomate y en el sur y centro llamarlo jitomate. Muchos creen que se debe a que los estados del norte se encuentran cerca de la frontera y, como en inglés se usa tomato (también del mismo origen náhuatl), hay una preferencia por este vocablo; aunque simplemente conserve el significado etimológico.

Jitomate no es más que una composición que intenta ser concreta. Puede que se deba a la existencia del tomate verde o tomatillo: así sería más fácil distinguir entre ambos, a pesar de esto sabemos que al saborear cada uno en salsas distintas podemos diferenciarlos con facilidad. Las demás lenguas que adoptaron esta palabra como el inglés, el catalán o el francés prefirieron la palabra simple.

Conocer la diferencia etimológica entre estas dos palabras que denominan un mismo alimento no sólo nos permite darnos cuenta de que no existe una palabra correcta o incorrecta, sino también que las lenguas indígenas de América ha repercutido en gran medida en el español en general y en otras lenguas, es decir, no sólo a la inversa. Léxico como tomate, chile, aguacate y chocolate no son sólo parte del dialecto hispanoamericano, sino del vocabulario general de nuestra querida y diversa lengua española. ¡Hay que sentirnos orgullosos!

Por Michelle Chiw