El despertar espiritual sigue un camino que quizá ya has recorrido y lo ignoras
Las experiencias espirituales que tenemos a lo largo de la vida pueden ser variadas tanto en intensidad como en nuestro control sobre ellas. Para reconocer cómo surgen y cómo las podemos vivir con mayor plenitud, pasamos por el llamado despertar espiritual.
Las fases del despertar espiritual
Etapa inconsciente
El despertar espiritual, definido como tal por Patricia Tanus, es parte de un Camino del Espíritu que inicia cuando la persona reconoce o despierta al hecho de que se encuentra en la primera etapa de tal sendero, que es la etapa inconsciente.
Una vez que reconocemos que los objetos materiales no nos son suficientes, entonces comienza en nosotros un deseo de eternidad. Generalmente, este despertar ocurre en un estado crítico, un evento desafortunado o algo que desata la etapa de crisis, mejor conocida como “la noche oscura del alma”.
Etapa de crisis
Al haber despertado, ocurre una etapa de crisis, un momento del camino espiritual que puede llegar a vivirse como un opuesto de la experiencia mística, donde en vez de sentirnos en unidad con lo sagrado podemos “alienarnos” de ello como en el famoso poema de San Juan de la Cruz:
En una noche oscura,
Con ansias, en amores inflamada,
¡Oh, dichosa ventura!,
Salí sin ser notada,
Estando ya mi casa sosegada…
Se trata de un momento donde quizás, en vez de perder la noción de espacio-tiempo —como sucede con la iluminación—, nos sentimos ansiosos, demasiado atentos al paso de los minutos, las horas y los días, donde los cambios parecen no ocurrir y es por ello que nos reconocemos abiertamente esa necesidad espiritual en nuestras vidas.
Etapa activa
En esta etapa, descubrimos que debemos rebasar nuestro horizonte simbólico y de creencias, o de lo contrario tendremos sensaciones similares a la muerte, que pueden orillarnos a enfermedades físicas y mentales. Incluso, muchas personas lo viven como ataques de ansiedad, y hasta ese momento deciden cambiar aspectos de su vida, a través de la toma de conciencia y la entrada en acción para modificarlos.
Esta etapa es buscada por la gente mediante el uso de plantas o drogas rituales. El problema con este método es que muchas veces la persona podría no controlar lo que ve y siente. Demasiada experiencia es un riesgo para quien no está acompañada de un guía.
Por ello, es necesario seguir en el camino, y en la medida de lo posible no forzarlo, ya que digerirlo de dicha forma acelerada es complicado para la psique y tal despertar podría ocurrir de manera abrupta o forzada e incluso retrasar nuestra siguiente etapa.
Etapa de paz interna
Una etapa en la que ocurre la aceptación total de todas las cosas, situaciones y personas que llegan a nuestras vidas como un hecho inminente, como parte del camino. En consecuencia, la persona comienza a sentirse en calma con lo sucedido, con lo que sucede y con lo que sucederá en su vida.
Etapa de iluminación
Aquí ocurre el famoso éxtasis espiritual, en el que estamos plenamente despiertos ante el espíritu. Una etapa a la que, como con el cuento de “La tortuga y la liebre”, todos podemos llegar tarde o temprano si elegimos el camino de la espiritualidad.
Incluso, aunque no se elija, ésta llega al momento de la muerte. Sin embargo, aquellos que despiertan en vida pueden experimentarla mucho antes de que llegue la muerte física, con muchas “pequeñas muertes”, producto del reconocimiento total del espíritu.
De esta manera, el despertar espiritual es un camino por transitar que requiere que estemos despiertos. Sólo resta agregar que nadie puede despertar si no está también en algún momento siendo parte del sueño de la vida.
Por Rosario Otero
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