Una vida entre tecnología: ¿cómo creamos relaciones afectivas desde las redes sociales?
Las redes sociales, como TikTok, Instagram o Facebook son los espacios de interacción y socialización más recientes, si bien no reemplazan a lugares como el hogar, las escuelas, los equipos deportivos o los clubes sociales, sí los complementan. Podemos decir que tenemos espacios presenciales y virtuales para satisfacer nuestra necesidad de interacción. En la juventud, esta necesidad se nos manifiesta sobre todo en forma de una búsqueda de validación y reconocimiento, mismas que son parte de los móviles que nos llevan a interactuar en las redes sociales.
En la siguiente nota, veremos cómo se constituye la propia identidad, y se crean y refuerzan las relaciones afectivas con las herramientas proporcionadas por las redes sociales.
El desarrollo y la construcción de la identidad
La formación de la identidad puede ser positiva cuando se satisfacen las necesidades básicas en cada etapa, y también puede ser negativa cuando dichas necesidades nos son cubiertas. Así, por ejemplo, en la primera infancia (de 0 a 12 meses), si se cubren las necesidades básicas se va a desarrollar la confianza, y si no se satisfacen se desarrollará su opuesto, la desconfianza. En la niñez temprana (de 1 a 3 años), se desarrolla la autonomía, y si no se logra, surgen la vergüenza y la duda. En la edad del juego (de 3 a 6 años), desarrollamos iniciativa, y si no se logra, caemos en la culpa. En la edad escolar (de los 7 a los 11 años), aprendemos la laboriosidad y la competencia, siendo su contraparte la inferioridad. En la adolescencia (de los 12 a los 20 años), la crisis psicosocial es alcanzar la consolidación de la propia identidad, o de lo contrario experimentar la confusión de roles.
Algo importante que hay que mencionar es que, los periodos de tiempo específicos para cada etapa, no siempre se cumplen así, ya que cada individuo tiene su propio periodo evolutivo y éste depende de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Eddy Ives, pediatra y directora médica del Centro Médico San Ramón, en Barcelona, apunta que en la adolescencia hay, a su vez, varios periodos por los que pasa una persona de los 12 a los 20 años: 1) Una lucha por pasar de las figuras parentales a la independencia. 2) También está la aceptación corporal y 3) la integración en la sociedad a través del grupo, teniendo este hecho mayor importancia al inicio de la adolescencia, y, por último, el propósito por el cual hacemos todas estas cosas: la consolidación y desarrollo de la propia identidad. Cuando la identidad es sólida, hay también un sano desarrollo de la intimidad (de los 20 a los 25).
Ahora bien, sabemos que un aspecto crucial para lograr resultados positivos son las relaciones significativas, es decir, el grupo de amigos, los grupos externos y los modelos de liderazgo. Estos tres puntos se desarrollan con una base presencial, pero con la injerencia del mundo virtual. Hoy nadie se imagina un grupo de amigos en el que sus integrantes no estén conectados por varias o todas las redes sociales.
Factores que influyen en el desarrollo psicosocial y el rol de las redes sociales
Haciendo uso de los factores delineados por Erik Erikson (1902-1994) sobre el desarrollo psicosocial de la identidad, intentaremos visualizar el impacto e influencia que pueden tener, tanto positiva como negativamente, las redes sociales.
En la unión entre lo que le viene dado a una persona (fenotipo, temperamento, talento, vulnerabilidad) y determinadas decisiones y elecciones que toma (estudios, trabajo, valores éticos, amistades, encuentros sexuales), siempre dentro de pautas culturales e históricas, juegan un papel muy importante las redes sociales.
Por ejemplo, cuando una persona se toma una selfie, intuimos que lo hace por vanidad, y es cierto, ya que muchas veces hay más preocupación por lo que se puede aparentar ante los ojos de los demás que por cómo se siente esa persona realmente, y en redes sociales existen los filtros y otras muchas maneras de que se pueda aparentar ser alguien diferente.
Sin embargo, también alguien se hace una selfie por el deseo natural de conocerse a sí misma y mostrar diferentes facetas de su personalidad. Y esto no es nuevo, como precedente tenemos los autorretratos de personas con habilidades para la pintura al óleo. Lo que debe diferenciar a una persona de otra a la hora de hacerse un autorretrato o selfie, es el grado de reflexión sobre lo que cada uno quiere ser, proyectar y lo que en general le es importante.
No olvidemos que las redes sociales pueden lograr que alguien se sienta con grandes perspectivas individuales o también que experimente sentimientos contradictorios y de vulnerabilidad, y las situaciones estresantes pueden, algunas veces, tener una influencia negativa en la construcción de la identidad. Hay mucha gente que puede ser intransigente y nada tolerante con las diferencias culturales, sociales, físicas, raciales, de aptitudes o características individuales.
@larousse.magazine Las redes sociales pueden hacerte creer que conoces a alguien. Pero eso no significa que tengas una relacion real con ellos. #datoscuriosos #aprendeentiktok #psicologia #celebritytiktok #relacionesparasociales
Las expectativas en las redes sociales
Las relaciones afectivas están influenciadas por las expectativas de las amistades, la familia, los medios de comunicación, las redes sociales, y en general, por todo el entorno. La afectividad crea vínculos que van creando, a su vez, la propia historia y las redes sociales facilitan que las personas en esta etapa creen su propia identidad, se comuniquen entre sí, y construyan y refuercen lazos sociales.
El vínculo que se desarrolla con las redes sociales puede ser entonces sano o tóxico. Puede surgir de la novedad de ver publicaciones, publicar y recibir likes, recibir comentarios o ganar seguidores, y en el mejor de los casos, evolucionar a un vínculo más consciente, sano y creativo en el cual estas plataformas ocupan un rol más funcional para el propósito de vida que comience a identificar cada persona.
Siempre será importante sentirnos amados, validados y reconocidos, antes que nada, fuera de las redes sociales, para que éstas no se vuelvan un sustituto de nuestras carencias, sino un complemento.
Por Rubén Reyes Romero
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