

Astrobiología, buscando las semillas de la vida en el universo
Entre los siglos XVIII y XIX, emergieron los naturalistas, estos científicos que desempeñaban una plétora de actividades desde la geología hasta la medicina, pasando por el coleccionismo de curiosidades naturales. Con el tiempo su trabajo se fue delimitando al estudio de los seres vivos, sus funciones, estructura y evolución, dando forma así a la ciencia de la biología.
El problema, si es que podemos llamarlo así, es que los únicos seres vivos que conocemos viven con nosotros en este planeta. Sin embargo, la astronomía desde sus inicios nos ha dicho que más allá hay miles de millones de estrellas con más miles de millones de planetas orbitando a su alrededor. La disciplina que busca revelar el misterio de las probabilidades de vida extraterrestre es la astrobiología.
El meteorito marciano y sus extraños tripulantes
Durante décadas, la discusión sobre la vida fuera de la Tierra giraba en el campo teórico hasta que, en 1984, una misión científica a la Antártida recuperó el hoy legendario meteorito ALH84001. Al principio, los científicos no sabían con qué estaban trabajando, pero una década después, cuando se le examinó más detenidamente, se descubrió que no era un meteorito cualquiera. Pertenecía al conocido grupo de meteoritos SNC, un grupo de rocas cuya estructura química se relaciona con la de la superficie marciana. No era la primera roca marciana, pero sí la más especial.

La chispa que encendió la discusión sobre la existencia de vida en ese planeta fue el descubrimiento de estructuras parecidas a microbios en su interior. La controversia sobre si estos fósiles marcianos son o no son, sigue viva, pero diversas misiones robotizadas a Marte, así como incontables miles de fotografías, han demostrado que en el pasado fluía agua sobre la superficie del planeta. La experiencia nos dice que el binomio entre agua y vida funciona.
El origen de la vida en la Tierra
Si pretendemos entender cómo puede formarse la vida en otras partes del universo, debemos tomar en cuenta las hipótesis sobre dicho asunto en la Tierra y proyectar, de ser posible, ese conocimiento hacia el universo conocido. Es por eso que la astrobiología busca, primero que nada, entender cómo aparece y evoluciona la vida en la Tierra, sobre todo en los ambientes más extremos conocidos como los desiertos secos donde no ha llovido en décadas o en los fondos oceánicos, donde el agua y el fuego del interior de la Tierra se encuentran.

Es posible que la vida apareciera en varias ocasiones distintas sólo para ser destruida por la constante lluvia de asteroides o la actividad volcánica continua de un planeta en formación. Si bien la vida pudo haber aparecido en las costas o en el fondo del mar, hay tres cosas que son necesarias para que esto sucediera: una fuente de energía, agua líquida y elementos como oxígeno, fósforo y carbono. El misterio de cómo estos elementos se unieron por primera vez en moléculas orgánicas complejas en la Tierra sigue sin resolverse.
Junto a Marte, los candidatos en nuestro Sistema Solar para buscar vida y no tener que ir muy lejos son: Venus, algunas lunas de Júpiter, Saturno, algunos asteroides y cometas. Estos últimos son importantes para la astrobiología ya que, si bien no albergan vida, se ha descubierto en su química los elementos para construirla. Y sí, en teoría, estos cuerpos con tendencia a estrellarse en los planetas podrían haber movido de un lugar a otro los ladrillos para construir la vida.

¿Y la vida en planetas lejanos? ¿Cómo podemos saber que hay alguien ahí fuera?
Desde los años dorados de la carrera espacial, muchas expediciones robotizadas se han enviado a los planetas cercanos, pero dado lo enorme del universo y la incapacidad técnica de ir a otras estrellas, ¿cómo hacemos para saber si hay vida en otro lugar?
Hace algunos años, descubrir los llamados exoplanetas era un gran evento, pero con los avances en tecnología de telescopios se ha vuelto algo muy común. Un telescopio no basta para ver animales en la superficie de un planeta distante, por lo que debemos recurrir a medios indirectos de análisis como la espectrografía. En resumen, se busca ver cómo la luz de una estrella se descompone cuando un planeta cruza frente a esta fuente de luz. En el caso de los exoplanetas, si presentan firmas biológicas de gases como el oxígeno, nitrógeno o metano… hay posibilidades.

Los astrobiólogos no esperan encontrar pequeños hombrecitos verdes, se concentran en descubrir ciertos elementos químicos en otros planetas para entender la vida en el propio. Sin embargo, ante la pregunta de si estamos solos en el Universo, la cultura popular ha propuesto muchos escenarios catastróficos. Si desean ver una obra con mensaje diferente, la película Contacto (1997), basada en la novela de Carl Sagan y dirigida por Robert Zemeckis, tiene una línea que dice más o menos así:
El universo es un lugar demasiado grande. Si sólo somos nosotros… que gran desperdicio de espacio.

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