El boom del k-pop: la fábrica de ídolos que ha conquistado al mundo 

Tal vez hoy en día nos es fácil identificar grupos y artistas de k-pop, ya sea por sus coreografías virales, ritmos bailables, fandoms o por su idioma, sin embargo, estamos hablando de un género que no nació ayer y que, a pesar de ser bastante joven, ya se ha expandido a todo el mundo. 

El k-pop es básicamente la fusión de elementos de la música funk, edm y synth con ritmos del r&b, indie y, a veces, de cierto modo, rap, aunque cabe aclarar que este último no se debe a que haya una cultura urbana detrás del género, de hecho, es todo lo contrario; sin embargo, hay exponentes que han incorporado versos rapeados en sus canciones. Todo esto, obviamente, proveniente de Corea del Sur, de ahí la k en el nombre del género. 

Sistematización y expansión del k-pop 

Ya habiendo tocado de manera general lo que hace que el k-pop sea k-pop, podemos centrarnos en su origen. Si bien su mayor expansión se dio en la década de los 2010, es en los 90 cuando se empezaron a formar las primeras agrupaciones, creciendo de manera exponencial en su país natal y expandiéndose a regiones vecinas como Japón.  

Parte de lo que despierta curiosidad respecto a este género es la forma en que se manejan y se crean las agrupaciones, debido a que, a diferencia de otros géneros más autodidactas, el k-pop está totalmente dirigido por compañías y disqueras, es decir, son las empresas las que crean el nombre de las bandas, los apodos de los integrantes, las canciones, compositores, beats, coreografías, estética y a los integrantes, dando al público exponentes totalmente adecuados a sus necesidades. 

Agrupaciones como BTS son conocidos a escala mundial, con el mayor número de reproducciones en Spotify. Le sigue BLACKPINK una banda femenina que ha impuesto récords en YouTube por sus miles de millones de visualizaciones. 

Seventeen es una banda que ha dejado huella en la industria musical por su versatilidad. Varios son los artistas que están en el top: Red Velvet, NewJeans, ENHYPEN, LE SSERAFIM, NCT 127, ITZY, RM, TOMORROW X TOGETHER. 

Las compañías de entretenimiento en Corea del Sur suelen brindar los contratos a sus artistas desde edades relativamente tempranas, para, de este modo, prepararlos durante varios años antes de su debut. En este proceso, se les enseña teoría vocal, clases de baile con profesionales y, en algunos casos, idiomas debido a la cultura transnacional que acompaña a este género (algunas agrupaciones de k-pop tienen integrantes de otras partes de Asia). 

Debido a toda esta inversión, estudio de mercado y preparación de parte de las compañías musicales es que, al momento de lanzar al público a un nuevo artista o agrupación, es prácticamente imposible que haya fracaso, pues cada movimiento ya fue planeado con antelación para brindar al público exactamente lo que pide en el momento exacto. 

Estos elementos en conjunto, acompañados del uso de las redes sociales fue lo que disparó exponencialmente la exposición de la música coreana a todo occidente y África. Usando los algoritmos a su favor, resulta una herramienta sumamente vital para mantener a flote a las bandas, ya que, al ser redes mundiales, cualquiera puede tener acceso y, por lo tanto, conocimiento de este tipo de música. 

Pensamiento transnacional 

¿A qué nos referimos con transnacional? Pues, en la cultura k-pop, como mencionamos anteriormente, es bastante común que en las agrupaciones, ya sean femeninas o masculinas, haya integrantes que, a pesar de cantar en coreano, estar firmados con compañías coreanas y hacer música principalmente para un público coreano, no son coreanos. Muchas veces pueden ser japoneses o de regiones cercanas a Corea del Sur, sin embargo, se identifican como coreanos.  

Este punto ha sido esencial para propagar el fenómeno del k-pop a todo el mundo, debido a que, promoviendo una cultura donde una persona no originaria de un país o sin esa nacionalidad, se siente identificada con éste, se puede acceder a todo tipo de público. Además, la incorporación de letras en inglés y colaboraciones con artistas latinos, africanos y de habla inglesa ayuda aún más al crecimiento a escala global del género, siendo los exponentes mismos un modo de marketing para sus disqueras.  

Puede gustarnos o no el k-pop, y el modo de hacer la música de este género puede resultar sistematizada, sin embargo, esto no quiere decir necesariamente que sea hueca, pues logra conectar con millones de personas y rompiendo el límite del idioma, por lo que resulta en el ejemplo perfecto de la correcta utilización de los medios disponibles para la expansión de artistas y, en este caso, de un género entero.