Transhumanismo: posibilidades y desafíos del uso de la IA
Con mucha frecuencia, se piensa en la historia de la humanidad como un trayecto que va en progresión y en ascenso, es decir, que conforme pasan los años las sociedades, las relaciones sociales y las personas se van mejorando. Esta idea lleva a imaginar que un día las sociedades serán más justas y que se encontraran medios para mejorar la vida humana y la fe que se tiene en la ciencia y sus aplicaciones se vuelve inquebrantable.
Los sueños de mejorar al ser humano
Esta idea de mejora sobre el ser humano, sobre su cuerpo, es muy antigua, pero especialmente con la aparición de la novela de Mary Shelley Frankenstein o el moderno Prometeo ya aparece el escenario donde el ser humano tiene un poder providencial sobre la vida.
En 1923, un bioquímico británico de nombre J.B.S. Haldane publicó el ensayo Daedalus; or science and future, en el que expone las ventajas y beneficios de controlar la genética humana. Este ensayo predecía un mundo con energía limpia y abundancia donde el ser humano podría gestarse de manera artificial.
A más de un siglo, vemos que el escenario del mundo es diferente. Estas primeras ideas son el inicio de todo aquello que iba a desarrollar la literatura de ciencia ficción dura que se basaba en hechos científicos para especular en sus consecuencias, posteriormente aparecería el movimiento ciberpunk y el personaje del cyborg que presentaba una fusión entre el ser humano y la máquina. Todas estas propuestas se han ido materializando con el tiempo. Estamos ante un evidente cambio de era.
La IA en nuestras vidas
Las crisis civilizatorias son los horizontes de cambios y transformaciones que orientan la creación del mundo hacia terrenos insospechados. El desarrollo de la tecnología y su estrechez con el mejoramiento de la vida hoy son posibilidades que no alcanzamos a calcular.
Ray Kurzwell, en su libro publicado en el 2005 y titulado The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology, afirmó que para el año 2030 la inteligencia artificial habrá alcanzado su singularidad, es decir que habrá llegado a ser lo suficientemente de sí misma como para decir que habrá adquirido cierto grado de conciencia.
Los dispositivos tecnológicos habrán de conectarse directamente con la dimensión biológica del ser humano logrando ampliar sus posibilidades. El chip que se desarrolla en Neuralink conectado físicamente al cerebro es un ejemplo. Con todos estos antecedentes, se ha creado un movimiento cultural llamado poshumanismo o transhumanismo que ha tomado relevancia entre las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI.
El transhumanismo es esta corriente de pensamiento que afirma que el uso de las tecnologías, sobre todo aquellas que inciden en los procesos biológicos traerán más beneficios que riesgos, llevando a la humanidad a posibilidades que aún no imaginamos. Los beneficios se extienden en múltiples áreas de la vida del ser humano. El uso de estas biotecnologías haría un cambio radical en la vida del ser humano.
Beneficios vs riesgos del transhumanismo
Frente al humanismo, numerosos pensadores se encuentran a favor de su implementación. Otros pensadores piensan en los riesgos. De entre los pensadores que se encuentran a favor, podemos encontrar a Ray Kurzweil, quien estudia la inteligencia artificial y sus mejoras para la humanidad; Nick Bostrom, quien propone un nuevo término Humanity+ y el concepto de riesgo existencial para proponer una limitante para el uso del transhumanismo; David Pearce, quien propone una ética utilitarista al declarar que el imperativo ético de todos los seres humanos es abolir el sufrimiento de todos los seres sintientes.
Por su parte, en la lista de autores que piensan que los riesgos del transhumanismo son mayores que sus beneficios, se encuentra Jurgen Habermas; Antonio Dieguez, quien piensa que el transhumanismo convertirá a las clases trabajadoras en clases biológicas, es decir, que el status en el trabajo estará definido por la genética y la biología de las personas; Francis Fukuyama, quien propone que los riesgos del transhumanismo pueden ser sustanciales. El uso de estas biotecnologías podría fomentaría la desigualdad.
Al pensar que algunas personas son superiores a otras por tener sus beneficios. El acceso de unos cuantos a estas biotecnologías podría poner en riesgo la igualdad de las personas, y no menos importante es que con la aplicación de un transhumanismo irreflexivo, la noción de humano se podría diluir. No sería tan fácil redefinirlo.
Los debates sobre el uso de las tecnologías en favor de la vida siguen en continua disputa y confrontación entre los intelectuales que ven en sus efectos luces y sombras para una humanidad venidera. Sin embargo, en el transcurso y proceso de la tecnología vemos cómo ya hay algunas cosas en la vida cotidiana que empiezan a tener peso en las decisiones de la vida cotidiana.
El uso de los biométricos, la ingesta frecuente de ciertas drogas que permiten ampliar las capacidades, el mejoramiento genético de las especies que se usan como alimentos; la contaminación, la acidificación de los océanos, la muerte masiva de insectos. Todos estos son ejemplos de las posibilidades y desafíos que nos presenta la noción de transhumanismo. ¿A qué lugar nos llevará este camino? Sólo el tiempo lo dirá.
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