¿Eres neurodivergente? Un mundo de hipersensibilidad, inteligencia y talento
Actualmente, el término neurodivergente es tendencia, aunque es un concepto que ya tiene sus años bajo la idea de la neurodiversidad, que fue creada en 1998 por Judy Singer, persona autista y activista por los derechos de los autistas. Dicho término describe la diversidad de funcionamientos cognitivos, es decir, considerando los rasgos tanto típicos como atípicos con base en la capacidad de conectividad cerebral de cada persona, la cual le brinda diversas formas de sentir, percibir, pensar, comunicarse y hacer frente a los problemas que la vida le presenta.
¿Qué significa ser neurodivergente?
Las personas neurodivergentes en el espectro autista pueden tener una sensibilidad intensa que contribuye a su enfoque restrictivo y repetitivo, lo que a su vez puede llevar a altos niveles de atención en campos no sociales como la ciencia, y alcanzar un alto desarrollo en áreas de su interés, a lo que llamamos “alto coeficiente intelectual”. ¡Vaya que son hipersensibles y ello también los podría hacerlos hiperinteligentes como Sheldon Cooper!
Sin embargo, en muchos de los casos de autismo, esta hipersensibilidad les causa sensaciones exacerbadas y por consecuencia irresistibles y desagradables, sobre todo en el contacto social, lo cual trae como consecuencia que tiendan a limitarlo.
Por ejemplo, si los abrazas sienten como si los aplastaras y asfixiaras, o un simple salón de clases les puede parecer como estar atorado en el tráfico con miles de cláxones sonando a un lado, ya que tienen una excesiva sensibilidad auditiva.
Pero esa misma sensibilidad puede canalizarse para hacer música, leer, escribir, bailar; analizar una célula en el microscopio, los códigos de un programa informático o la respuesta a un problema matemático.
¡Imagina lo impresionante que sería que crearan algo con ello, que nos mostraran todo lo que alcanzan a ver, escuchar o percibir con cualquiera de sus sentidos y que el común denominador de personas ni siquiera nota!
Ahora bien, una persona neurodivergente simplemente mira las cosas de formas poco convencionales. Aunque esto sucede a la mayoría de las personas autistas, también puede ocurrir a personas cuya percepción ha sido desarrollada de manera diferente a la mayoría sin necesariamente ser del todo antisociales. Pero pueden tener dificultades para encontrar gente que piense como ellos, es decir, de manera divergente.
Problemas a los que se enfrentan los neurodivergentes
Las personas neurodivergentes podrían tener desventajas, sobre todo a nivel de interacción social, a pesar de estar clínicamente sanas a nivel físico y psicológico, ya que no sólo les cuesta trabajo dejar de pensar como ellos mismos, sino que todos los que están en las cómodas alturas de la Campana de Gauss, es decir, los que pertenecen a ese 50 % de personas que se comportan de manera similar o común, rechazan a los que están en el 25 % anterior-bajo o bien a los del 25 % superior-alto, ya que les parecen personas incómodas y difíciles en el intercambio comunicativo.
Digamos que les cuesta trabajo dejar de pensar como ellos mismos y gustan de los que también saben pensar similar. En consecuencia, sufren medianamente en términos sociales, porque les cuesta trabajo encontrar con quién conversar a gusto sin sentirse rechazados por sus ideas. Generalmente, eso sólo ocurre con otros neurodivergentes —de esos que no suelen ver juegos de fútbol o salir de antro a ligar— aunque a veces lo hacen en sus intentos por socializar de manera normal y no pasar tanto tiempo a solas.
También ocurre que los “No divergentes” miran a los neurodivergentes como anormales, llegando a ser intolerantes y rechazantes de sus ideas porque no alcanzan a comprenderlas.
De hecho, decían que Einstein era considerado un idiota en la primaria, sólo porque no comprendían sus ideas y él tampoco alcanzaba a entender las de sus compañeros. En realidad, sólo se trataba de dos perspectivas diferentes: la divergente y la no divergente.
Ventajas de la neurodivergencia
La gran ventaja de las personas neurodivergentes es que el rechazo social les parece en ocasiones un beneficio, ya que tienen más tiempo para dedicarlo a esos placeres que les causan esas pocas cosas que les gustan, como hacer música, bailar, crear programas computacionales, observar bacterias en el microscopio, etcétera.
Entonces, les sobra tiempo para explorar lo que desean y concentrarse plenamente en ello, gracias a sus capacidades neuronales diferentes, puesto que la misma hipersensibilidad que los aísla de las personas, es la que les da las experiencias más placenteras.
Sería algo así como comer un pastel de chocolate con sabor a la n potencia, porque su cerebro vaya que sabe de diferentes potencias.
Un ejemplo real es el músico neurodivergente Oliver Messiaen, que podía ver el color de los sonidos y así creó una escala cromática con las notas del piano. Ahora imaginemos a un músico contemporáneo messiánico que grabara un disco con finos detalles y matices, seguramente podría ganar un Grammy.
Este músico cinestésico podría mostrarle a la gente un mundo perceptual oculto a los sentidos de los de arriba de la Campana de Gauss, es decir, “a los normales” o de pensamiento convergente que son la gran mayoría, y dejarles disfrutar del placer de escuchar y ver algo nuevo y diferente.
Finalmente, podemos decir que la mayoría de la gente que ganan premios por creatividad e innovación, seguramente son personas neurodivergentes, es decir, capaces de enfrentarse socialmente a lo establecido y rebelarse. Generar algo que es producto de sus múltiples experiencias divergentes en una mezcla que a todos les parece única (diferente) y, en consecuencia, interesante, porque pensando en convergencia jamás hubieran llegado a esa conclusión o producto creativo.
De tal forma los neurodivergentes abren un mundo desconocido para la mayoría, y les permiten ver, escuchar y sentir un poco más de lo que por sí mismos podrían alcanzar a ver como “no divergentes”. Un mundo que el neurodivergente percibe y plasma ante los ojos de la mayoría, porque solo él o ella puede percibirlo así, para mostrarte al resto cómo lo vive diferente.
Inclusión de la neurodiversidad
La mayoría de la gente se concentra en la inclusión de personas con capacidades diferentes en términos de capacidades disminuidas, pero recordemos que los neurodivergentes sólo son personas que conectan su cerebro de manera diferente y no siempre tienen discapacidades físicas, sociales o psicológicas, como bajo rendimiento intelectual, malformaciones físicas que les impidan realizar tareas motoras o mentales que no les permitan estar conectados con esta realidad.
Entonces, simple y sencillamente sus conexiones neurológicas son diferentes, no ven las cosas como los demás y sería interesante —por no decir conveniente, en términos de generar criterios amplios— el darles oportunidad de expresarse. Así podríamos tener nuevas visiones e integrarlas para tener un panorama aún mayor del que poseemos.
Todos tienen algo interesante qué aportar si sabemos escucharlos, verlos y sentirlos. Si siempre estamos con los que piensan igual, corremos el riesgo de limitar nuestro alcance perceptual.
La neurodiversidad no atañe sólo a personas con capacidades diferentes en términos de disminución de éstas, sino que también incluye a personas que pueden estar por encima del promedio, personas a las que no se les dificulta tanto la otredad, es decir, que se saben diferentes por su forma de percibir el mundo y podrían aislarse como mecanismo de defensa, pero que no necesariamente son rechazantes con el resto. De hecho, en la mayoría de los casos, están acostumbrados a respetar el punto de vista convergente y sólo se retiran para “no molestar”. Contar con información al respecto seguro puede tener un alcance positivo, saber y reconocer que todos desarrollamos diferentes inteligencias.
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