Psicología en la arquitectura: ¿cómo influye el color en nuestras emociones?
La arquitectura junto con el diseño de interiores tiene su propio manejo del color, ya que el color puede darle vida a un espacio o quitársela; éstos nos producen emociones, sensaciones y no sólo sirve para decorar y que se vea bonito, se utiliza para ambientar, para resaltar un elemento o favorecerlo, también para ocultarlo. Con ello se genera situaciones, condiciones ambientales de percepción de la temperatura, estados de ánimo y logra a través del color y la iluminación la idea de que las cosas que hay en un lugar se perciban de distinta categoría según los materiales. Todo ello dependerá de la combinación, de la saturación, el tono, y la luz que se les dé.
Creación de diferentes ambientes
Vemos el mundo que nos rodea y no podemos concebir un mundo sin color, a donde sea que volteemos habrá una gama inmensa de colores, desde los primarios y más básicos, los secundarios, terciarios, el dorado, el plateado, el blanco, el negro y todas sus gamas.
Los colores los percibimos de diferentes maneras según el contexto en donde lo ubiquemos, no es lo mismo ver una fresa totalmente roja que puede ser apetecible y generar el deseo de tenerla, a que estemos en una habitación con muros y techos rojos, nos produce sensaciones absolutamente diferentes.
Un color en sí mismo no nos afecta ni nos beneficia; su uso y manejo sí. Si a veces llegas a un lugar y te sientes con una tranquilidad inexplicable o te sientes emocionado, con ganas de comer, bailar, aplastado, incomodo, o hasta ansioso, quizá no te imaginas, pero puede deberse al uso o saturación del color en ese lugar.
Todo es cuestión de un uso equilibrado, armónico, coherente, con semiótica y semántica; debemos definir el para qué está destinado el lugar y a quiénes albergará, ya que no es lo mismo aplicar un negro en un muro de un vestíbulo de un corporativo o una plaza comercial que nos crea sensación de elegancia, a aplicarlo en una habitación destinada al bebé.
El equilibrio en la combinación de colores es importante ya que, si saturamos una habitación de un solo color que pudiera percibirse como agradable, podríamos tornarla aburrida. Para ello, debemos pensar en crear combinaciones o contrastes que hagan menos monótono el espacio; habrá que darles jerarquía a los elementos arquitectónicos para poder jugar con ellos y hacer que se perciban más grandes o pequeños, más profundos, ligeros o pesados. Los colores se pueden mezclar y sobreponer, fusionar, contrastar de modo que nos generen el ambiente deseado, con un objetivo en mente según el uso que se le dará.
Sensaciones generadas por los colores
Con el color y el tipo de material en el que se emplea como la madera, los yutes, plantas, cristales, metales, pastas, etc. podemos crear ambientes de sofisticación, tranquilidad, excitación, generar confianza, seguridad, armonía y elegancia.
Otro elemento que nos modifica es la sensación de temperatura, debido a que dependiendo de su pigmento se revelan como cálidos, fríos, térreos y neutros y su uso por ejemplo cambia la sensación en una casa en la playa que la montaña.
Éste estimula e interviene con nuestras emociones, no sólo embellece o resalta un espacio, al elegir un color para los espacios se refleja la emoción de la persona que lo elige, su estado psicológico, sus tradiciones e influencias culturales y sociales y hasta su situación económica. No sólo refleja lo contrario, influye en el espíritu, el cuerpo, el carácter, el ánimo y hasta en la forma de actuar.
El blanco con 67 tonos nos puede generar sensación de misticismo, pulcritud y minimalismo, combinando con todo. Por otra parte, el negro con 50 tonos diferentes es un color que nos apunta a la elegancia, el luto o el poder.
El más amado de los colores es el azul que cuenta con 111 tonos, aun considerándose un color frío nos sugiere tranquilidad, armonía y fidelidad. El color menos querido es el marrón que se encuentra entre los térreos y pese a eso es muy usado en materiales naturales y nos alude a lo acogedor, pero también a lo antiguo. El verde es el segundo color más elegido, este color dependiendo de su tono puede parecer bonito o absolutamente feo para muchos y nos produce una cercanía a la naturaleza, a la esperanza y a la fertilidad.
Otros colores usados en la arquitectura es el oro o dorado y el plateado en metales, herrerías o en los retablos de las iglesias, nos generan impresión de mucho dinero y lujo.
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Cultura y color en la arquitectura
El color también tiene sus propios significados según las culturas. No es lo mismo ocupar un rojo en la arquitectura de occidente que supone excitación, sensualidad o agresividad; que un rojo en oriente donde se percibe dentro del misticismos y la espiritualidad.
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La elección del color se vuelve subjetiva, y se basa en el gusto propio, en el nivel intelectual, en la cultura o país de pertenencia. Un ejemplo del uso del color se observa en la arquitectura mexicana de Luis Barragán, mientras muchos dejarían de lado el uso del rosa mexicano o el amarillo, el los introduce de una manera espectacular, logrando resaltar la monumentalidad de espacios, que no sería igual con diseños diferentes.
Por Héctor Salazar
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