La historia detrás del “K-Boom” u ola coreana
Para esta nota me gustaría partir de una situación personal ocurrida hace unas semanas. En una reunión familiar, una de mis sobrinas —que cuenta con 10 años— pudo mencionarme sin googlear los nombres de cada uno de los integrantes de la exitosa banda BTS.
De igual modo, me deletreó cinco de las canciones más populares del grupo y, en un afán de presunción sobre la cultura y la música coreana, me dijo que podía mencionarme integrantes, letras y mascotas de, al menos, otras cinco agrupaciones.
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Seguramente, para muchas personas, no resulta ajeno que una niña o un niño, adolescente o joven sepa estos datos, y que incluso tenga conocimiento sobre la existencia de otros grupos como Blackpink, Twice, ITZY o Exo. También son notorias sus referencias a la moda, la literatura y las series de televisión coreanas que se transmiten por plataformas como Netflix o YouTube.
Lo que sí podríamos desconocer es que muchas de estas referencias forman parte de un fenómeno llamado hallyu, que engloba toda una serie de manifestaciones culturales relacionada a Corea del Sur.
Orígenes de la ola coreana
De acuerdo con la doctora Nayelli López Rocha, investigadora del Programa de Estudios sobre Asia y África de la UNAM, el término hallyu (que significa “ola coreana”) se originó en el periódico chino The People Daily para describir la euforia de los jóvenes chinos por los productos de entretenimiento coreano, que habían llegado al país asiático hacia finales de la década de los 90.
Como parte de una estrategia, el gobierno de Corea del Sur decidió impulsar la cultura como una forma en la que podría desarrollar su economía. En un principio, las industrias de entretenimiento solo se focalizaron en el mercado chino, donde fueron un éxito, pero poco a poco se expandieron a otros países de Asia, como Japón y, eventualmente, incursionaron a través de nuevas plataformas tecnológicas a todas partes del mundo, especialmente al continente americano.
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De esta forma, la hayllu surgió como parte del desarrollo de la industria cultura de Corea del Sur dadas las necesidades sociales del país. La mayoría de los ingresos de Corea proviene de productos que se consumen en el exterior, por lo tanto, se tienen que asegurar de vender sus artículos en el extranjero, porque básicamente dependen de ello.
La cultura coreana como producto
En una primera etapa, los productos culturales más difundidos fueron las telenovelas —o doramas, como se les llama en México y otros países—, que consiguieron atraer a jóvenes y adultos por sus temáticas, música, historias y la visión que proyectan de la sociedad coreana.
“K-pop” y los “idols”
Un elemento que se sumó a este fenómeno fue el de la música, que originalmente no era nombrado como k-pop, sino música pop, y estaba relacionado directamente con los singles que salían de las telenovelas.
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Al ver el éxito que significaron estos sencillos, las compañías empezaron a desarrollar un complejo sistema de preparación de niños/niñas y jóvenes para convertirlos en idols, es decir, en celebridades con grandes habilidades vocales que ejecutan complicadas coreografías y tienen deslumbrantes presentaciones en el escenario.
Durante el 2021, el k-pop alcanzó la cima de la música y batió diversos récords. Por ejemplo, Twitter anunció que el hashtag de la plataforma dedicado a este género tuvo casi ocho mil millones de tuits relacionados. Pero, además de las cifras en redes sociales, Forbes estima que, en Corea del Sur, la banda BTS ya generó a la economía del país cuatro mil millones de dólares.
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K-beauty
El éxito de los K-idols es tal que éstos también se han convertido en referentes estéticos. Los productos coreanos que se han popularizado son el K-beauty que tiene que ver con el cuidado y maquillaje de la piel, la tecnología presente en marcas como Samsung o LG, así como la promoción de la K-medicine que busca posicionar a Corea del Sur como el nuevo destino de la cirugía plástica.
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Además de la industria televisiva, del cine, caricaturas y videojuegos, se han integrado elementos de tradicionales como la vestimenta tradicional coreana, la gastronomía, el taekwondo y la moda derivada de los artistas nativos.
Pros y contras de la ola coreana
Uno de los mayores beneficios que podemos encontrar en este fenómeno es la interculturalidad, entendida como una convivencia enriquecedora entre grupos y personas culturalmente distintos. Esta idea de consumo brinda la posibilidad de observar las relaciones de comunicación, de integración y, al mismo tiempo, de diferenciación que surgen entre las personas que son seguidoras de las manifestaciones culturales provenientes del hayllu.
Por otra parte, la doctora López Rocha señala que es importante asumir una actitud reflexiva, pues “cuando consumimos entretenimiento nos cuesta más trabajo identificar que esto es ficción”.
Tomando en cuenta lo anterior, es preciso decir que los intercambios entre culturas son parte fundamental del hayllu, pues lo han convertido en un gran puente no solo entre Asia y América, sino con muchas partes de mundo. Lo importante sería mantener la reciprocidad, sin perder de vista la identidad, pues a fin de cuentas es lo que hace más interesante este fenómeno cultural.
Por Gabriela Sánchez Ibarra
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