¿En verdad fue Yoko Ono la culpable de la separación de los Beatles?

Durante mucho tiempo, la historia ha contado las hazañas de la humanidad en plural, pero siempre con un enfoque masculino. Hablamos de héroes, conquistadores y revolucionarios. Y dejamos de lado a las mujeres, a quienes usualmente sólo contamos desde una construcción patriarcal, es decir, supeditadas a la figura del hombre, pero también como incitadoras de su perdición. Tal es el caso de Salomé y Herodes, Eva y Adán y, en tiempos modernos, Gala con Dalí, Marilyn Monroe con John F. Kennedy y, por supuesto, Yoko Ono con John Lennon. 

Yoko Ono, Cynthia Powell y John Lennon 

Hasta hace pocas décadas, era habitual que los músicos más populares ocultaran una relación de pareja, dado que esto perjudicaba su imagen y, por ende, el negocio. El primer matrimonio de John Lennon con Cynthia Powell se mantuvo en secreto por muchos años, pues el manager del grupo consideraba que quitarles la ilusión a las fans de ser la esposa de cualquiera de los miembros de la banda más famosa del mundo afectaría la venta de discos. 

En 1966, John —que aún estaba casado con Cynthia— conoció a la artista Yoko Ono, mientras ella se encontraba montando una de sus instalaciones en la Galería Índica en Londres. Lennon contó en una entrevista que le conmovió el mensaje de la obra; ambos se enamoraron de su humor y su sentido del absurdo.  

John se separó de Cinthya y se casó con Yoko en 1969. Eso enfureció a los fans y a la prensa inglesa, quien sumó a sus relatos el odio racial propio de un sentimiento antijaponés derivado de la posguerra. El rechazo hacia ella creció porque John la llevaba a todos lados, incluso a las grabaciones de la banda, de tal modo que cuando los Beatles anunciaron su separación, en 1970, fue muy fácil echarle la culpa de todo a Yoko. 

La vida artística de Yoko Ono mucho antes de John Lennon 

Pero ¿por qué causó tanto revuelo su presencia? Básicamente, por ser una mujer que no se sometía a los esquemas patriarcales de la época.  

Originaria de una familia japonesa de clase alta, Yoko vivió el desarraigo de su tierra natal para transitar entre Japón y Estados Unidos debido al trabajo de su padre. Vivió los horrores y la miseria de la Segunda Guerra Mundial; estudió filosofía en Tokio, se mudó a Estados Unidos para ingresar a una exclusiva escuela para mujeres y comenzó a frecuentar los círculos de vanguardia, en los que encontró un soporte para expandir sus ideas. 

Yoko se convirtió en una pionera del arte conceptual y del “perfomance”; fue de las primeras artistas feministas y trabajó con video, objetos, cine, sonido e instalaciones, donde se centró en convertir al público en un elemento activo de la obra. Resulta paradójico entonces que se le conozca simplemente por ser la pareja de John Lennon, cuando realmente ella fue una figura célebre antes que él y tenía, incluso, más tiempo trabajado. 

El “síndrome de Yoko Ono” 

Quien haya tenido oportunidad de ver la serie documental The Beatles: Get Back, producida en 2021 por Peter Jackson (sí, el mismo de la trilogía de El Señor de los Anillos), y tenga un poco de sensibilidad por leer entre líneas, se podrá dar cuenta de que la ruptura del grupo se debió a los enormes egos de los miembros de la banda, así como los proyectos profesionales y personales que cada uno tenía en puerta. 

A Yoko —que entró a la vida de John cuando el grupo prácticamente estaba disuelto— se le ha culpado de la separación del cuarteto y este odio exacerbado hacia ella se ha llamado incluso “síndrome de Yoko Ono”, un concepto que hace referencia a la tendencia de culpar a la mujer de todos los males del hombre y convertirlas en un chivo expiatorio donde descargar aquello que no nos gusta. 

Estas ideas son producto de una sociedad machista en donde, como planteamos al principio, las historias que nos llegan desde la Antigüedad presentan a las mujeres como las causantes de los problemas. Fue Helena quien provocó la Guerra de Troya y fue Pandora quien abrió la caja que contenía todos los males del mundo. 

Elena Ríos, en una crítica al documental de Jackson, recupera un episodio valioso de éste:  

Uno de los momentos más memorables tiene como protagonista a Ono y a Heather, hija adoptiva de McCartney. La niña de seis años observa entre hipnotizada y asombrada cómo Yoko se coloca ante el micrófono y empieza a cantar-gritar durante una improvisación de la banda. Minutos después, durante un descanso del grupo, vemos como Heather se dirige decidida a un micrófono, pero no a cantar las sedosas estrofas Let it be, sino a gritar y chillar como Yoko Ono. 

Yoko Ono, una eterna artista 

Después de la muerte de Lennon, en 1980, Yoko tuvo un largo periodo de duelo y, curiosamente, la gente empezó a apreciarla por lo que siempre fue: una artista. Al día de hoy, Yoko, a sus 89 años, con su gran poder de resiliencia, continúa siendo una figura pública y ha seguido trabajando, como lo hizo toda su vida, con el feminismo en sus creaciones. 

Por Gabriela Sánchez Ibarra