¿Qué es la pareidolia y cómo afecta nuestra percepción de las cosas?
¿Quién no ha descubierto figuras en las formaciones casuales de las nubes? Sobre todo, cuando se es pequeño, el acto de buscar un rostro humano, castillos, dragones o algún animal en las nubes se vuelve una ardua tarea.
Durante la infancia, este fenómeno a menudo se convierte en motivo de entretenimiento; sin embargo, este juego va más allá de esto. Se trata de una capacidad perceptiva alterada, presente en los seres vivos a la que se le conoce como pareidolia.
¿Qué es la pareidolia?
La pareidolia es un mecanismo natural de la percepción humana impulsado por la forma en que el cerebro procesa y organiza la información sensorial. Se trata de un fenómeno psicológico en el cual una persona percibe un patrón o una forma reconocible, generalmente en un estímulo vago o aleatorio, como una imagen, un sonido o un objeto. Dicho fenómeno puede llevar a una persona a percibir caras en objetos inanimados, como nubes o manchas en las superficies.
Aunque esto puede ser divertido y creativo, también puede llevar a conclusiones erróneas o a sobre interpretaciones de lo que realmente está presente.
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¿Qué formas se ven? ¿Dónde se ven?
“Milagro: aparece la imagen de la Virgen en un sartén”, “Se aparece la virgen en una tortilla”, son ejemplo de aseveraciones que buscan demostrar que se han encontrado formas reconocibles en diversos objetos, en este caso, asociados a una religión.
Las formas que la pareidolia permite percibir son muy variadas al igual que los elementos donde pueden verse, por ejemplo: manchas o marcas, vetas en la madera o las piedras, pliegues de tela o papel, así como texturas o siluetas de las montañas, sombras proyectadas, rejillas y faros de los vehículos, o incluso en las formas posteriores de los mismos, como las calaveras y las cajuelas, por mencionar sólo algunas de las numerosas estructuras que capturan la atención y permiten ejercitar la imaginación buscando formas.
¿Tiene beneficios la pareidolia?
La capacidad de buscar patrones y formas reconocibles ha sido de gran ayuda para la supervivencia humana, ya que ha permitido identificar rápidamente rostros familiares y objetos importantes del entorno facilitando la comunicación, el reconocimiento de peligros y la toma de decisiones.
Al ser capaz de identificar rostros y objetos relevantes, el ser humano ha podido distinguir entre amigos y enemigos, identificar alimentos o reconocer señales de peligro. Por lo tanto, esta habilidad ha sido esencial para la supervivencia y la adaptación de nuestra especie en entornos cambiantes y desafiantes.
Sin embargo, también es importante reconocer que esta capacidad de buscar patrones y formas reconocibles puede llevar a percepciones equívocas o interpretaciones exageradas. A veces, el cerebro puede identificar erróneamente un patrón donde no hay ninguno, lo que lleva a la generación de ilusiones ópticas o malinterpretaciones de estímulos ambiguos.
Reconocer que la capacidad humana de encontrar patrones también puede llevar a errores nos ayuda a ser más precisos en nuestras interpretaciones. La pareidolia no implica necesariamente que las percepciones sean reales o que los patrones observados existan objetivamente, no es un don o habilidad exclusiva; se trata simplemente de una tendencia cognitiva que puede llevar a interpretaciones subjetivas y a veces fantasiosas de los estímulos que nos rodean.
Por Gabriela Sánchez Figueroa
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