Los desiertos no son zonas muertas y secas: conoce su flora y fauna
Se piensa que los desiertos son áreas “muertas” en donde la diversidad biológica no ocurre tan fácilmente, sin embargo, en nuestro país, son las regiones con mayor porcentaje de endemismo. Es decir, que las especies (animales y vegetales) que se encuentran en los desiertos de nuestro país no existen en ninguna otra parte del mundo.
¿Cómo saber cuándo un desierto es un desierto?
Los desiertos son ambientes creados por un clima seco que se presenta cuando el agua disponible por precipitación (o lluvia) es menor en cantidad que las tasas de pérdida de agua por evaporación o transpiración. Aunque existen varias definiciones de lo que es un desierto, el elemento común en todas es la aridez, que se refiere a la falta de humedad.
Por lo anterior, los desiertos son ecosistemas que se extienden en las regiones áridas del planeta. Por su aridez, éstos pueden clasificarse en tres tipos principales: de alta presión, interior y de corrientes marinas o de neblina.
Desiertos de alta presión
Son los desiertos más grandes del mundo, como el Sahara, Arabia o Australia. Se localizan en la región ecuatorial, donde convergen los vientos de los hemisferios norte y sur. Estos desiertos suelen tener el cielo despejado, por lo que reciben una gran cantidad de radiación solar que genera desecación.
Desiertos interiores
Son los desiertos que se localizan en zonas continentales alejadas del océano. La distancia de fuentes de humedad favorece la aridez. El trayecto que recorren las masas de aire de los océanos hacia el interior de los continentes hace que éstas vayan perdiendo humedad y, al llegar al interior, el aire se encuentre seco. También sucede que la presencia de cadenas montañosas aumenta la distancia recorrida por la masa húmeda, generando un efecto de sombra orográfica, como sucede en el desierto de Chihuahua.
Desiertos de corrientes marinas o de neblina
El movimiento que lleva el agua profunda del océano de latitudes polares hacia la superficie, en latitudes menores, origina las corrientes marinas frías al occidente de las masas continentales, como la corriente de Humboldt o la corriente de California. El aire caliente de las zonas de latitudes menores entra en contacto con las corrientes frías, generando precipitación en forma de neblina, que provoca las condiciones para la formación de desiertos fríos, como el de Atacama o la Península de Baja California.
La vida en los desiertos
Si bien podría pensarse que la aridez de los desiertos los sitúa como ecosistemas de escasa diversidad biológica, estas regiones poseen una sorprendente diversidad de flora y fauna. Tan sólo en México, el desierto de Chihuahua es el desierto más grande y biodiverso de América del norte; registra más de veintitrés mil especies de plantas vasculares y es la región con mayor variedad de cactáceas en el continente americano.
Los desiertos de nuestro país son los ecosistemas con mayor porcentaje de especies endémicas. Las zonas áridas y semiáridas que ocupan cerca de la mitad del territorio de México albergan más de seis mil especies de plantas, entre ellas, más de 700 tipos de cactáceas, de las cuales 72 % son endémicas.
Si bien las condiciones extremas del desierto son adversas para muchos organismos, las adaptaciones que han desarrollado la fauna y la vegetación, así como las interacciones de cooperación entre estos organismos, explican su diversidad. Por ejemplo, hay plantas que habitan en los desiertos de México que sólo pueden vivir bajo otras plantas, que las protegen de la radiación solar extrema; a este fenómeno se le conoce como interacción ecológica.
Desiertos: los más extendidos en el mundo
Las zonas áridas constituyen los ecosistemas más extensos del planeta. Podría pensarse que la aridez, la aparente falta de vida y la ausencia de nubes y lluvias hace de estas regiones un sitio inhóspito, pero como siempre, la naturaleza nos depara sorpresas.
Como se ha revisado, las plantas del desierto han desarrollado extraordinarias adaptaciones, como el almacenamiento de hasta tres mil litros de agua en sus tallos para sobrevivir en la temporada más seca.
Por ello, se puede asegurar que los desiertos son regiones naturales llenas de vida; incluso estudios recientes aseguran que las zonas áridas del planeta ayudan a combatir el cambio climático, puesto que son capaces de absorber entre 15 y 18 % de la cantidad de dióxido de carbono de la superficie terrestre. Ahora, ¿cuál es la imagen de los desiertos que queda en tu mente?
Por Gabriela Sánchez Figueroa
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