Mónica Rojas: la literatura puede contribuir a un cambio
En esta entrevista realizada en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2023, la escritora Mónica Rojas, autora de libros como El niño que tocó las estrellas (2016), nos habla de la antología “Voces fragmentadas” publicada por Hachette Livre México en colaboración con la organización Save The Children, y de cómo la literatura puede contribuir a un cambio social.
Alonzo Caudillo (AC). ¿Cómo fue que se fraguó Voces fragmentadas y cómo es que coordinaste tantos autores y autoras para que conformaran el libro?
Mónica Rojas (MR). La verdad es que no fue difícil hacerlo porque fue una cuestión de suma de voluntades; de entender que todos podemos hacer algo por nuestros niños y nuestras niñas. Creo que evidentemente no es el fin último de la literatura, pero se puede hacer literatura con causa.
Desde el año 2018, soy embajadora de la organización Save the Children (STC) y, a través de las conversaciones con el equipo, con la gente que está ahí trabajando en el terreno, me di cuenta de que todos podemos hacer algo. Creo que ése es uno de los mensajes más poderosos en esta antología: que no importa a qué te dediques, no importa cuál es tu trinchera, siempre podemos hacer algo en beneficio de otros.
AC. ¿Y cómo fue que llegaste a ser embajadora de STC?
MR. Tuve la oportunidad de platicar con Maripina Menéndez en una reunión de la organización en Amman, en Jordania, y fue una cuestión de conexión, diría yo, espiritual, ¿no? Cuando ella me platicaba sobre los obstáculos, las dificultades, alcé la mano y dije: “Yo quiero contribuir de alguna manera”.
Ella me invitó a formar parte de los embajadores de la organización, entre los que se encuentran Benny Ibarra, Natalia Lafourcade, Guillermo Arriaga, y muchos más que tienen una visibilidad distinta. Entonces yo no me quería quedar atrás, yo quería hacer algo también. Imagínate lo que representó tener nombres como el de Alberto Chimal, Liliana Blum, Alma Mancilla o Julián Herbert en esos cuentos, en estas historias que, desde el fragmento, representan un espacio de la realidad que a veces no queremos ver.
AC. Parte de lo que se menciona en el prólogo es que las historias vienen a partir de algo que contó alguien y cómo se realiza la escritura de estos textos. Pero no sólo se encuentran cuentos, sino también teatro; entonces Voces fragmentadas es un libro que reúne diferentes personas, diferentes personajes, y también diferentes estilos literarios para tratar estos temas ¿Cómo fue la lectura de estos de estos textos para seleccionarlos una vez puestos aquí?
MR. Hubo mucha libertad tanto en el tema como en la manera de ejecutarlo. Me preguntaban sobre la extensión, pero aquí la situación era no ponerle límites al espacio creativo. Entonces hay cuentos muy cortos, cuentos muy extensos, porque lo que pasa cuando una vida se rompe es que no hay fragmentos que queden igual. Por eso se habla del fragmento desde el título y ése es el mensaje, digamos, más potente de esta antología.
Entonces imagínate tú lo maravillosos que son los cuentos que empiezan desde el género infantil con Christel [Guckza] hasta Sandra Becerril, que es la Stephen King de México, que aborda temas de horror. En todo este espectro y en toda esta gama, estamos hablando de una diversidad que es fundamental para hablar y abordar el fragmento. Y te puedo decir que no fue difícil, justamente porque hubo mucha libertad de espacio y mucha libertad creativa.
AC. Y obviamente esas temáticas, estos fragmentos de las vidas de los personajes infantiles que se van contando aquí, tocarán fibras muy sensibles dentro de los lectores. Por lo tanto, ¿cómo esperas que ellos reciban estos textos?
MR. Yo lo espero desde la libertad también. Porque creo que Voces fragmentadas va a tocar fibras muy sensibles tanto al momento de querer entender la realidad que no queremos ver, como con este niño interior con el que también tenemos herida.
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Me parece que Voces Fragmentadas es un libro que se va a convertir en un referente, así lo espero, también para entender que la literatura puede contribuir a un cambio. Y no únicamente estamos hablando de un cambio de perspectiva, sino que imagínate que Larousse se sume con una ayuda, con una causa. Entonces, que los lectores sepan que las ganancias van a estar dirigidas a STC y que, además, como me decía un autor, vamos a matar dos pájaros de un tiro, pues es maravilloso.
Es maravilloso porque la organización, que este año cumple 50, va a poder hacer mucho más desde el donativo consciente y me parece que eso es maravilloso.
AC. Sí, de hecho, hay una parte donde el protagonista de “Yo no sabía que era vulnerable” menciona esto de que “todo se puede aprender dependiendo de cómo se enseñe”, ¿no? Y la literatura justamente pone el acento en diferentes maneras de tratar las temáticas que, por supuesto, por una cuestión estadística, ¿no crees que será muy difícil a veces de entender por parte de los lectores, por la audiencia?
MR. Ahora que hablas de estadística, cae como anillo al dedo leer un fragmento del prólogo que dice:
Entre los países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, México ocupa el primer lugar de violencia física, abuso sexual y homicidios entre menores de 14 años. El 70% está sometido a algún proceso de violencia en la escuela, en la casa o derivado del crimen organizado. Las vidas de nuestros niños y niñas están siendo destruidas frente a nuestros ojos cerrados ante la normalización creciente y constante de una violencia que ha permeado en todos los niveles de la sociedad. Una bofetada en casa es violencia. La discriminación es violencia. Una caricia inapropiada es violencia. El abandono es violencia y la violencia siempre cala hasta los niveles más terribles y exorbitantes. Por eso es preciso detenerla a tiempo. Muchos niños no se pueden convertir en adultos que den testimonio de lo que sufrieron en sus primeros años.
Yo creo que aquí hay una parte fundamental para entender precisamente por qué no sumamos tantos en esta antología.
AC. Claro, y por ello, tú formas parte de este gran proyecto. Por lo que, en tu trayectoria como embajadora y como escritora, ¿cómo te sientes con este regalo llamado Voces fragmentadas?
MR. Me siento honrada, me siento feliz, muy conmovida con la respuesta tanto de los autores, de las ilustradoras; muy conmovida con Hachette, que hayan dicho: “Nosotros queremos sumarnos a este proyecto”. Significa que hay muchas voces y hay mucha gente que realmente quiere hacer algo.
Falta nada más que haya por ahí una semillita flotando en el viento para que llegue a la tierra correcta, para que llegue el agua que necesita. Y entonces, mira, pueden surgir cosas maravillosas. Yo no digo que este libro es mío, es mi proyecto. Fue un sueño, fue una idea. Pero este libro es de todos y de todas, y sobre todo de los lectores y lectoras que con su voluntad se van a sumar para cerrar este círculo virtuoso en donde vamos a ayudar a tanta gente.
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