¿Qué es una ola de calor y en qué nos puede afectar?
¿Ha habido días en los que has llegado a experimentar un calor tan sofocante que ni estando en la sombra calmas esa sensación y no dejas de sudar? Ese ambiente se explica por las olas de calor, un fenómeno que se ha vuelto más frecuente y extremo en nuestro planeta. No debería preocuparnos tanto lo “pegajoso” de nuestro cuerpo por el calor como lo que está afectando al planeta. Por eso es necesario definir qué es una ola de calor y cómo se produce.
¿Qué es una ola de calor?
Se le conoce como ola de calor al fenómeno climático extremo en el que se presentan temperaturas intensas que permanecen constantes por varios días y que afectan a una región determinada. El aumento en la temperatura se debe a que la capa atmosférica que está en contacto con la superficie terrestre (llamada troposfera) eleva su presión empujando el aire caliente hacia el suelo. Este fenómeno reduce las corrientes de viento y la nubosidad, lo que ocasiona que una gran masa de aire caliente y seco se instale bajo una especie de cúpula que le impide enfriarse. De este modo, el microsistema climático que se crea provoca que la radiación solar se transforme con mayor eficiencia en calor; es decir, literalmente se crea una burbuja de calor sobre nuestra cabeza.
¿Podemos considerarlo un fenómeno natural?
Sabemos que las olas de calor son periodos inusualmente calurosos, las altas presiones en la troposfera son algo natural en el sistema de intercambio de gases entre las capas atmosféricas y la superficie terrestre. Es decir, es muy probable que nuestros antepasados hayan padecido alguna ola de calor de manera aislada. Sin embargo, el cambio climático ha provocado el incremento en la temporalidad, duración y facilidad con que se presentan en la actualidad las olas de calor.
Constantemente escuchamos en las noticias que las estaciones meteorológicas extendidas en todo el mundo reportan nuevos récords de temperaturas altas y bajas. Esto comenzó a incrementar su velocidad a principios de la década de 1970 y desde entonces no ha disminuido.
Los patrones de aumento de temperatura mundial se hicieron aún más evidentes a principios de 2019, cuando día tras día se batían marcas de nuevas temperaturas; tan sólo en el primer mes se implantaron 17 récords de bajas temperaturas en todo el mundo y 269 de temperaturas de calor extremo (a lo que podemos sumar los efectos ambientales de la pandemia).
Isla de calor urbana y ola de calor
La comunidad científica mundial ha atribuido el incremento de estos eventos extremos al calentamiento global puesto que las concentraciones de gases de efecto invernadero han llevado a un aumento considerable de las temperaturas globales; si se toma en cuenta que cerca de 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero se generan en las ciudades (y muchas son producto de la industria ganadera), hay que agregar un factor que puede hacer más extremas las olas de calor: el efecto de la isla de calor urbana.
Se le conoce como isla de calor al efecto generado por las construcciones del entorno urbano, es decir, por los edificios y avenidas en donde el calor que se acumula en la superficie tiene mayor dificultad para esparcirse. Este fenómeno originado por la influencia humana provoca la muerte a miles de personas cada año, y, frecuentemente, se asocia a otros eventos como incendios forestales o fallas en la red eléctrica e hidráulica.
Consecuencias en los seres humanos
Las olas de calor ocasionan graves daños a la salud. Las personas afectadas por este fenómeno pueden sufrir deshidratación, golpes de calor o desarrollar enfermedades cardiovasculares debido al aumento en la temperatura. Las olas de calor también pueden agravar las enfermedades crónicas, siendo los adultos mayores, menores de edad y personas que trabajan al aire libre, el grupo de población con mayor riesgo de padecerlas.
Hay estudios que demuestran que las mujeres embarazadas que se exponen a temperaturas extremas, tienen mayor probabilidad de presentar partos prematuros o que sus hijos recién nacidos tengan bajo peso e incluso muerte súbita infantil. Aunado a ello, personas que ya tienen un padecimiento y se tratan con ciertos medicamentos, están más expuestos todavía, ya que algunos fármacos afectan la capacidad del cuerpo para regular la temperatura.
Debido a lo anterior, es necesario que ante una ola de calor las personas beban más líquidos, usen ropa fresca, eviten ejercitarse al aire libre, permanezcan en espacios ventilados y se refresquen constantemente con un paño húmedo.
A largo plazo, también es necesario tomar medidas para reducir nuestro impacto en el medioambiente y con ello, el calentamiento global. Por ejemplo, disminuir nuestra huella ecológica y preferir opciones amigables con el medioambiente, de modo que todos comencemos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Por: Gabriela Sánchez Figueroa
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