La domesticación de los perros, la supervivencia del más amigable
Un perro va a donde tú lo lleves, incluso a su propia muerte. De ese tamaño es la lealtad que tienen. Han sido miles de años de un proceso evolutivo, en donde a través de la selección artificial hemos obtenido a estos seres que pueden jugar con tus hijos, proteger tu casa, guiar a un invidente, aliviar la ansiedad de un enfermo psiquiátrico, arrear el ganado o encontrarte bajo los escombros de un derrumbe.
El mejor amigo de…
La mayoría de las personas sentimos un gran cariño por los perros, independientemente de si son únicamente de compañía o nos apoyan en algún trabajo o labor; los perros gozan de una gran aceptación entre la sociedad. Esta relación es muy antigua, al menos hace aproximadamente 10 000 años inició el proceso de domesticación del perro. Se sabe que los perros tienen como parientes más cercanos a los lobos, sin embargo, aún se desconocen muchos de los aspectos que llevaron a esta especie a lo que conocemos ahora.
El primer científico que reconoció el potencial evolutivo de la selección artificial fue Charles Darwin. El propio Darwin realizó múltiples experimentos de cría selectiva con palomas y otras especies de animales para poner a prueba el impacto evolutivo de la selección artificial. De hecho, Darwin dedicó buena parte de El origen de las especies, así como todo un libro entero (La variación de los animales y las plantas bajo domesticación) a explicar el funcionamiento de este mecanismo y su relación con la evolución.
Probablemente, el perro fue el primer animal al que hace algunas decenas de miles de años sometimos a un proceso de domesticación con la intención de que fuera un aliado en la caza y un protector de la manada (somos mamíferos, por lo tanto, nos agrupamos en manada) y posteriormente a que ayudara en las labores de pastoreo.
Los genes de la lealtad y la amistad
Se han realizado estudios en donde se compara el comportamiento de lobos, perros y zorros (especies altamente emparentadas); los resultados arrojan algo que para muchos es evidente, los perros agreden menos a los humanos, muestran una mejor comprensión de las señales humanas, son más dóciles y tienen una sorprendente capacidad de formar vínculos con humanos. Pero ¿qué regula el comportamiento animal?
Se sabe que el comportamiento de los mamíferos superiores (no estoy de acuerdo con ese término, pero aún se usa mucho), depende de varias hormonas, una de las más estudiadas en el caso de los perros es la oxitocina (OT). Se sabe que la OT juega un papel muy importante en el vínculo y el apego que se genera entre la madre y las crías en varias especies de mamíferos, así como en otro tipo de relaciones, como los vínculos de pareja en los humanos.
Recientemente, la vinculación mediada por OT se ha ampliado a las relaciones interespecies, incluidas las que existen entre perros y humanos. También se demostró que OT tiene un papel importante para permitir que los perros respondan a las señales sociales humanas. Otros estudios reportan la existencia de marcadas variaciones en los genes del receptor OT (OTR) entre perros de raza pura, de diferentes razas, poblaciones de perros en libertad, subespecies de lobos y chacales dorados, que han sugerido que el gen OTR podría haber sido un gen diana durante el proceso de domesticación.
Sin embargo, la explicación del proceso de domesticación no descansa en una sola molécula, por lo que otra investigación se enfocó en el gen WBSCR17. Este gen se expresa predominantemente en el cerebro y el corazón, se cree que está involucrado en el desarrollo del cerebro, a través de la O-glicosilación de proteínas neuronales. Otro gen candidato es el receptor de melanocortina 2 (MC2R).
En el estudio que se comenta, buscaron polimorfismos (variaciones) en los siguientes genes candidatos: WBSCR17, MC2R, OT y OTR, en perros de diferentes razas. Luego correlacionaron estos polimorfismos con los puntajes obtenidos en pruebas de comportamiento canino.
Es importante mencionar que los perros fueron divididos en dos grupos: el antiguo y el general, esta división se realizó en función a la distancia genética que presentan los genomas de estos dos grupos con respecto al genoma de los lobos. Se asume que el grupo antiguo es más cercano en su genoma a los lobos y el grupo general se encuentra más alejado.
Los descubrimientos de este experimento son interesantes. En algunas pruebas, no hubo diferencias importantes, pero en otras sí. Por ejemplo, los perros del grupo antiguo (los más cercanos a los lobos) tuvieron un puntaje más bajo en su tendencia a mirar rostros humanos para recibir instrucciones y en su nivel de apego, que los perros del grupo general.
Es posible que durante el proceso de domesticación se haya vuelto necesario que los perros miraran a los humanos para recibir instrucciones e iniciar la comunicación para construir una relación exitosa entre humanos y perros, por lo que se ha ido seleccionando a aquellos perros que tienen una mejor capacidad de mirar a los humanos.
Curiosamente, los genes WBSCR17, MC2R, OT y OTR del grupo antiguo eran más parecidos a los de los lobos que los mismos genes del grupo general, lo cual coincidía con su comportamiento esperado y observado durante el experimento.
Los resultados de este y otros trabajos indican que durante el proceso de domesticación de los perros se vieron beneficiados y seleccionados algunas variaciones genéticas que facilitaban la convivencia y comunicación entre los humanos y los perros.
Este proceso de domesticación aún continúa. Es muy interesante como la interacción del ser humano con otras especies actúa como una fuerza evolutiva que moldea y selecciona características genéticas de muchas especies.
Anomalías genéticas: el precio de ser el mejor amigo del hombre
Actualmente, existen alrededor de 400 razas de perros domésticos y estos han sido seleccionados por sus rasgos físicos (color de pelo, altura a la cruz, tamaño y forma de las orejas, etc.), comportamiento y cualidades para el trabajo (olfato, fuerza, resistencia a ambientes determinados, etc.).
Para obtener las características físicas y de comportamiento deseadas, se cruzan animales muy parecidos y altamente emparentados (incluso algunos criadores, llegan a cruzar padres e hijos) aumentando la posibilidad de fijar mutaciones desventajosas y permitiendo una mayor frecuencia de enfermedades de origen genético. Eso sí, muchas veces obtienen ejemplares bellísimos.
Como ejemplo de este proceso, tenemos al Pastor Alemán (PA). Los primeros rastros que tenemos de este perro se remontan al siglo VII, pero oficialmente se le reconoció como una raza en 1899. Las diversas cualidades de esta variante canina impulsaron su reproducción y selección de manera acelerada, obteniendo en cada generación individuos más puros.
Sin embargo, cruzar perros altamente emparentados para mantener las características que deseamos ha ocasionado que algunos individuos desarrollen diversas enfermedades en donde la causa son anomalías genéticas. En los PA, por ejemplo, la mucopolisacaridosis tipo VII (MPS VII), en donde el gen alterado es GUSB; la deficiencia de adhesión leucocitaria canina tipo III (CLAD3), en donde el gen alterado es FERMT3; el cistadenoma renal y la dermatofibrosis nodular, en donde el gen alterado es BHD; la displasia ectodérmica hipohidrótica (XHED) en donde el gen alterado es EDA; el enanismo pituitario en donde el gen alterado es LHX3; y, por último, la más famosa de las patologías de origen genético: la displasia de cadera (HD) en donde el gen alterado es FBN2.
Es importante aclarar que no todos los ejemplares de PA van a presentar estas patologías, pero es una realidad que esta raza tiene mayor probabilidad de padecerlas.
El gen FBN2 se encuentra en el cromosoma 11 de los perros, y desempeña un papel estructural vital en el tejido elástico de la matriz extracelular (matrisoma) presente en las articulaciones, especialmente en los tendones. En caninos con caderas normales, la FBN2 se ensambla para convertirse en un marco de fibras elásticas y dando lugar a los factores de crecimiento que estimulan el crecimiento celular. En los caninos con caderas displásicas, hay una deleción (tipo de mutación en donde se pierde una base nitrogenada), que causa alteraciones en el tejido conectivo que rodea la articulación, lo que lleva a una malformación de la cadera que impacta en la calidad de vida del perrito.
Es difícil juzgar el trabajo de selección artificial. Por una parte, hemos obtenido grandes beneficios de ello, pero por el otro, hemos generado sufrimiento en algunas especies. Creo que la biología molecular, la veterinaria, la bioética y otros campos disciplinares cuentan con los argumentos y pruebas suficientes para proponer leyes que regulen la crianza de animales de compañía.
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