Éstos son los importantes componentes que permiten a cualquiera disfrutar de su placer sexual
Miles de consejos sobre qué es mejor “en la cama” van y vienen en las redes, pero en cuestión de placer sólo tú sabes de ti. Puedes probar las sugerencias para ser la mejor amante o el que lleva a su pareja a la multiorgasmia, siempre preparándote para dejar la frustración atrás si no resulta lo que te aseguran. Quienes elaboran esos tips suelen dar por hecho, por ejemplo, que el coito, que es la introducción del pene en la vagina, es deseable y placentero para todo el mundo. Y no necesariamente es así.
El placer sexual comienza en la mente
Son tu mente y tu cuerpo los que determinan cuánta delicia te puede provocar un coito; de hecho, todo lo placentero en una relación sexual depende de ellos.
“[…] el día que ella despertó emocionada gritando: ‘Ya llegó el gran jardinero’. Abrió la cortina hasta que se iluminó un filón su cama y se desnudó para ofrecerse al primer rayo de calor de la mañana. Extendió sus piernas muy lentamente, luego fue separándolas con emoción y, sin tocarse, muy despacio, columpiando su respiración y su pubis al filo tena de la luz, hizo el amor con el Sol.”
Jassiba, personaje principal en la novela Los jardines secretos de Mogador, de Alberto Ruy Sánchez, fue capaz de sentir placer con el calor del Sol posado en su vulva. ¿Es eso posible? Absolutamente, pues el placer sexual parte de la disposición de la persona a pasar un momento agradable. Sin ganas, sucede poco o nada. Piensa en la emoción que te invade cuando tienes boletos para el concierto de tu banda favorita, cuando quedas de salir a beber una cerveza con personas que aprecias o, por supuesto, cuando vas a compartir tiempo con tu pareja y hay la expectativa de un encuentro sexual.
Dice el amante de aquella Jassiba de Ruy Sánchez:
“Yo la miraba en silencio, asustado, fascinado al mismo tiempo, lleno de escalofríos, celoso de los dedos afilados del Sol. […] Esa misma noche y los días siguientes traté de meterme en la piel del fantasma solar que la había hecho tan feliz. […] A ratos me pareció imposible meterme en la piel de alguien que no existía sino en sus deseos”.
El inicio de todo placer sexual: el deseo
La respuesta sexual de los seres humanos, es decir, el proceso biológico que prepara a los cuerpos para un encuentro sexual empieza en el deseo; sin él, el tan encumbrado coito no tiene sentido o puede incluso vivirse como un momento desagradable y, en caso de abuso sexual, como traumático. Es más, el deseo puede ser tan disfrutable si sólo se queda en ello o se resume en un buen rato de autoerotismo.
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Cada cuerpo tiene un jardín propio, un Ryad, como llaman en Mogador al jardín dentro de una casa; ese “lugar especial donde uno puede unirse a Dios”, escribe Ruy Sánchez. Si concibes tu cuerpo como un jardín, cada sensación agradable es la que hace que florezca. Así que desde ahora se te puede antojar ser un verdadero señor o señora de las plantas, ¿no?
El siguiente paso del placer sexual: la excitación
Como parte de la respuesta sexual, al deseo le sigue la excitación, que desata reacciones como el aumento de la temperatura corporal, del latido cardiaco y del volumen de los labios internos y externos de la vulva, la erección del pene y del clítoris, además de humedad dentro de la vagina y la punta del pene. El cuerpo humano se prepara, de manera autónoma, para una posible penetración.
La sensibilidad de cada rincón del cuerpo aumenta y si le agregas que estás con quien deseas y que el momento cumple tu expectativa, la experiencia se torna más y más placentera. Este momento puede durar el tiempo que tú desees. Las flores y las plantas de tu jardín, sus olores, su textura, los colores y el sabor del agua fresca que las riega, tú los manejas. ¡Ahora imagina la potencia cuando dos jardines comparten sus delicias!
El orgasmo masculino y el femenino: culmen del placer sexual
Si deciden continuar, porque uno puede parar cuando desee (o cuando tus papás te cachan), tienen la opción de llegar al orgasmo, que es el punto máximo de placer. Al respecto, lee estos comprobadísimos datos: pocas veces es el coito el que hace llegar al orgasmo. En el caso de la mujer, es el movimiento de la cadera el que estimula el área pélvica y los músculos alrededor de la vulva (incluidas las ocho mil terminaciones nerviosas del clítoris). ¿Por qué crees que la participación creativa de las manos se vuelve tan importante? En el caso del hombre, el orgasmo no está asociado a la eyaculación; un hombre conectado con sus sensaciones, dispuesto a dejarse llevar, puede llegar a esa fase sin penetrar y sin eyacular.
Así que cada que alguien te ofrezca la fórmula para ser un as en las artes amatorias, no olvides que tu cuerpo es tu mundo y nadie, absolutamente nadie, debe decirte cómo y hasta dónde sentir. Tú diseñas tu jardín, colocas y retiras plantas, flores, hierbas, colores, aromas y puedes disfrutarlo unas veces en soledad y otras invitar generosamente a alguien a que lo conozca. Si en cada viaje a tu jardín hay disposición, deseo, excitación y orgasmo, el final, lo que los sexólogos llaman la resolución de la respuesta sexual humana, será una sensación de calma y gozo por haber experimentado un gran momento.
Por Georgina Montalvo
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