COVID-19 e Influenza. Síntomas y cómo diferenciarlas 
COVID-19 e Influenza. Síntomas y cómo diferenciarlas 

COVID-19 e Influenza. Síntomas y cómo diferenciarlas 

Pareciera que fue hace mucho, han ocurrido tantas cosas desde el 27 de febrero del 2020, cuando la Secretaría de Salud detectó el primer caso en nuestro país de COVID-19, que nos hemos ido acostumbrando a esta nueva enfermedad. Lejos quedó la preocupación y alarma que se generaba ante la presencia de una nueva ola de contagios y sus consecuencias en pérdidas de vidas, casos graves e impactos sociales y financieros. 

Llegó para quedarse 

Esto no quiere decir que los casos hayan dejado de tener este comportamiento de baja-alta-baja cíclico al cual llamamos olas. De hecho, iniciamos en México el primer trimestre del 2024 con un incremento de casos de coronavirus y otras enfermedades respiratorias. Pero eso no significa, para nada, un regreso a la emergencia sanitaria de los años anteriores, eso sí, pueden afectar gravemente la salud de algunas personas que se encuentren vulnerables por edad, alguna comorbilidad o alguna afectación a su sistema inmunológico. 

Es importante tener en cuenta que estos brotes u olas son y serán normales durante muchos años, esto se debe a que la enfermedad ocasionada por este coronavirus se ha vuelto endémica, lo cual significa que estará constantemente presente, ya sea en niveles bajos o fluctuar en frecuencia de casos (olas), pero no va a desaparecer completamente. 

Al final, sucedió lo que muchos expertos en biología evolutiva habían pronosticado: la COVID-19 se convertiría en un elemento más de nuestra vida diaria. Pero ¿cómo sucedió esto? En sus inicios, la COVID-19 era una enfermedad emergente. Las enfermedades emergentes aparecen repentinamente en una población, a menudo por un patógeno nuevo o un cambio en un patógeno ya existente. 

Doctor analizando una muestra de sangre

Nuevas variantes, nuevas olas 

Una variante es una cepa del virus que ha acumulado mutaciones genéticas específicas que le confieren características distintivas en comparación con la forma original del virus. Estas mutaciones pueden afectar diversas        cualidades del virus, como su transmisibilidad, virulencia (gravedad de la enfermedad que causa) y la eficacia de las medidas de prevención, diagnóstico y tratamiento. 

Algo que es muy importante de tener en cuenta, es que, nuevas variantes del SARS-CoV-2 seguirán surgiendo. Existen varias razones, una de ellas es que los virus, incluido el SARS-CoV-2, mutan mucho. Durante la replicación viral, pueden ocurrir errores en la copia del material genético, lo que lleva a la aparición de nuevas variantes genéticas. 

Otra razón es la selección natural que estamos ejerciendo sobre el virus a través de las medidas de salud pública, como la vacunación, que obligan al virus a evolucionar y adaptarse. Las variantes que son capaces de evadir la inmunidad adquirida o resistir a los tratamientos tienen más probabilidades de persistir y propagarse en la población. 

Persona enferma por gripe

Por último, la movilidad global permite que las variantes del virus se propaguen rápidamente entre diferentes regiones geográficas. Esto aumenta las oportunidades para que el virus se mezcle y surjan nuevas variantes genéticas. 

En pocas palabras, la evolución continua del virus combinada con la presión selectiva y los factores ambientales garantiza que seguirán surgiendo nuevas variantes del SARS-CoV-2 y con ellas nuevas olas. 

Diferencias entre COVID e influenza 

Otra enfermedad que contribuye al aumento de casos de enfermedades respiratorias es la influenza. Es importante aclarar que tanto la influenza, como la COVID-19 son enfermedades respiratorias, pero que son causadas por dos virus diferentes. La COVID-19 es causado por el coronavirus SARS-CoV-2, mientras que la influenza es causada por un virus de la familia Orthomyxoviridae, por lo tanto, son dos enfermedades completamente distintas. 

A pesar de que son enfermedades distintas es difícil diferenciarlas una de otra, ya que los síntomas son similares. Ambas pueden presentar síntomas como fiebre, tos, dolor de garganta, fatiga, dolores musculares y congestión nasal. 

Sin embargo, la COVID-19 tiende a causar síntomas más graves como dificultad para respirar. En algunos casos, se mantiene la pérdida del gusto o del olfato, y otros síntomas menos comunes como coágulos sanguíneos y problemas cardiacos. 

En el caso de niños menores de 5 años, la influenza puede ser más grave que la COVID-19. Para adultos mayores y personas vulnerables, ambas pueden complicarse. 

@draanaceci

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La realidad es que, en la mayoría de los casos, es algo complicado distinguir una de otra, la manera 100 % segura de hacerlo es a través de una prueba. Las pruebas de anticuerpos combinadas permiten diagnosticar con seguridad el tipo de enfermedad que presenta el paciente e incluso, permiten saber si una persona tiene influenza y COVID-19 al mismo tiempo, aunque esto no es muy frecuente. 

Así que, sí tienes acceso a una prueba de anticuerpos combinada, lo recomendable es hacerla para saber qué agente patógeno es el que me está afectando. 

Por último, es importante tener en cuenta que, aunque hay similitudes, cada enfermedad tiene sus propias características y necesidades de manejo. Siempre es importante seguir las recomendaciones de un médico y personal sanitario calificado. 

Y ahora… ¿Qué sigue? 

A pesar de que la emergencia sanitaria ya ha sido superada, es una realidad que la COVID-19 cambió al mundo debido a su impacto global en la salud, la economía, la sociedad y la forma en que vivimos y trabajamos. Provocó cambios significativos en la forma en la que interactuamos, viajamos, trabajamos y nos relacionamos, así como en la forma en la que los gobiernos enfrentan las crisis de salud pública. Además, ha acelerado la adopción de tecnologías digitales y ha puesto en relieve la importancia de la cooperación internacional y comunitaria en la gestión de pandemias y otros desafíos globales. 

El virus y su interacción con otras enfermedades nos obligó a adaptarnos en muchos aspectos, desde los laborales hasta los emocionales. Lo que sigue es aprender a convivir con esta enfermedad y a prevenir sus complicaciones por medio de un estilo de vida más saludable. 

Las medidas sencillas siguen siendo las más efectivas, el lavado de manos frecuente, el uso de cubrebocas y el distanciamiento social cuando presentemos síntomas respiratorios y la vacunación siguen siendo las acciones más efectivas para controlar la propagación de ambas enfermedades. 

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