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Mujeres tejedoras: ¿cómo era la ropa en el México prehispánico? 

Actualmente, la industria textil es una de las actividades económicas más importantes del mundo. Las personas solemos tener nuestros closets repletos de ropa. ¿Sabes cuántas prendas tienes en él? 

Desafortunadamente, este fetiche ha generado cientos de toneladas de ropa que se desechan diariamente en las ciudades y esta industria produce una quinta parte de plástico en el mundo, sin contar el agua necesaria para su producción. Pero no siempre fue así. A continuación, veremos cómo era la ropa en el México prehispánico según los vestigios hallados y el relato de algunas crónicas y el papel que jugaban las mujeres artesanas. 

La ropa en el México prehispánico 

Las prendas antiguas estaban hechas de fibras naturales, principalmente de algodón. Por lo tanto, las vestimentas antiguas se degradaban con facilidad y por ello son pocos los ejemplares que se conservan hasta ahora, así que no es fácil saber el número de prendas que una persona en su vida podía tener. 

Afortunadamente, tenemos algunos ejemplares extraordinarios de textiles, los cuales han sido hallados en cuevas o cenotes gracias a que estos espacios mantienen condiciones ambientales constantes (recordemos que los cambios bruscos de temperatura y humedad son los que promueven la descomposición de la materia orgánica). 

Por ejemplo, la Cueva de la Candelaria, en la Comarca Lagunera, alberga uno de los hallazgos más importantes en cuanto a conservación y a diversidad de objetos textiles. Manufacturados en su gran mayoría en fibras de yuca, en la cueva se registraron: cordeles, telas, bandas, artefactos de red, morrales, bolsas de malla abierta, sandalias, algunas piezas de cuero y particularmente tocados o tlacoyales de cordeles típicos de estos grupos de cazadores recolectores. 

Textil localizado en la Cueva del Gallo, Morelos, México. Fuente: Mediateca INAH.
Textil localizado en la Cueva del Gallo, Morelos, México. Fuente: Mediateca INAH.
Imagen 3. Cráneo masculino con tocado de cordeles de fibra de Yuca, teñidos de color rojo y con atados de cuentas de cocha. Cueva de la Candelaria, Coahuila, México. Fotografía tomada de Mediateca INAH.
Imagen 3. Cráneo masculino con tocado de cordeles de fibra de Yuca, teñidos de color rojo y con atados de cuentas de cocha. Cueva de la Candelaria, Coahuila, México. Fotografía tomada de Mediateca INAH.

¿Cómo vestían los antiguos pobladores? 

Los cronistas españoles relatan que para la cuenca de México la vestimenta era muy sencilla. Los hombres usaban maxtlatl y tilmatli y las mujeres cueitl y huepilli. En el siglo XVIII, Clavijero lo relata de la siguiente manera: 

El maxtlatl eran unos pañetes con que se ceñían la cintura, dejando colgado un cabo delante y otro por detrás para reparo de la honestidad… El tilmatli o palio mexicano era un lienzo cuadrado…; anudaban dos puntas del lienzo sobre el pecho o sobre uno de los hombros. El cueitl era otro lienzo o faldellín con que se envolvían las mujeres desde la cintura hasta más debajo de la rodilla. El huepilli era una camisa sin mangas, propia de las mujeres. 

Si bien la población general vestía de manera sencilla, los nobles usaban ropa bordada de varios colores y figuras, a los que le agregaban plumas, pelo de conejo, pizas de oro y flecos vistosos. Aunque en todos los casos portaban adornos corporales que diferentes materiales y piedras. 

Vestimenta de los hombres mexicas. Dibujo tomado de Facebook Cultura Mexica
Vestimenta de los hombres mexicas. Dibujo tomado de Facebook Cultura Mexica.
Vestimenta de las mujeres mexicas. Dibujo tomado de Facebook Cultura Mexica
Vestimenta de las mujeres mexicas. Dibujo tomado de Facebook Cultura Mexica.

Las mujeres tejedoras y sus herramientas 

La tarea era destinada a las mujeres, quienes desde muy niñas aprendían la tarea de hilar y de tejer para vestir a su familia, así como manufacturar mantas que eran dadas en tributo. Las mujeres que se desempeñaban bien en este oficio adquirían gran prestigio. 

Bernardino de Sahagún, misionero franciscano y cronista del siglo XVI, describe que el oficio femenino consistía en tejer y pintar mantas, hilar y coser prendas y objetos para lo cual, entre otras herramientas, utilizaban el telar de cintura (esta técnica es utilizada hasta la fecha). 

Para hilar, las mujeres se apoyaban de pequeñas piezas cerámicas en forma de cono llamados malacates (que se distinguen por tener diversos símbolos grabados), las cuales los hacen piezas únicas y emblemáticas. Los malacates tienen la función de hacer peso a los husos, los cuales, apoyados sobre un cuenco, se hacían girar para hilar. 

Malacates con diseños geométricos. Museo del Valle de Tehuacán. Fotografía: Mediateca INAH
Malacates con diseños geométricos. Museo del Valle de Tehuacán. Fotografía: Mediateca INAH.

Las telas se teñían con el extracto de diversas flores y frutos, entre los colores más llamativos se han registrado el azul, púrpura y rojo. El índigo o añil provenía de una planta llamada xiuhquilitl; el purpura se obtiene del caracol pansa que se extrae de las costas de Oaxaca; y el rojo que se consigue con la aplicación de la grana cochinilla, pequeño insecto que se hospeda en los nopales. 

Familia maya indígena. Fonoteca Nacional. Fotografía: Mediateca INAH.
Familia maya indígena. Fonoteca Nacional. Fotografía: Mediateca INAH.

Las prendas de vestir no sólo eran elementos que cubrían el cuerpo. Los elementos que se tejían funcionaban como una especie de lienzo donde se plasmaban símbolos y afiliaciones para las personas que los portaban. Hasta la fecha, los pueblos indígenas utilizan los textiles para contar historias en sus bordados y son símbolo de identidad. 

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