Puños de mujeres feministas durante de la marcha del 8 de marzo Puños de mujeres feministas durante de la marcha del 8 de marzo

8M: Las 4 olas del feminismo, su tiempo y evolución 

El feminismo es un movimiento social, académico, político y cultural que inició a finales del siglo XVIII (aunque aún no se nombraba como tal), que propició la toma de conciencia por parte de las mujeres en reconocerse como un grupo humano vulnerable, sujeto a la opresión, dominación y explotación por parte del patriarcado. 

A lo largo del tiempo, el movimiento feminista ha experimentado diversas etapas u “olas”. Esta metáfora de “olas” deriva del artículo The Second Feminist Wave (La Segunda Ola Feminista), escrito por Martha Weinman en 1968 y publicado en el periódico The New York Times. 

Desde entonces, se acuñó y popularizó el término para referirse a los momentos clave de la historia del feminismo. En esta nota, te contamos cuáles sobre las 4 olas del feminismo, su temporalidad y qué las caracterizó. 

La primera ola: Wollstonecraft y las sufragistas 

Podemos ubicarla desde mediados del siglo XIX y las primeras décadas del XX. No obstante, hay autoras que ven los comienzos de ésta en el siglo XVIII, en la obra Vindicación de los derechos de la mujer, escrita por Mary Wollstonecraft en 1792, su antecedente primordial. 

Esta oleada se enfocó en desmantelar el papel subordinado y servil de las mujeres frente a los hombres, estableciendo objetivos políticos claros que incluían la obtención del derecho al voto. Este derecho representaba el medio para acceder a la educación equitativa y para lograr independencia física y financiera respecto a los tutores masculinos. 

Entre las representantes más visibles de esta primera ola se encuentran las suffragettes (sufragistas), un movimiento internacional de reivindicación y lucha por los derechos civiles de la mujer, entre ellas el ejercicio del voto. 

Sufragistas en San Francisco, 1915 
Sufragistas en San Francisco, 1915

La segunda ola: derechos reproductivos y sexuales 

Durante las décadas de 1950 a 1980, tuvo lugar la segunda ola del feminismo. En estos años de posguerra, el movimiento de derechos civiles y la desconfianza hacia el Estado, el movimiento feminista se centró en los derechos reproductivos y sexuales, el empoderamiento femenino, el anticolonialismo y el inicio de un enfoque interseccional. 

Entre las caras visibles de esta ola encontramos a Gloria Steinem, Angela Davis, Dolores Huerta y Kate Millet, quien acuñó uno de los emblemas del movimiento: “Lo personal es político”. 

Uno de los triunfos más relevantes obtenidos durante esta ola fue la Ley de Igualdad de Salario de 1963 en Estados Unidos, cuya resonancia permeó hacia una mayor apertura de la educación superior y, en consecuencia, la posibilidad de que las mujeres pudieran ocupar cualquier cargo. 

Gloria Steinman durante un discurso en NY, 2019 
Gloria Steinman durante un discurso en NY, 2019

La tercera ola: intersección y autocrítica 

La tercera ola del feminismo se dio durante la década de 1990, en plena modernización y globalización. A partir de este momento, se adoptó un enfoque más inclusivo, donde se reconocía las intersecciones entre género, raza, clases y orientación sexual. 

Las feministas de esta época buscaron desafiar estereotipos, abogar por la diversidad y promover la igualdad en todas las áreas. Se dio especial importancia a la voz de las mujeres afrodescendientes y a las cuestiones relacionadas con la identidad de género. 

Se considera que a partir de este momento se hizo una revisión crítica de los feminismos anteriores, principalmente para abordarlos de manera autocrítica. También se abordó la importancia de la maternidad y “lo femenino” y algunas pioneras feministas replantearon sus posturas para dar paso a nuevas formas de concebir “lo femenino”. En esta época, destacan los nombres de Barbara Sichtermann, Virgia Held, Alessandra Bochetti y la mexicana Carmen Trueba. 

Barbara Sichtermann, | Fuente: Wikipedia 
Barbara Sichtermann, | Fuente: Wikipedia

La cuarta ola del feminismo: lucha contra la violencia 

Algunas especialistas consideran que la tercera ola sigue estando vigente en este tiempo, mientras que otras consideran que a partir del año 2000 estamos en una nueva ola. Ésta asienta sus bases teóricas en la lucha contra las formas de violencia contra las mujeres, como la violencia sexual y la prostitución. 

Las demandas del movimiento han pasado de tener la consideración de problemas personales a constituirse como problemas públicos y sus temas centrales se constituyen alrededor del acoso sexual y la cultura de la violación, además del estándar de belleza física (bodyshaming). 

El feminismo en México: trayecto y desafíos 

En México, el feminismo ha desempeñado un papel crucial por los derechos de las mujeres. Hacia 1922 se publicó un folleto de anticoncepción en Yucatán, escrito por la activista Margart Sanger, quien fue la patrocinadora de la investigación que resultó en la patente de la primera píldora anticonceptiva. 

El tema se retomó en las décadas de los 60 y 70, cuando el feminismo tuvo su segunda ola, enfocada principalmente en la maternidad libre y voluntaria, la disminución de la violencia de género, sobre todo en el ámbito del hogar y la ampliación de los derechos laborales. 

Margaret Sanger | Fuente BBC 
Margaret Sanger | Fuente BBC

Margaret Sanger | Fuente BBC 

En 1975, México fue el país sede de la Conferencia del Año Internacional de la Mujer y para 1979 las distintas organizaciones del país se articularon en el Frente por la Liberación y los Derechos de la Mujer con una agenda que enfatizaba: la maternidad voluntaria; demanda por guarderías; campaña contra violencia sexual; y la campaña contra la discriminación laboral, incluyendo trabajo doméstico. Esta agenda predominó hasta los años 90 cuando, ante el dramático aumento del asesinato de mujeres, surgió en Ciudad Juárez el movimiento para la tipificación del feminicidio. 

Aunque se han logrado avances significativos, persisten desafíos en México y en el mundo. La lucha feminista continúa adaptándose a las realidades sociales y aspira a alcanzar una equidad genuina en todos los aspectos de la vida. A decir de la investigadora Mariana Gabarrot: “Hemos avanzado mucho, pero falta tanto, que lo que hemos avanzado parece poco”. 

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