Imagen que representa el lenguaje capacitista Imagen que representa el lenguaje capacitista

Palabras que deshumanizan ¿Cómo erradicar lenguaje capacitista de nuestra vida diaria? 

9 diciembre, 2024
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El lenguaje que usamos diariamente refleja y perpetúa las creencias, valores y prejuicios de la sociedad. Sin darnos cuenta, muchas veces recurrimos a expresiones que deshumanizan y desvalorizan a las personas con discapacidad, reforzando estereotipos dañinos. 

Este tipo de comunicación, conocida como lenguaje capacitista, no sólo minimiza la experiencia de estas personas, sino que también perpetúa un sistema de pensamiento que las considera inferiores o defectuosas. En este artículo, exploraremos cómo identificar estas expresiones, comprender su impacto y, sobre todo, cómo transformar nuestro lenguaje para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. 

¿Qué es el lenguaje capacitista? 

El lenguaje es una herramienta que nos ayuda a comunicar pensamientos e ideas, y refleja nuestras creencias, valores y prejuicios. En este contexto, el lenguaje capacitista o comunicación capacitista —a partir de aquí, lo llamaremos de esta manera, ya que es lo más adecuado—, se acota específicamente a palabras o frases que desvalorizan a las personas con discapacidad, al perpetuar estereotipos negativos o reducir su identidad únicamente a su condición. 

El modelo de pensamiento desde el que se creó esta manera de expresarse es el capacitismo, el cual asume que las personas sin discapacidad son superiores y que las personas con discapacidad necesitan ser arregladas o tratadas de manera condescendiente. 

El término capacitismo deriva del inglés ableism, que se creó en la revista estadounidense “Off Our Backs” en 1981, en un apartado que hablaba sobre mujeres con discapacidad. Desde entonces, este concepto se ha ido modificando hasta su definición actual. 

Así, la comunicación capacitista se enfoca en las limitaciones o diferencias de las personas con discapacidad en lugar de sus capacidades y potencial, y tiende a hacer que las discapacidades parezcan defectos o anomalías, en lugar de características que forman parte de la diversidad humana. 

Mujer en silla de ruedas

¿Utilizamos la comunicación capacitista sin darnos cuenta? 

La respuesta corta es sí. Esta comunicación tiende a manifestarse de formas sutiles y, lamentablemente, la utilizamos sin darnos cuenta. La mayoría de las personas, a menudo sin intención, usan expresiones capacitistas debido a que están profundamente arraigadas en nuestro lenguaje cotidiano y no comprendemos plenamente el impacto que pueden tener en las personas con discapacidad. 

Un ejemplo de esto es describir a alguien como sordo o ciego para referirse a una persona que no escucha o no presta atención. Estas comparaciones trivializan las experiencias reales de las personas con esas discapacidades. 

Pero ¿cómo podemos cambiar esta manera de comunicarnos? Hay diversas maneras en las que se puede lograr, sin embargo, lo primero que se debe hacer es identificar esta comunicación en nuestra cotidianidad, para lo cual enseguida revisaremos algunos ejemplos usuales:  

  • “Estás ciego/a”, “cegatón/a”: cuando alguien no se da cuenta de algo. Se banaliza la experiencia de las personas con ceguera. 
  • “Eres un/una retrasado/a”, “eso es de retrasados”: para describir algo que no se comprende o es complicado. Se deshumaniza a las personas con discapacidades cognitivas. 
  • “Sordo/a”: cuando alguien no escucha. Se banaliza la experiencia de las personas con ceguera. 
  • “Estás loco/a”, “autista”, “esquizofrénico/a”, “paranoico/a”: para referirse a comportamientos inusuales o inesperados. Se estigmatiza a las personas con condiciones de salud mental. 
  • “Cojo/a”, “tullido/a”, “lisiado/a”: para referirse a una persona con dificultad para moverse. Se refuerza un enfoque negativo hacia las limitaciones motrices. 

Tres hombres ciegos teniendo una conversación

¿Cómo podemos cambiar nuestro lenguaje? 

El cambio comienza con la concientización. Al identificar la comunicación capacitista en nuestra forma de expresarnos y comprender el impacto negativo de nuestras palabras, podemos empezar a hacer ajustes. Aquí algunos consejos para modificar nuestras palabras y adoptar un lenguaje más inclusivo: 

Centrarse en la persona, no en la discapacidad

En lugar de describir a alguien sólo por su discapacidad, es más respetuoso referirse a la persona por su personalidad. Por ejemplo, en lugar de decir “un ciego”, decir “una persona ciega”. 

Evitar usar términos de forma despectiva 

Palabras como retrasado, tonto o loco tienen connotaciones ofensivas. En su lugar, podríamos optar por describir el comportamiento sin recurrir a insultos. Por ejemplo, para describir que alguien no está prestando atención, decir que “está distraído/a”, en lugar de decir que “está ciego/a”. 

Ser conscientes de las metáforas que usamos

Muchas expresiones que parecen inofensivas pueden estar basadas en discapacidades, por lo que lo más adecuado sería que identificaras ciertas frases habituales que se enfocan en las limitaciones de las personas y reflexionaras sobre su origen, para tratar de evitarlas. 

Aprender y escuchar a las personas con discapacidad 

La mejor manera de comprender el impacto de la comunicación capacitista es escuchar a quienes lo experimentan. Cada persona tiene una experiencia única, y estar abierto a aprender de ellas es clave para hacer un cambio duradero. 

Mujeres hablando en lenguaje de señas

A veces es difícil apartar la mirada

Al margen de nuestra forma de comunicarnos, también es necesario prestar atención a cómo nos manejamos frente a la discapacidad. Es normal tener curiosidad o preguntas respecto una persona que experimenta una discapacidad y eso no nos hace malas personas, sin embargo, tampoco podemos quedarnos mirando o comentando en secreto los cuestionamientos en torno a su condición. 

Al respecto, lo principal es entender que estamos tratando con una persona con emociones, que probablemente haya tenido un proceso difícil. Con eso en mente, podemos intentar acercarnos con la intención de conocer a la persona y expresarle nuestras preguntas, pero con empatía y tacto. 

Sobre todo, imagina cómo te sentirías si cada vez que sales a la calle, la gente murmurara acerca de ti o te mirara fijamente sin dirigirse hacia ti. También ocupa un momento para salir a la calle y mirar alrededor, las aceras, los pasos y puentes peatonales, las escaleras, las avenidas, el transporte público o los mercados. ¿Puedes verlo? Este país es un reto para las personas con discapacidad. 

En México, de acuerdo con el censo de población del año 2022, hubo más de veinte millones de personas con alguna discapacidad, que fue casi el 5 % de la población del país ese año. Tomando esto en cuenta, cambiar nuestra manera de expresarnos contribuiría sustancialmente a construir una sociedad más justa. Al comunicarnos con respeto y empatía, reconocemos la dignidad y el valor de todas las personas. 

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