¿Las pirámides parecen cerros? Los basamentos piramidales de Teotihuacán y sus significados
De acuerdo con los diferentes estudios de datación, la población teotihuacana tuvo su época de esplendor entre los años 300 y 600, y su decadencia fue hacia el año 900. Este periodo es conocido como Clásico en el desarrollo de las culturas mesoamericanas y Teotihuacán es la ciudad representativa de esta etapa en el centro de México.
Pese a su magnitud, lo que sabemos de esta cultura es poco. Por ejemplo, no sabemos el nombre con el que ellos mismos se denominaban. ¿Y por qué le llamamos teotihuacanos? Este nombre fue empleado por los mexicas quienes identificaron la urbe abandonada 300 años más tarde aproximadamente, es decir, los teotihuacanos y los mexicas no se conocieron. Al ver la enorme ciudad, los mexicas la identificaron como “el lugar donde los hombres se convirtieron en dioses” o “el lugar de los dioses” que es el significado de Teotihuacán en náhuatl.
La ciudad de los dioses
De las ciudades antiguas, siempre hay mucho que preguntarse. ¿Cómo se construyeron los edificios y quiénes se hicieron cargo de las obras? ¿Qué materiales utilizaron para la construcción y la decoración? ¿Qué usos les dieron a estos espacios y quiénes los habitaron? ¿Quiénes construyeron las ciudades y cuántas personas se requirieron?
El uso de los edificios en Mesoamérica no sólo tenía una función habitacional. En las grandes urbes, vivían las élites indígenas quienes administraban las ciudades y quienes también eran los dirigentes religiosos. Así, cada espacio tenía una representación simbólica en la dinámica social.
La ciudad de Teotihuacán fue planeada minuciosamente. La zona que es mayormente conocida forma parte del centro ceremonial que está compuesto por las pirámides del Sol y de la Luna, el templo de Quetzalcóatl, el palacio del Quetzalpapalotl y el templo de los Jaguares, así como la calzada de los Muertos y la Ciudadela.
Además, se han identificado barrios que eran ocupados por los artesanos y especialistas, los cuales tenían mercados, conjuntos habitacionales, avenidas y templos. Estos barrios son conocidos con los nombres de Atetelco, Tetitla, Tepantitla y La Ventilla. La ciudad era politeísta y multicultural.
Mapas estelares y montañas sagradas en la ciudad de Teotihuacán
Muchos estudios han relacionado las estrellas y los cerros con la planeación urbana. Por un lado, algunas investigaciones han comprobado que la distribución arquitectónica de las ciudades mesoamericanas representa la distribución de los astros; y, por otro lado, también se conocen marcadores solares que permitían conocer fechas relevantes relacionadas con las estaciones del año.
La relación con el paisaje ha permitido comprender la cosmovisión de las culturas de aquella época. Todos los cerros tenían la cualidad de sagrados, la montaña ocupaba un papel en la mitología mesoamericana, por ello las personas hacían peregrinaciones, realizaban rituales y construían edificios que contenían todo este simbolismo.
En el caso de Teotihuacán, se han encontrado evidencias que señalan la relación del paisaje montañoso con las construcciones de la ciudad. El ejemplo más claro es la relación que existe de la pirámide de la Luna con el cerro Gordo. Este último tiene una altura de 3025 msnm y tiene una relación con las corrientes de agua que abastecían la ciudad. Los cerros eran conocidos como las montañas de agua y en términos metafóricos también simbolizaban las estructuras de poder.
Al interior de las pirámides
A diferencia de las pirámides de Egipto, que eran grandes tumbas construidas para que los faraones disfrutaran la vida después de la muerte, en Mesoamérica, como hemos señalado, las estructuras piramidales representan los cerros sagrados, los cuales, de manera simbólica están rellenos de agua y hacen alusión a la fertilidad.
Arquitectónicamente, las pirámides tienen un sistema constructivo y rellenos de rocas que ayuda a sostener las grandes edificaciones, las cuales pueden tener varias etapas de construcción sobrepuestas. Es importante señalar que entre cada ampliación de los edificios se colocaban entierros y ofrendas que daban paso a las nuevas etapas. Sin embargo, cada espacio encierra sus propios secretos. En la base de la pirámide de la Luna, se localizaron diferentes entierros que contenían grandes ofrendas de vasijas y piedras, figurillas y elementos rituales, así como de animales ofrecidos en sacrificio: águilas, halcones, búhos y pumas. Estos elementos se relacionan a un contexto religioso y bélico, y según los especialistas, las ofrendas se colocaron durante los cambios políticos favorables para las élites gobernantes.
Por su parte, el templo de Quetzalpapalotl, o “de las mariposas”, era un edificio destinado a los altos sacerdotes, pero para acceder a él se construyeron una serie de accesos y cámaras interiores.
Finalmente, las investigaciones más recientes encontraron que debajo de la pirámide de Quetzalcóatl hay un túnel por el cual se puede acceder a cámaras dónde posiblemente se colocaron las tumbas de personas importantes de la sociedad teotihuacana. Este túnel puede representar las cuevas que existen en las montañas, que también son las entradas al inframundo. Estos túneles estaban decorados con pirita y hematita, minerales metálicos con cualidades brillantes que representan los astros.
La ciudad de Teotihuacán fue tan grande que aún nos falta comprender el simbolismo que entraña cada una de las pirámides, pues desafortunadamente no tenemos códices, escritos o relatos directos de sus pobladores y, por ello, esta cultura ha generado grandes dudas desde su abandono hasta nuestros días.
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