Flores en la sangre. ¿Qué es Leucemia por HTLV-1?
Imagina que tuvieras flores en la sangre. Esto parecería muy lindo y romántico, pero en realidad no lo es. Para entender esta metáfora, primero debemos hablar un poco sobre la sangre y los linfocitos que se encuentran en pacientes infectados por el virus HTLV-1.
Esta historia se desarrolla en la sangre
Primeramente, la sangre se divide en dos partes. Por un lado, hay una parte líquida, llamada plasma, que está compuesta de agua, sales, proteínas, hormonas, nutrientes, desechos metabólicos y otras biomoléculas hidrosolubles. Por el otro lado, tenemos una parte sólida que corresponde a las células que se encuentran en nuestra sangre, estas células son los glóbulos rojos (eritrocitos) que transportan oxígeno; los glóbulos blancos (leucocitos), que son parte del sistema inmunológico y combaten infecciones; y las plaquetas, que ayudan a la coagulación sanguínea para detener alguna hemorragia.
Ahora hablemos de los glóbulos blancos, éstos son un conjunto de células que, como ya se mencionó, forman parte del sistema inmunológico de nuestro cuerpo y cuya función es protegernos de las enfermedades. Existen varios tipos de glóbulos blancos, cada uno con funciones muy específicas, los que nos interesan para entender el tema de este escrito, son los linfocitos.
Los linfocitos T. Células que se pueden convertir en una “flor”
Los linfocitos tienen un papel fundamental en el sistema inmunológico, ya que son células clave en la respuesta inmune adaptativa, lo que significa que pueden reconocer, recordar y responder a antígenos específicos presentes en patógenos como bacterias, virus, células infectadas o a células anormales (cáncer, por ejemplo). Los linfocitos se producen en la médula ósea y luego se desarrollan y maduran en otros órganos, como el timo en el caso de menores de 15 años y los ganglios linfáticos.
Existen dos tipos principales de linfocitos: los linfocitos B, que producen anticuerpos para atacar a los patógenos, y los linfocitos T, que ayudan a coordinar y regular la respuesta inmune.
Si ponemos una muestra de sangre al microscopio, los linfocitos se ven como unas esferas y al centro tienen un núcleo muy grande totalmente redondo; ésta es la forma normal de cualquier linfocito, sea B o T. Sin embargo, algunos problemas de salud pueden alterar esta imagen. Los linfocitos T con núcleo en flor, llamados “tipo flor” o flower cells, son linfocitos que tienen el núcleo lobulado en forma de una flor. Este tipo de células se pueden encontrar en la leucemia T del adulto HTLV-1 positivo y eso, a pesar de parecer muy romántico, no es una buena noticia.
¿Qué ocasiona la leucemia de células T del adulto?
El HTLV-1, que es un retrovirus. En términos generales, es un virus que utiliza ARN como material genético en vez de ADN. Después de infectar una célula, el retrovirus utiliza una enzima llamada transcriptasa inversa para convertir ese ARN en ADN. Luego, el retrovirus integra ese ADN en el ADN de la célula huésped, lo que le permite multiplicarse y desencadenar una infección. Se han identificado 6 retrovirus que afectan la salud humana, el más famoso de ellos es el VIH, pero el HTLV-1 es el causante de esta leucemia.
El virus HTLV-1 (virus linfotrópico humano de células T tipo 1) se aisló por primera vez en 1979, en muestras de linfomas, que son tumores malignos que afectan el tejido linfático. El HTLV-1 fue el primer retrovirus que se asoció a una neoplasia (cáncer), sin embargo, el descubrimiento del VIH en la década de los 80 opacaría por muchos años su estudio.
La transmisión del HTLV-1 se produce principalmente por 3 vías: madre-hijo (ya sea parto o al amamantar), parenteral (aquélla que se produce por medio del contacto directo con sangre infectada) o sexual.
La leucemia de células T adultas es una enfermedad rara y agresiva, por lo regular mortal, que se caracteriza por la proliferación (aumento) de células T anormales (en forma de flor). Los síntomas pueden variar, pero pueden incluir fatiga, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, erupciones en la piel y agrandamiento de los ganglios linfáticos y el bazo. Recuerda que ante cualquier cambio en nuestro cuerpo es importante acudir a un experto en salud, ya que es la única persona capacitada para emitir un diagnóstico.
El tratamiento para esta enfermedad consiste en uno o más procedimientos combinados como la quimioterapia, radioterapia, terapia biológica y trasplante de médula ósea. Sin embargo, el pronóstico suele ser desalentador, especialmente en casos muy avanzados de la enfermedad. En algunos pacientes, ha resultado eficaz el tratamiento combinado con interferón alfa y zidovudina (así es, este último es el mismo fármaco que se usó por años contra el VIH).
Al no contar con un tratamiento eficiente, nuestra mejor arma es la prevención a través del uso correcto del preservativo, exigir controles de calidad estrictos en las instituciones de salud, en especial en los bancos de sangre y acudir al médico ante cualquier cambio en nuestro estado de salud, porque, a pesar de que las células en flor se vean muy bonitas en un microscopio, lo mejor es no tener flores en la sangre.
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