El mortal virus Nipah: ¿de dónde proviene y cómo se transmite?
¿Qué misterios esconden los animales sobre las enfermedades que pueden transmitirnos? En un mundo donde la frontera entre la salud humana y animal se desdibuja cada vez más, los henipavirus se presentan como protagonistas enigmáticos en el teatro de las enfermedades zoonóticas.
Originarios de seres tan distantes y fascinantes como los murciélagos frugívoros (que se alimentan de frutas), estos virus nos plantean una pregunta inquietante: ¿cómo es posible que enfermedades de animales salvajes salten a los humanos, y qué podemos hacer para evitarlo?
Un viaje desde lo salvaje hasta nuestras ciudades
La idea de enfermedades zoonóticas no es nueva. Desde la influenza aviar hasta la rabia, el mundo natural ha mostrado su capacidad para traspasar las barreras entre especies. Pero ¿qué hace a los henipavirus particulares en este contexto?
Investigaciones actuales indican que alteraciones en nuestro entorno, como la deforestación y el aumento del contacto entre humanos y animales silvestres, podrían estar jugando un papel crucial. Aquí, en el cruce de la ecología y la salud humana, emerge una interrogante compleja y heterogénea ya que quizás estamos, sin saberlo, fomentando estas transmisiones de enfermedades.
Un reflejo de nuestro impacto en el planeta
El caso de los henipavirus no sólo habla de un problema de salud pública; también refleja nuestras acciones en el planeta. Cada incursión en el hábitat natural, cada árbol derribado en la selva podría estar acercándonos a estos patógenos ocultos, de manera que debemos lograr un balance entre nuestro desarrollo y la necesidad de conservar los ecosistemas que albergan estos virus.
La batalla contra los henipavirus y otras enfermedades zoonóticas va más allá de un desafío médico. Es un reto que nos invita a reconsiderar nuestra interacción con el ambiente. Probablemente la solución consista alcanzar una mayor conciencia ecológica o en las políticas de desarrollo sostenible, o en una mezcla de ambas.
Nipah, un virus de alta peligrosidad
El virus Nipah, un virus de ARN (ácido desoxirribonucleico) de la familia Paramyxoviridae, género Henipavirus, que causa infecciones respiratorias agudas en caballos, cerdos y humanos, se caracteriza por su rápida evolución y alta probabilidad de infectar nuevas especies. Estos factores lo convierten en un desafío mayor en el campo de las enfermedades infecciosas emergentes.
El primer brote conocido del virus Nipah ocurrió en Malasia y Singapur entre 1998 y 1999, afectando principalmente a criadores de cerdos. Este brote no sólo causó numerosas muertes humanas, sino que también tuvo un impacto económico significativo, con la necesidad de sacrificar más de un millón de cerdos.
El reciente brote en Kerala, India
Un brote del virus Nipah en Kerala ha reportado seis casos confirmados, incluyendo dos fatales. Las autoridades han identificado el punto de contacto del último caso, El hombre de 39 años fue identificado en el mismo hospital donde la primera víctima del virus, un varón de 47 años había recibido tratamiento antes de su fallecimiento el 30 de agosto de 2023. Este incidente refleja la rapidez y gravedad con la que el virus puede propagarse en entornos urbanos y densamente poblados.
India no es ajena a este desafío, pues ha enfrentado múltiples brotes desde 2001. Las medidas actuales incluyen pruebas masivas, restricciones en reuniones públicas, cierre de escuelas y oficinas, y paralización del transporte público. Estas acciones recuerdan la respuesta al brote de 2018 en Kerala, donde de 19 infectados, sólo dos sobrevivieron.
El enorme desafío de la gestión de brotes
La variabilidad en la tasa de mortalidad de los brotes de Nipah, que oscila entre el 33 % y el 75 %, subraya la gravedad de este virus. Además, la posibilidad de secuelas neurológicas en los supervivientes plantea desafíos adicionales en términos de salud pública y atención médica a largo plazo.
A pesar de que algunos casos pueden ser asintomáticos o leves, la mayoría de los pacientes infectados por Nipah conllevan síntomas graves, como encefalitis y problemas respiratorios, ambos con alta tasa de mortalidad. Los síntomas iniciales pueden confundirse con los de la gripe, lo que subraya la importancia de una vigilancia y diagnóstico temprano.
Un llamado al compromiso activo
Es necesario abrir un espacio para el diálogo, la reflexión y estimular la búsqueda de más información. Es conveniente preguntarnos ¿qué papel desempeñamos en la emergencia de enfermedades como los henipavirus? ¿Cómo podemos, individual y colectivamente, actuar para reducir estos riesgos?
A medida que profundicemos en el entendimiento sobre estas enfermedades, también debemos crecer en nuestra relación con la naturaleza. Solo así podremos esperar enfrentar adecuadamente los desafíos que nos presenta el mundo natural.
Por Juan Pablo Ramírez Silva
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