Nena Mounstro: Magali Ortega nos habla de su libro “Chismecito literario”
En esta entrevista exclusiva, nos sentamos a charlar con la sensacional Magali T. Ortega, mejor conocida como Nena Mounstro, la reina del chisme digital, que acaba de lanzar su primer libro, “Chismecito Literario Vol. I”. Estamos listos para desentrañar todos los secretos detrás de esta nueva aventura literaria, desde los entretelones de su proceso como bloggera, tiktoker y creadora de contenido, hasta las anécdotas más divertidas.
Alonzo Caudillo. Magali ¿cómo fue que decidiste crear contenido de literatura?
Magali T. Ortega. Desde siempre, desde que tenía un blog que se llamaba “Endemoniada Irreversibilidad”, que afortunadamente ya no existe porque podríamos leer muchas cosas que ya ni vienen al caso.
Yo hablaba de libros, tenía unas listas de lectura y hablaba de lo que iba leyendo. Al final del año hacía mis mejores lecturas. Antes los blogs eran muy personales, pero a la vez impersonales, porque no había tanta interacción, porque te dejaban el comentario y tú lo veías como dos días después.
Siempre me ha interesado hablar de libros, sobre todo compartir lo que yo leo. La verdad es que la literatura es un acto muy solitario, porque de todos tus amigos puedes ser el único que leas y de pronto no tienes conversaciones con ellos como: ay, es que no le puedo contar a nadie que me gusta este libro o no puedo intercambiar opiniones con ellos de que me gustó ese libro. Y creo que las redes sociales a todos los que hacemos hoy contenido de libros, nos pasó esto.
Encontramos una comunidad lectora enorme donde ya tenemos gente que te contesta, que te debate: ¡no, es que ese libro es horrible por esto! Y es una cosa fascinante. Yo hago contenido de libros desde el 2004, probablemente, en el blog. Después vino Twitter, Instagram y luego TikTok y bueno, la historia ya es la que conocen.
También estuve en Goodreads, que es una plataforma que sigo manteniendo, en Goodreads estoy desde el 2011. Parece que tengo mucho tiempo en las redes sociales, y es así. Casi casi desde que nacieron, pues yo estoy intentando de alguna u otra manera siempre hablar de libros, hablar de las cosas que me gustan.
AC Perfecto y habiendo tantas lecturas que tú estás haciendo y que has hecho a lo largo de los años. ¿Por qué elegir el “Chismecito literario”? que se volvió además un género que tú has estado cultivando durante mucho tiempo.
MTO. A mí siempre me interesó mucho, sobre todo cuando nació Internet, porque yo soy esa generación pre-internet, después de internet. Yo sí crecí sin internet, pero cuando llegué a internet para mí fue como ¡wow! Empiezan los blogs, empiezas a descubrir un montón de cosas.
También había algo muy interesante. Cuando yo leía un libro, por ejemplo, el de Rusia, yo decía: Ay este gulag que están poniendo ¿cómo es? Y me iba a Google y lo buscaba. Decía: ah, aquí está el plato, qué padre o qué feo se ve. Si nombraban alguna ciudad iba y la googleaba, la buscaba. Siempre me ha gustado ver más allá de la literatura y de la imaginación.
A veces soy muy específica de ir a buscar cierto personaje que aparece o el vestuario que estaban usando. Entonces siempre he sido muy curiosa y la curiosidad me llevaba de pronto a una página de internet donde estaba contando la vida del autor y decía: ¡ay que interesante! Pero nunca se me ocurrió compartirlo desde antes, hasta que llega el chisme de Haruki Murakami con una autora japonesa contemporánea que de alguna manera lo estaba retando. Le estaba diciendo: oye, tú estás escribiendo literatura sobre las mujeres, pero ¿qué nunca te has acostado con una? porque no las conoces.
Entonces Murakami dijo: ¿Excuse me? ¿Me estás hablando a mí? que soy un autor reconocido, multiventas. Y ella: Pues sí, pero te estoy contando que tus mujeres cuando las retratas son horribles, parecemos una lámpara, no tenemos sentimientos, etc.
Y yo dije: ¡gran información, qué momento de estar vivo para poder ver esto! ¿qué voy a hacer? Lo quiero compartir, pero literalmente Instagram me daba un minuto y pensé no, es que esto lo quiero contar, pero ¿cómo lo cuento? Entonces me fui a TikTok.
Y dije: no sé qué hacer porque todo lo que yo estaba haciendo en Instagram no lo quería replicar en TikTok, porque que flojera, quiero hacer otra cosa. De pronto lo que se me ocurre es grabarlo en TikTok, que me daba tres minutos.
Pero en algún momento pensé: bueno, lo puedo dejar aquí, porque qué tal que pasa algo en mi cuenta de Instagram y lo tengo como respaldo. Y ya que estaba ahí dije: le voy a dar publicar no pasa nada y pasó todo.
Al momento en que le doy publicar, al día siguiente ya tenía 1 millón y medio de reproducciones, una cuenta en la que tenía yo dos seguidores porque yo no hacía contenido, solamente seguía gente.
Entonces pensé ¿Ah, les interesa lo mismo que a mí? Perfecto, y de ahí nace Chismecito. Dije: me sé muchos, vamos a empezar por los que me sé, me voy a documentar, vamos a investigar un poquito más y es una locura, porque la gente es muy chismosa.
AC. ¿Cómo fue que le diste el nombre de Nena Mounstro?
MTO. Es una tontería. La vedad es que ya estaban ocupados algunos nombres que yo quería, porque cuando te metes a un blog tienes que poner un nombre, porque si no te lo pueden ganar, lo mismo que tu mail, o sea lo tienes que abrir luego, luego, si no te lo ganan y los míos ya estaban todos ocupados.
Siempre me han dicho nena y mounstro, fue rápido, fue así como ¡Ah bueno mounstro, listo ya está! No puse monstruo bien escrito, porque ya existía una canción registrada con ese nombre.
Dije: Ay no, yo voy a pagar dinero, no voy a hacer que me bajen mi cuenta y por eso lo escribí mal. Y luego la gente me dice: Es que está mal escrito. Ya sé, es a propósito porque no puedo tener la otra cuenta, pero es una tontería. No hay nada relevante atrás de todo.
AC. Y ahora, ¿cómo te sientes? El hecho de que el chisme literario se volvió una forma de difundir y no nada más es contar la vida de los autores o de las autoras, sino además que la gente se acerca a las obras a través de ese género que estás haciendo ahora.
MTO. Estuvo brutal, cómo la gente después de escuchar el chismecito literario de Nabokov y cómo su esposa le ayuda un montón; y cómo ella llevó las novelas a Nueva York. Entonces la gente dice: ¿Cómo? A ver la voy a volver a leer y les das una nueva perspectiva a la gente que temía un poco de “Lolita”, por ejemplo. O a la gente que decía: ¡Ay, no es que es un viejo cochino!
Pero Vladimir Nabokov no era ningún viejo cochino, igual en la imaginación, pero en la realidad nunca pasó. Entonces cuando les cuentas esas cosas, la gente va y lo busca y lo lee.
Mi comunidad en TikTok hace algo muy chistoso, les voy a poner un ejemplo:
Estaba hablando de Mario Vargas Llosa y de su primera esposa, Julia. Julia escribió un libro que se llamaba “Lo que no dijo Varguitas”, pero por supuesto las editoriales lo quitaron, nunca lo volvieron a publicar. Por supuesto Don Mario es el que más pesa y dice me lo cortas y nunca más se volvió a publicar, ni a editar ese libro. Pero la gente lo encuentra en Internet, por supuesto, porque siempre hay alguien que lo subió y le puso una copia. Entonces hicieron un grupo de WhatsApp sin mí, o sea yo no existo en ese grupo, pero sé que existe un grupo donde se rolan los libros que ya no se pueden conseguir: “Oigan, ese de Varguitas, pásamelo”. Y entre ellos ya hicieron una comunidad, aparte de mí, yo no estoy, ni me entero.
Y el que les haya dado a ellos la oportunidad de descubrir un montón de obras, un montón de libros, un montón de autores que no sabían y que a partir del chismecito se interesaron, o sea es una cosa brutal, porque la gente empezó a leer mucho más.
AC. Por ejemplo, de tu volumen uno. ¿Cuáles son los chismes que más te gustan? Tu top tres, que dijiste este cómo me encanta lo tengo que poner aquí en el libro.
MTO. Ay, son todos. Les voy a contar como empezó. Yo le mandé a mi editora unos primeros cincuenta nombres, le cambié todos, o sea, al final creo que respeté solamente tres. El de Elena Garro me gusta mucho, es que son casi puras mujeres. Está, por ejemplo, el de Simone de Beauvoir, que es muy controversial, pero yo quería reforzar la versión feminista de Simone. Que fue una mujer que tuvo amantes, que le pintó el cuerno al marido porque el marido también se lo pintaba a ella, pero entonces ese feminismo era el que yo decía: ahí está lo parejo. Si él tiene amantes, ella también puede tener amantes.
Ella se casa con alguien mucho menor que él. Me gustaba mucho la historia de Simone contada desde esta perspectiva amorosa. Tuvo un amante con el que duro nueve años, que sale en “Los mandarines”; sale en esa obra y fue un gran amor. Simone estuvo en México, vinieron aquí y luego le escribía cartas a Sartre, así como diciéndole: Ay estoy en México me la estoy pasando super chido.
Y esta onda del amor libre que tenía Simone, me parecía muy interesante ponerlo, porque creo que el amor ataba y para ellos era darle toda la libertad, pero siempre se quedaron juntos, a pesar de que Sartre nunca la dejó en su testamento, por ejemplo, que era algo muy importante de decir. A pesar de todo no la dejó en el testamento, dejó a una amante, y me parecía muy interesante contar eso.
Y lo de las mujeres de los Grimm, siempre crecemos con la idea de los cuentos infantiles, Caperucita, el Lobo, Los tres cochinitos, lo que sea. Siempre creemos que estaban Hans Christian Andersen, Charles Perrault o los Grimm, que son como los papás de los cuentos. Pero había una mujer anterior, Madame d’Aulnoy. Ella fue la que puso el nombre de cuentos de hadas, ella es la que inventa las hadas dentro de un cuento para niños ¿Por qué nadie la conoce? ¿Por qué no le estamos dando el crédito? ¿Por qué no están los libros de Madame d’Aulnoy aquí? Cómo están Blancanieves o cómo está Hansel y Gretel ¿Por qué no está ella?
Los hermanos Grimm, cuando fue la invasión de Napoleón, estaban muy preocupados porque se fuera a extinguir su lengua y sus tradiciones y empiezan a recopilar las historias ¿Quién se las contaba? Las mujeres, ellos lo único que hicieron fue recopilar y traducir.
Los cuentos de los hermanos Grimm, eran una locura porque eran súper oscuros, eran súper tétricos. Todo el mundo dice: ¡Ay, Hansel y Gretel! No, los papás fueron a abandonar a Hansel y Gretel al bosque. Había unos que hasta ellos decían: Ay no, esto no lo puedo contar porque está muy fuerte. Papás que se iban a comer a sus hijos, estamos hablando de la gran hambruna donde sucedía.
Eran las tradiciones orales que tenían los europeos y lo que hicieron los Grimm fue recopilarlas, pero gracias a las mujeres. Porque las mujeres eran las de los cuidados, las que estaban en la casa mientras ellos se iban a trabajar. Y cuando una mujer cuida, materna ¿qué haces? Hablas con tu hijo, hablas con tu vecina, hablas con tu cuñada y hablas con tus amigas ¿Y qué hacen? Pues contarse, así como nosotros contamos la historia de “La llorona” o cuentas el chisme de la vecina. Pues ellas decían te voy a contar un cuento y se lo contaban a sus hijos.
Fueron ellas, en realidad. Los Grimm solamente fueron recopiladores —a ver si no me matan por lo que estoy diciendo—. Claro, ellos al final hicieron un gran texto, porque las mujeres los contaban y ellos lo escribían, pero fue gracias a ellas, a un motón de mujeres que contamos aquí quienes son.
La esposa de uno de los Grimm fue la que más aportaciones hizo para la literatura de cuentos infantiles. Ella era la que traía las historias como la “Mamá Oca”. Y pues ahí están, nómbrenlas. Y los Grimm, para variar ponen en sus créditos: “gracias a las múltiples fuentes” ¡No! ponles su nombre, dales su crédito.
También esa era la idea, no quería hacer un libro feminista como tal, que luego me han dicho: es que eres muy feminista. Y yo digo, no se puede ser muy feminista, ni poco feminista, o eres o no eres.
Pero es nada más nombrar a las mujeres que estuvieron detrás de las historias.
Viene el volumen dos, que es de puras mujeres. Aquí si quisimos meter a los hombres que tienen historias interesantísimas y súper importantes. El volumen dos ya será de mujeres, pero aquí también pusimos a todas las que están nombradas. Están con su historia lista para que las conozcan, para que digan: los Grimm no inventaron los cuentos de hadas, los inventó Madame d’Aulnoy.
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