¿Qué impacto tienen los bebederos en los colibríes y en el medioambiente?
Troquilino tejedor,
troquilino tú que te tejes en tu vuelo encantador
mil historias, mil poesías, volando atrás y adelante,
ven y baila en mi tarima con tu volar elegante.
Fandanguito volador
Los colibríes (trochilinae, para los científicos) son llamados troquilinos de cariño. Su majestuosidad no reside en su tamaño, sino en la admiración que alcanzan a provocar hasta en la persona más ajena a la observación de la naturaleza. Descubrir que, de entre las más de 300 especies, hay algunas migratorias es aumentar la sorpresa. Si eres habitante de América, debes apreciar la fortuna de compartir cielo y tierra con ellos, pues no viven en ningún otro continente.
Los colibríes, aves migratorias
Ahora imagina que un ave de entre 7 y 9 centímetros, con un peso de entre 2 y 6 gramos vuela más de 1400 kilómetros desde Centro América hasta el este de Estados Unidos y algunos incluso llegan hasta Canadá. Increíble, ¿no? Justo eso hace el colibrí garganta roja, una de las 57 especies de estas aves que se encuentran en México, aunque algunos observadores calculan que podrían llegar a 65 las que en realidad existen en nuestro territorio.
Este colibrí puede volar 800 kilómetros sin parar para cruzar el Golfo de México y hacer su ruta de ida o vuelta. En otoño, sale del norte del continente para bajar a zonas más cálidas en Costa Rica y Panamá; y en primavera emprende el retorno. Esa ruta la pueden hacer entre 3 y 5 veces a lo largo de su vida.
Si te gustan los troquilinos y vives en ciudad, hay una forma de tenerlos cerca: poner bebederos. Aunque hay personas que no están de acuerdo en su colocación porque altera su capacidad polinizadora, expertas de la organización Pétalos y Miel explican que sí lo puedes hacer, pero asumiendo la responsabilidad que implica e involucrándote en el conocimiento de la especie y sus hábitos.
¿Cómo elegir un bebedero?
En una clase virtual, muestran varios modelos de bebederos para que elijas el mejor para la especie, ya que debes cuidar que la parte de donde toman el agua preparada con azúcar sea adecuada para su modo de libar y no lastime su larga lengua. También es básico que sean fácilmente lavables porque, de acumularse residuos, se corre el riesgo de que adquieran alguna infección por las bacterias, virus, hongos o parásitos que se pueden generar si no se limpian de manera perfecta.
Se han estudiado 14 enfermedades que pueden adquirir por lo bebederos mal lavados y se sabe que 20 % de los colibríes mueren por infecciones causadas por los microorganismos. Incluso debes cuidar el material del que estén hechos, pues si tienen alguna parte de metal se pueden oxidar y dañar la salud de los colibríes. Respecto a cómo les ofrecen el néctar, los especialistas recomiendan bebederos que permitan al troquilino revolotear mientras bebe.
En zonas abiertas y amplias, lejos de las ciudades, lo mejor es no colocarlos, sino sembrar las plantas de las que pueden beber néctar directamente. En regiones así, los colibríes también comen moscas, mosquitos, arañas y otros invertebrados para obtener proteínas.
Cuando los coloques en ciudad, procura hacerlo rodeados de macetas con plantas con flores de las que pueden libar, como la lavanda, el aretillo, el camaroncito y el muicle. Esto evitará que pierdan el interés de seguir polinizando las plantas, pues un tzin tzin (otra forma de llamar al colibrí) que usa bebedero, significa que dejó de visitar entre 2500 y 3000 flores.
La temporada del año también es importante. Retira los bebederos en primavera y verano y vuelve a colgarlos en otoño e invierno, estaciones en las que las plantas tienen menos o nada de flores. Procura ubicarlos siempre en un lugar de sombra, porque el Sol promueve la formación de microorganismos.
Por otra parte, la cantidad de néctar debe ser precisa: si provees demasiado alimento en otoño-invierno, es probable que detengan su ruta migratoria. Si te resistes a retirar los bebederos en primavera-verano, al menos reduce la cantidad de néctar que les ofreces. Recuerda: que los colibríes polinicen flores es lo que más importa para el equilibrio natural. Además, el néctar de las flores les proporciona una nutrición balanceada para el esfuerzo que representa el viaje de miles de kilómetros.
A quienes habitan en climas cálidos, las especialistas recomiendan cambiar el néctar de los bebederos cada 12 o 24 horas; mientras que, quienes están en climas fríos, cada 2 o 3 días.
La aportación que hacen los colibríes al equilibrio ecológico es inmensa porque recorren grandes territorios, desde regiones a nivel del mar hasta las más altas montañas, como en los Andes ecuatorianos, donde se encuentran a 4500 metros sobre el nivel del mar.
Voy volando por el mundo buscando algo qué comer,
y allí en las flores encuentro dulce néctar que beber,
voy compartiéndole polen a cada flor visitada
y así voy polinizando toda esta selva floreada.
Por Georgina Montalvo
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