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Conoce la historia de las parteras y sus técnicas, que aún prevalecen en México

14 noviembre, 2022
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Las parteras tradicionales se formaron en el modelo de maestro-aprendiz en un sistema de medicina tradicional para dar apoyo durante embarazo, parto y puerperio (periodo que abarca desde el final del parto hasta la primera menstruación). 

Imaginar un papel más importante que el de alguien con la habilidad y sabiduría necesarias para recibir y procurar la vida resulta complicado, por eso es que la figura de la partera era y es tan importante desde la época precolombina hasta la fecha. 

@parteradianaku

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♬ Canción Sin Miedo – Versión El Palomar – Vivir Quintana

Breve historia de la partería en México 

Luz Pérez Loredo asegura que la partera es un personaje indispensable en la historia de la medicina mexicana desde la época prehispánica. Esta mujer acompañaba a la embarazada desde que conocía su condición hasta el parto, basando su entendimiento sólo en su propia experiencia y en las enseñanzas de sus predecesoras.   

Época prehispánica 

Según el historiador médico Nicolás León, la partera se encargaba de dar consejos, organizar a la familia y preparar tanto el espacio como la rutina para los cuidados del nuevo integrante por nacer. Prohibía todo aquello que pudiera hacer daño a la criatura, advertía de los cuidados en los primeros meses de embarazo y daba consejos de buena alimentación, reposo y moderaciones en los trabajos de la madre.  

Durante el parto, lavaba a la embarazada, arreglaba un lugar para parir y le procuraba a la mamá la raíz molida del chihuapatli, que servía como dilatador “para empujar el feto hacia fuera” y como analgésico natural. 

Al alumbramiento, la comadre lavaba al bebé, sacaba la placenta, la echaba al fogón a cremar y cortaba el cordón umbilical con las uñas, con un fragmento de obsidiana o con un pedazo de otate; si era niña, el cordón se enterraba en las cenizas de la placenta en la casa, para que fuera una mujer dedicada al buen cuidado del hogar y, en caso de ser varón, se le daba a un guerrero para que lo enterrara en algún campo de batalla significando con esto que era ofrecido y prometido al Sol y a la tierra.  

El trabajo de la partera no terminaba con el nacimiento del infante, sino que se prolongaba hasta la lactancia materna y el tratamiento del puerperio. También se encargaba de los abortos de ser necesarios.   

Época colonial 

Durante la Colonia, la atención del parto siguió basada en la experiencia personal de la comadrona, pues los médicos no consideraban importante encargarse de la partería, por lo cual quedó en manos de las parteras indígenas bajo el protomedicato, que era un tribunal que establecieron los reyes de España para vigilar a médicos y parteras, con el fin de evitar abortos, aberraciones y epidemias.   

Época independiente 

En el México independiente se empezó a dar importancia a la figura de la partería y, con la reforma de Valentín Gómez Farías de 1833, se creó la Dirección de Enseñanza Superior de Ciencias Médicas que incluyó la partería en los estudios médicos y quirúrgicos, avalada por el recién creado Consejo General de Salubridad. 

Comenzaron a darse diversos cursos en la Ciudad de México, Puebla, Jalisco, Nuevo León y Michoacán, entre otros estados, con el fin de lograr que las parteras tuvieran capacitación y presentaran un examen para poder ejercer. Fue Carlota Romero una de las primeras egresadas de la Escuela Nacional de Medicina en Guadalajara en 1841, con el curso acreditado.  

En 1873, la estadounidense Elena Knapp —residente en Cadereyta Jiménez, Nuevo León— expuso por escrito al Consejo Superior de Salubridad del Estado que deseaba tener un título por su conocimiento del tema:  

[…] habiendo estudiado y practicado durante más de dos años, bajo la dirección de mi padre, el doctor en D. Moisés L. Knapp, el arte de los partos y adquirido el conocimiento teórico y práctico de las mujeres embarazadas y recién paridas y el de las afecciones de los niños recién nacidos, y deseosa de adquirir el diploma de partera, no he venido a esta capital sino con el objeto de sujetarme a las formalidades y exámenes necesarios para la consecución de dicho diploma.  

Se le permitió hacer el examen a título de suficiencia y el 3 de julio de ese año fue aprobada por unanimidad, convirtiéndose en la primera partera titulada del país, seguida de muchas otras.  

El cambio de siglo 

En la segunda mitad del siglo XIX, se comenzó a impartir la carrera de Partería para evitar que “la obstetricia estuviera absolutamente en manos de las comadres”, pues recordemos que las ideas científicas llegaban al país y se prefería la academia sobre la experiencia.  

Este sistema se mantuvo hasta que la Escuela de Enfermería se separó de la de Medicina y se estableció el esquema de la formación de parteras profesionales, pero fue hasta 1950 que se desarrolló como profesión reconocida en México.  

Esta carrera se creó con la intención de eliminar a las parteras tradicionales, pero los avances científicos y tecnológicos de la obstetricia no se vieron reflejados en los planes de estudio, que conservaron casi la misma estructura desde 1912 hasta 1968. La construcción de grandes hospitales fue la oportunidad de iniciar una carrera como enfermera, dejando en segundo plano la profesión de partera, aunque se actualizaron los planes de estudio y se sigue impartiendo hasta el día de hoy.   

Las parteras en la actualidad 

Actualmente, en México, existen más de 20 mil parteras tradicionales, 100 parteras profesionales egresadas y 16 mil 684 licenciadas en Enfermería y Obstetricia 

En la Ciudad de México, por ejemplo, se concentran diversos programas de formación en modalidades de partería: autónoma, técnica y licenciatura en Enfermería y Obstetricia, mientras que la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI), a través de la Unidad de Medicina Tradicional, elaboró un directorio de médicos y médicas tradicionales que, al 2019, tenía registro de 17 personas especialistas en el ámbito de la partería.  

@luciaecheri

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♬ Melting – Kali Uchis

El papel de las parteras sigue siendo tan importante que, durante la emergencia sanitaria de 2020, fue gracias a ellas que muchas mujeres y sus hijos pudieron sobrevivir en comunidades sin acceso a servicios de salud.  

A pesar de los avances en materia de Ginecología y Obstetricia, las comadronas tradicionales siguen siendo el primer —y, a veces, el único— medio de atención en comunidades rurales e indígenas, donde no hay acceso a la salud pública, proporcionando no sólo apoyo durante embarazo, parto y puerperio, sino también cuidados relacionados con la salud reproductiva, ginecología y planificación familiar, educando y acompañando a mujeres en situaciones de riesgo.  

En muchas ocasiones, las parteras son las que enseñan, difunden y velan por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, así que demos un reconocimiento y todo nuestro respeto a quienes le abren las puertas a la vida nueva.  

Por Andrea Morán 

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