Los híbridos animal-humano del doctor Moreau podrían existir y sería legal
Desde la publicación de La isla del doctor Moreau, de H. G. Wells, en 1896, la pregunta sobre si es posible crear un híbrido o un animal humanizado sigue causando escozor. En un inicio, se pensó como simple ciencia ficción. Pero, conforme la ciencia reproductiva ha avanzado, la parte ficticia deja de serlo poco a poco.
Quizá sean quimeras solamente, como la Esfinge, el mitológico ser que retó a Edipo con su acertijo y perdió a la entrada de Tebas. Quizá no. Veamos qué se necesitaría para crear un híbrido como los del doctor Moreau en su isla.
¿Qué son los híbridos del doctor Moreau?
Para empezar, los híbridos del doctor Moreau son una combinación de animales con humanos. El desarrollo de los híbridos, como lo relata H. G. Wells, da origen a animales cuyo comportamiento y apariencia se asemejan más a la humana que a la de su propia especie.
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La tecnología actual permite implantar un espermatozoide vivo en un óvulo (sean humanos o animales); a este procedimiento se le conoce como fertilización in vitro. No obstante, existen medidas legales que prohíben realizar cualquier tipo de fertilización interespecie, ya sea porque se considera una abominación que pone en riesgo la vida humana, sea porque su inviabilidad los vuelve imposibles de realizar.
Sin embargo, hay otras formas de combinar un cuerpo animal con uno humano y ésas sí son legales. Incluso se financia su investigación y desarrollo.
Los trasplantes de animales a humanos: xenotrasplantes
Un xenotrasplante, o trasplante de un órgano de un animal a un cuerpo humano, no es una práctica tan reciente: se tiene registros desde el siglo XVIII, cuando se intentó reparar un traumatismo craneal a un paciente humano con un hueso de perro. Pero los últimos avances han llegado a la conclusión de que los trasplantes con una tasa de éxito más alta son entre el cerdo y el humano.
De acuerdo con la literatura científica (la otra acepción de literatura es “conjunto de materiales sobre una disciplina o arte determinado”), se utilizó durante algún tiempo a los primates superiores (grandes) para los trasplantes: gorilas, chimpancés y orangutanes; sin embargo, el uso de estos animales representó problemas éticos obvios.
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No así con los cerdos, ya que éstos son animales criados para consumo humano (a diferencia de la cobaya y el chimpancé), entre otras cuestiones relativas a susceptibilidad por infecciones y manipulación genética. En otras palabras, los órganos de los cerdos son más susceptibles de editarse genéticamente para adaptarse al cuerpo humano; hay muchos para su investigación y consumo; y hay pocas probabilidades de pescar una infección que sólo les da a ellos (exceptuando el H1N1).
Un híbrido humano-animal
La ingeniería genética ha llegado al grado, incluso, de utilizar un sistema de defensa propio de una bacteria para usarlo en los humanos y editar específicos genes maliciosos o infectados. Su nombre es CRISPR y sus descubridoras ganaron el Nobel de Química en 2020: Emmanuel Charpentier y Jennifer Doudna.
Sistemas de edición como ése son utilizados para humanizar órganos de cerdos y utilizarlos en receptores humanos. De hecho, ya ha habido un caso prometedor, como el del xenotrasplante de corazón en enero de 2022. Y, como mencioné antes, casos de este tipo son legales y financiados.
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No olvidemos que la ciencia ficción y, en específico, el legado del doctor Moreau, plantean problemas cuya respuesta siempre es complicada y que insta a preguntarse: “¿Es lo correcto?”, “¿debería hacerlo?”. Los trasplantes de animal a humano, así como la ingeniería genética en general, son un tema bioético que nos seguirá arrojando dudas, para lo cual necesitaremos mantenernos informados y ser consciente de sus consecuencias.
Por Alonzo Caudillo
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