¿Mi salud sexual sólo tiene que ver con sexo?
Si cuido algo es porque le tengo aprecio; y si lo aprecio, es porque estoy consciente del lugar que ocupa en mi vida. Así sucede con aquello que llamamos “sexualidad”. Pero ¿por qué debo cuidarla? ¿En qué reside la salud sexual? ¿Cuáles son los componentes de la salud sexual que no están relacionados sólo con el sexo? Echemos un vistazo.
Salud sexual y sus componentes
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual es “un estado de bienestar físico, mental y social […] libre de toda coacción, discriminación y violencia”. Te preguntarás: ¿y cómo la alcanzo? Bueno, te proponemos que nos organicemos bajo las reglas de Marie Kondo para que puedas revisar los “cajones” de tu sexualidad.
Mi cuerpo
Tu cuerpo es la base con la que experimentarás tu sexualidad y con la que llevarás a cabo tu salud sexual. Esto significa que explorarlo, conocerlo y gozarlo por ti mismo es primordial para lo que viene después. A esto súmale el autocuidado en relación con enfermedades y la salud reproductiva: visitar a tu ginecólogo o urólogo es un deber para contigo mismo. Asimismo, utilizar medidas anticonceptivas con el fin de evitar ITS (infecciones de transmisión sexual) es parte de ejercer tu salud sexual.
Mi mente
De igual manera, atender tu salud mental es ineludible. ¿Por qué? Porque la depresión y la ansiedad —dos de las afecciones más comunes en el mundo— inciden directamente en cómo vives tu erotismo. La depresión inhibe el deseo sexual y la ansiedad también, además de que puede llevarte al extremo de querer tener sexo en todo momento, pero sólo como un medio para reducir tus niveles de ansiedad.
Además, sentirte feliz con tu expresión de género también habla de tu salud mental para gozar tu sexualidad. Por ello, si te debates para asumir tanto tu identidad de género como tu orientación sexual, lo mejor es acudir con un psicoterapeuta que te acompañe en tu definición.
Mis emociones
Este “cajón” está en la mente, y en él se encuentran todos aquellos temas relacionados con la sexoafectividad. Aquí, es posible encontrar los vínculos que implican convivir con otras personas con las que se tiene un acuerdo de cómo gozar esa relación. Recuerda que nadie tiene derecho a tratarte mal sólo porque no tienen algo “oficial”: hablen previamente para evitar malentendidos y que nadie salga lastimado. Por otro lado, si sientes que te cuesta mucho trabajo esta parte del gestionamiento de las emociones, te sugerimos que visites a un psicólogo para que obtengas herramientas que te ayuden a cuidarte mejor.
Mis sensaciones
Tener salud física, mental y emocional son la mejor base para hacer de los encuentros sexuales una oleada de sensaciones placenteras. Si tu cuerpo funciona perfectamente y su respuesta sexual inicia desde el deseo, pasa por la excitación y puede llegar al orgasmo, tienes más posibilidades de que en tu cuerpo se manifieste ese concepto, de repente idílico, de salud sexual.
Por más loco que parezca, algo que incide en la salud física, mental y emocional es el contexto en el que te toca vivir. Si vives en una sociedad donde los prejuicios y estereotipos alrededor de la sexualidad permanecen, te corresponde conocer la Cartilla de Derechos Sexuales y Reproductivos de jóvenes y adolescentes con la que México cuenta desde 2016, apropiarte de su contenido y divulgarlo lo más posible. Verás así que alcanzar la salud sexual puede dejar de ser un sueño, requiere de un trabajo personal, sí, pero también de vivir en un país en el que los derechos humanos son reconocidos. Así que ¡trabajemos por nuestra salud sexual!
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