Pintura María Sibylla Merian y sus grabados de flores y aves. Pintura María Sibylla Merian y sus grabados de flores y aves.

Tres mujeres científicas poco conocidas que cambiaron la biología

Las mujeres han realizado grandes aportes a la ciencia. A lo largo de la historia, el trabajo de diversas científicas ha definido el rumbo de las ciencias naturales. Veamos tres casos de mujeres de ciencia: una paleontóloga, una naturalista y una bióloga que transformaron nuestra visión del mundo. 

Mary Anning y un insólito descubrimiento: la paleontología 

En 1811, corrió la noticia de que, en una playa del sur de Inglaterra, una niña había desenterrado un monstruo que resultó ser un fósil. La niña se llamaba Mary Anning, y, para el momento en que descubrió al monstruo, tenía doce años. 

Mary, como casi todas las niñas de su época, no contaba con una educación formal, pero sabía leer y, al ayudar a su padre a recoger fósiles para venderlos, se educó a sí misma en geología y anatomía. Al final, el monstruo no era tal, sino el fósil de un reptil marino: Icthyosaurus anningae, que vivió durante el periodo jurásico. 

Durante las décadas siguientes, Mary Anning siguió contribuyendo al avance del conocimiento paleontológico, descubriendo, desenterrando y describiendo otros reptiles, como el Plesiosaurus o el Dimorphodon, sin recibir por ello el reconocimiento que merecía. La Sociedad Geológica de Londres nunca la aceptó entre sus filas. De hecho, aceptó mujeres hasta 1904, sesenta y cuatro años después de la muerte de Mary. 

@paleo_andrea

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La unión entre la ciencia y el arte, la obra de Maria Sibylla Merian 

Hagamos otro salto hacia el pasado para conocer a Maria Sibylla Merian. Nació en Alemania en el año 1647. Era hija de Matthäus Merian, un artista y grabador del cual aprendió los secretos del oficio que años más adelante le servirían en su prolífico trabajo como naturalista. 

Cuando tenía veinte años, estableció un taller de pintura en Núremberg (Nürnberg) en el que tutelaba a otras mujeres que después se convertirían en sus ayudantes. En 1679, publicó su primer libro científico, conformado por una extensa y detallada colección de ilustraciones con las que seguía todas las etapas del crecimiento de mariposas, polillas, moscas y otros insectos. Cuando se cansó de las especies europeas que tanto conocía, se fue a Surinam, en Sudamérica, junto con una de sus hijas, donde permaneció trabajando alrededor de dos años. 

En el siglo XVI, era algo excepcional que una mujer viajara al otro lado del océano sola, por motivaciones científicas y, más raro aún, financiando su propia expedición. Científicos de toda Europa adquirieron sus detallados grabados entomológicos, lo que le permitió financiar sus excursiones y las publicaciones de sus libros. 

Lynn Margulis y la teoría endosimbiótica; la gran revolución 

En el siglo XIX, uno de los más grandes hitos en la historia de la biología sucedió cuando Darwin propuso su teoría de la evolución. En el siglo XX, surgió una revolución similar cuando la bióloga Lynn Margulis presentó la teoría de la endosimbiosis. 

Verán, los científicos sueñan con reescribir los libros que hablan de su área de estudio. Ella lo logró. En 1970, teorizó que células ancestrales podrían haber fagocitado —así se llama el proceso por el cual las células comen— a otras más pequeñas, sin devorarlas por completo, conduciendo a una eventual simbiosis entre los dos organismos. 

 

Naturalmente, la idea enfrentó el rechazo de sus colegas. Contrario a la idea generalizada de que la evolución de las especies se basa en una eterna competencia, Lynn Margulis defendía que este gran salto, definitorio para la existencia de la vida en la Tierra, surgía de un proceso cooperativo en el que la célula asimiladora ofrece alimento y protección a la célula asimilada. 

Su teoría decía que, tanto los cloroplastos en las células vegetales como las mitocondrias en las células animales tenían un origen bacteriano. Apenas ocho años después, en 1978, su teoría sería comprobada. 

Las mujeres en la ciencia internacional 

Sin el trabajo de Mary Anning, el concepto de la extinción de especies habría tardado más en colarse en la comunidad científica. Maria Sibylla Merian fusionó el arte y la ciencia rigurosa de un modo que pervive hasta nuestros días. Lynn Margulis revolucionó el estudio de la biología desde sus cimientos. 

A diferencia de los tiempos de Mary Anning o Maria Sibylla Merian, cuando era más frecuente la invisibilización, las mujeres científicas tienen un lugar más prominente en la actualidad. Sin embargo, de acuerdo con la UNESCO, hoy en día, la ciencia desarrollada por mujeres comprende un 30 % de la investigación a escala mundial. Sigue siendo un porcentaje bajo y es un reflejo de las dificultades particulares que los países, sobre todo los que se encuentran en vías de desarrollo, presentan a las mujeres que desean perseguir una carrera científica. 

 

Por Amílcar Amaya

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