Arquitectura emergente: viviendas temporales ante desastres naturales
Te has preguntado ¿qué pasa con las personas y sus viviendas después de un desastre natural? Un ejemplo de ello es el paso del huracán Otis, en el estado mexicano de Guerrero.
Al paso de un desastre natural, las personas se enfrentan a una serie de desafíos, entre ellos la necesidad de vivienda y servicios primarios inmediatos como agua potable, alimentos, atención médica y saneamiento.
Los grupos más vulnerables son las personas mayores, las personas con discapacidades, las mujeres y las familias con niños. Estas personas pueden tener más dificultades para acceder a la vivienda y a los servicios primarios de forma continua.
Desastres naturales y vivienda: un problema social
Los desastres naturales han aumentado con frecuencia e intensidad en todo el mundo en los últimos años. Esto se debe principalmente al cambio climático, que provoca un aumento de las temperaturas globales, dando lugar a fenómenos meteorológicos extremos, como sequías, inundaciones, huracanes y tornados.
La pérdida de vivienda es uno de los mayores impactos para las personas. En ocasiones, son obligadas a evacuar sus propiedades de forma repentina. Además, en muchos casos, sus hogares quedan destruidos o inutilizables. Las personas que han perdido su vivienda se ven obligadas a buscar refugio con familiares, albergues temporales o campamentos de emergencia.
Es importante entender que los desastres naturales no son hechos inevitables causados por la naturaleza. Son el resultado de las decisiones y acciones políticas que aumentan la vulnerabilidad de las personas a los peligros ambientales como los terremotos, tsunamis, inundaciones, deslizamientos de tierra, huracanes e incendios forestales. Los desastres, por otro lado, son las muertes, la pérdida de fuentes primarias, pérdida de vivienda, destrucción, sistemas organizativos y procesos de recuperación fallidos que se llevan años.
Los desastres interrumpen la vida cotidiana por semanas e incluso meses, dejando a las personas sin acceso a alimentos y servicios primarios que cubran sus necesidades básicas. También quedan desprovistas de viviendas, hospitales y escuelas, dando paso a problemas de seguridad y de salud. Después de un desastre natural, surgen muchas necesidades espaciales que se deben resolver con urgencia.
Necesidades espaciales
La arquitectura desempeña un papel clave en la recuperación de los desastres. No sólo se trata de reconstruir, sino de proporcionar espacios temporales seguros, dignos y confortables para los afectados. Estos espacios temporales deben ser económicos, fáciles de instalar y de rápida producción; además deben tener en cuenta las necesidades inmediatas y a largo plazo.
Los enfoques de la arquitectura en casos de desastre pueden dividirse en cuatro fases: mitigación y preparación ante el desastre, respuesta y recuperación después del desastre.
El periodo de peligro ambiental se puede estimar según las regiones, las condiciones climáticas y diversos eventos naturales o humanos. Lo más adecuado es preparar el entorno teniendo en cuenta la posibilidad de un desastre.
Mitigación
Una vez previsto el desastre ambiental, lo que hay que hacer es mitigar los resultados de éste antes de que sucedan. Las autoridades deben evaluar los riesgos desde una perspectiva más amplia y establecer medidas adecuadas, como evacuar a la gente, proporcionar albergues, alimentos y agua suficiente durante el tiempo necesario. Se debe de mejorar la infraestructura para hacer frente a las emergencias, desarrollar planes de prevención, respuesta a los desastres y educar a la población sobre los riesgos de los peligros ambientales para que puedan protegerse.
Soluciones temporales
La arquitectura emergente se define como la respuesta constructiva frente a las necesidades humanas que surgen de situaciones de crisis. Se basa en el uso de materiales y técnicas simples y económicas para crear infraestructuras que puedan proporcionar protección, refugio y atención médica a las personas afectadas.
Varias soluciones se han ideado para atender las necesidades urgentes tras un desastre. La firma turca Designnobis desarrolló “Tentative”, un refugio fabricado con material reciclado; cuenta con paredes térmicas, un sistema para recolectar agua del entorno y permite la entrada de luz y aire natural. Cuando se pliega, se convierte en un panel de 30 cm de altura por 2 m de largo y 1.80 m de ancho, lo que facilita su apilamiento y transporte a lugares de desastres en cualquier clima.
“Villa Verde” es un proyecto diseñado por el Arq. Alejandro Aravena y se construyó en Chile tras el terremoto y tsunami de 2010. Con la colaboración de una empresa de madera, se crearon viviendas que no eran meramente temporales, sino que se convirtieron en los hogares permanentes de los afectados.
Las viviendas, construidas con madera y concreto, se entregaron como estructuras básicas a dos aguas, que incluían cocineta, sanitario y dos habitaciones. Los residentes tienen la opción de expandir la construcción según sus necesidades de espacio y economía después de recuperarse de la emergencia.
La “Casa de papel” del Arq. Shigeru Ban fue diseñada y construida en 1995, en respuesta al terremoto de Kobe, Japón, y posteriormente se replicó en India y Turquía. Los cimientos se hicieron con cajas de cartón llenas de arena, las paredes se realizaron con tubos de papel rellenos de bolsas de plástico y arena, impermeabilizados y unidos con cinta doble cara. La cubierta es de lona sostenida por una estructura de cartón, podía abrirse y cerrarse de acuerdo con el clima. El objetivo de este proyecto fue que las casas pudieran ser desmontadas y montadas con facilidad. Este proyecto marcó un parteaguas en la producción de arquitectura para desastres provocados por los peligros ambientales.
La arquitectura emergente proporciona soluciones temporales y se producen en la fase de reparación del daño, es importante que se tenga en cuenta la magnitud del daño en la estructura social, y así poder diseñar soluciones permanentes para crear regiones completamente preparadas para las temporadas de mayor peligro.
Los actores principales son ingenieros y arquitectos emergentes que pueden dar soluciones constructivas. En palabras del Arq. Shigeru Ban: “Se deben de utilizar los conocimientos no sólo para los privilegiados, sino también para los que han perdido sus viviendas”. Además, es importante contar con el apoyo de las instituciones gubernamentales y el sector privado para desarrollar un plan de mitigación para salvar vidas y minorizar los daños.
Por Gustavo Ortiz
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