¿Qué es más fácil: abrir otro baño o abrir la mente?
¿Qué es más fácil: abrir otro baño o abrir la mente?

¿Qué es más fácil: abrir otro baño o abrir la mente?

La llegada del “baño no binario” o “baños para personas no binarias” aún está lejos de ser completamente aceptado por la gente en México. Desde las posturas que argumentan salvaguardar a las mujeres cisgénero (es decir, cuyo sexo e identidad de género son iguales) de personas con genitales masculinos en el mismo espacio, hasta las posturas de quienes niegan la identidad de género de las personas trans, el tema del baño no binario sigue en debate. 

Antecedentes del tercer baño en México 

En abril de 2022, La Coletti (@colettiLo) tuiteó que había sufrido discriminación en Cinemex de Reforma 222 al ser sacada del baño de damas y ser invitada a pasar al de hombres, llamándola caballero 

Ya en 2015, Jessica Marjane Durán y Alessa Flores, activista asesinada un año después, fueron víctimas de la misma discriminación en la misma plaza comercial (Reforma 222), ambas mujeres fueron hostigadas y discriminadas por personal de seguridad que les impidió el paso al sanitario.  

Aunque Alessa llevó el caso hasta la Suprema Corte de Justicia y hay demandas de ampara para la protección de las personas trans y su derecho a utilizar servicios públicos, las cosas no parecen mejorar ni en ese centro comercial, ni en muchos otros del país.   

Alessa Flores
Alessa Flores, activista a favor de los derechos de las personas trans. Fuente de la imagen: Animalpolitico.

Más allá de la discusión sobre el derecho al reconocimiento de todas las identidades de género, la simple posibilidad de un baño no binario lanza varias preguntas sobre su necesidad, empezando con ¿por qué, para qué y para quién? ¿Qué repercusiones podría tener? 

Las cuestiones del debate del baño no binario 

Primera cuestión: seguridad 

Ésta apoya la idea del “separatismo del WC”: la principal y la más repetida es por seguridad. Pero, ¿la seguridad de quién? Los defensores de este argumento, afirman que no es una cuestión de intolerancia, sino que se trata de salvaguardar la seguridad de, en general, las usuarias —mujeres cisgénero— de baños públicos al evitar que personas con genitales masculinos entren a espacios exclusivos para ellas.  

@.mirandah

Entramos al baño con el que nos sintamos más cómodes ♥️#parati

♬ sonido original – Mirandah?

El problema con este argumento es que parte de insinuar que las mujeres trans no son mujeres y los hombre trans no son hombres, negándoles su identidad. En segundo lugar, y no menos grave, implica de forma a priori la consideración de las personas no cisgnénero como pervertidas que podrían hacer algo más que sólo cubrir una necesidad fisiológica. Es decir, se vuelve discriminatorio y estigmatizante. 

@planettas

Baño ? de hombres ?️‍⚧️ #fypシ゚viral #transboy #chile

♬ Write This Down – Instrumental – SoulChef

Si el argumento trasciende a la posibilidad, planteando que alguien se “aproveche de esta situación para tomar ventaja”, dicha premisa se movería en el campo de la especulación. Y por la mera posibilidad de algo que no podemos asegurar, estaríamos quitándole un derecho a una parte de la población por algo que no les corresponde, haciéndoles responsables de un ficticio delito que no han cometido y castigándoles por ello.  

Segunda cuestión: comodidad 

Por otro lado, si la seguridad que se intenta resguardar es la de aquellas personas trans que pudieran ser agredidas —como a muchos hombres trans les ha sucedido al entrar al baño de caballeros—, entonces, no se trataría de sacar a personas trans de los sanitarios. Se trataría de sacar a agresores en general sin importar sus aparatos reproductores. Es decir, el principio de la seguridad debe de aplicar a cualquiera que lo use, independientemente de su género y genitales. 

Si, por otro lado, la razón es comodidad o pudor, es fácil determinar que los baños, aun los segregados, guardan tanta discreción y son tan cómodos como es posible para cualquier género. Hay cubículos que permiten la privacidad de sus usuarios y que se vería mermada si nos ponemos a fiscalizar el sexo de quiénes entren a los sanitarios por sus genitales (lo que parece poco cómodo y muy intrusivo, si se me permite la observación), pues es la única forma de determinar quién es cisgénero y quién no lo es.  

Esto presenta, nuevamente, la disyuntiva de la discriminación, pues quedaría a criterio de la persona que decida quién se ve lo “suficientemente femenina o masculino” para entrar al baño. Se reduciría a una cuestión de percepción. Este caso le ocurrió a la actriz Mitzy Castro, a quien le negaron la entrada al Bar 27 en la CDMX el pasado 11 de junio por ser trans cuando ella es cisgénero. No obstante, alguien consideró que su físico no encajaba con el de una mujer “de nacimiento”.  

Las propuestas para resolver el problema del baño no binario 

Algunas propuestas para erradicar este problema social es el baño unisex, medida que se popularizó desde 2015 cuando la Casa Blanca abrió uno y se viralizó con el #WeJustNeedToPee (“Sólo necesitamos orinar”), porque ¿qué pasa cuando vas al baño y no te identificas con ninguno de los letreros?  

Esta medida que se ha popularizado entre restaurantes, cafeterías e instituciones como la Universidad de Nuevo León, busca no sólo apoyar a los miembros de la comunidad LGBT*+, sino también a padres y madres con hijos del género contrario, a personas cuidadoras de adultos mayores o personas con discapacidad, etc., porque todos necesitamos ir al baño. 

Tal vez falté mucho para aceptar la diversidad. Sin embargo, y mientras esto sucede, es necesario recordar que los derechos no se debaten y toda persona debe ser libre de ser y de hacer pipí. 

Por Andrea Morán 

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