“Pásele, güerita”: la pigmentocracia y el racismo en México
¿Por qué en el mercado te dicen güerita o güero aunque no lo seas? La marchanta no va a gritarte “pásele, prietita”, porque parecería un insulto. Al contrario, usará nombres como jefe, linda, patrón y güera como si fueran sinónimos porque es una especie de halago que te pone en un nivel más alto.
En nuestra cultura, relacionamos, inconscientemente, el ser rubio o blanco con poder adquisitivo, belleza y estatus. Tal vez parece una interpretación extremista, pero la antropología, la sociología y la historia se han dedicado a estudiar este fenómeno que sucede en México y en casi toda América Latina: la pigmentocracia, el poder de la blanquitud.
Mencionar a cierto restaurante de terraza blanqueada ya sería entrar en la chacota social, pero dicho caso es una muestra pequeña de toda una cultura: somos una sociedad normalizadamente racista, clasista y nos dividimos como la ropa, por colores.
@dichodeotromodo #pigmentocracia #racism #clasismomexicano #clasismoméxico #clasismo #discriminacion #morena #morenos #mexicanos🇲🇽
Durante años, nos gustó pensar que, al ser un país de raíces indígenas y orígenes mestizos con una mayoría de población con rasgos físicos dominados por piel morena, cabello negro y ojos oscuros, estábamos por encima de esa fea costumbre de discriminar por raza y color. Sin embargo, hoy tenemos que reconocer la realidad.
¿Qué es la pigmentocracia?
El término pigmentocracia fue acuñado por Alejandro Lipschutz, en 1944, para referirse a desigualdades o jerarquías sociales basadas en categorías etnorraciales que se aplicaban a indígenas y afrodescendientes, basadas en el color de piel para ubicarles en la escala social desde la Colonia.
Esto con la sencilla explicación fenotípica de que los peninsulares —españoles que vivían en Nueva España— y criollos, por cuestión meramente biológica, se distinguían por su tono de piel más claro o menos pigmentado, lo que permitía identificarlos sin necesidad de hacerles una prueba de ADN.
@antropodan @tammy.parra #aprendeencasa #AprendeEnTikTok #divulgatokers #foryou #parati #antropologia #antropologiafisica #pigmentocracia #mexico #historia
En aquel momento, la relación melanina-estatus social era sencilla: más claro es adinerado y poderoso; más oscuro es pobre y dominado. No había ni que explicarlo con teorías sociológicas, económicas o políticas, era tan fácil como ver la realidad por Pantone.
Cabe aclarar que los españoles que llegaron a América no eran tan blancos como arios o sajones y que ya habían tenido su encuentro cultural (y hasta cromosómico) con los moros por ocho siglos, por lo que seguían teniendo características muy diferentes a las de los habitantes de estas tierras antes de que Colón se topara con el continente y eso hacía una distinción clara (literalmente) que pintaba a la pirámide social de arriba abajo de blanco a oscuro.
La cuestión racial detrás de la pigmentocracia
Por supuesto que la colorida distinción de la que hablamos no se debía a la pigmentación de la piel en sí, sino a una cuestión racial. Es decir, no se creía que los peninsulares fueran superiores por su color, facciones, tipo de cabello o rasgos físicos, sino por su raza en general que implicaba ésas y otras características, así como por su dominio cultural; mientras que indígenas, castas y negros eran menospreciados por la suya y discriminados por ella y, por ende, por el aspecto que ésta les daba.
Sin embargo, y a diferencia de lo que podemos creer, con la Independencia no se difuminaron esos colores en una sola estampa mexicana, sino que siguieron imperando las diferencias de tono, ya que los criollos novoespañoles siguieron en el nuevo país conservando su estatus político, social y económico, así como su color de piel.
@ruidoenlaredoficial El #21demarzo también es es el Día Internacional por la Eliminación de la Discriminación Racial. Hablemos sobre las expresiones racistas que están normalizadas en #México #antiracism #poderprieto #racismomata
Aunque es cierto que hoy todos somos mexicanos sin importar el color, la división sigue por raza y por nivel. Es decir, no dejamos de identificar un estatus socioeconómico con los rasgos fenotípicos de alguien para clasificarlo. Por ende, la blanquitud y la prietez dejaron de ser sólo colores de piel para convertirse en estilos de vida que imperan desde el Virreinato hasta 2022.
@sabinopuma
“Por mi raza, hablará la desigualdad”
Por desgracia, esa realidad de blanco y negro se vive en México de forma dolorosamente tangible. Según el informe publicado por Oxfam México (2017), “Por mi raza, hablará la desigualdad”:
Las características étnico-raciales (principalmente los tonos de piel oscuros, hablar una lengua indígena y/o autodefinirse como parte de un pueblo indígena o afrodescendiente) tienen efectos en las ocupaciones, el ingreso y los niveles educativos de las personas.
Por otro lado, tenemos las siguientes estadísticas: sólo 10 % de las personas de piel oscura tuvo educación superior, mientras que 25 % de las personas de piel clara pudo ir a la universidad; 12 % de las personas morenas alcanzó a ser parte de la población más rica, mientras que el 27 % de las personas blancas llega a serlo; la probabilidad de tener un trabajo manual de baja calificación es 89 % mayor para los hombres negros o mulatos, que para los hombres blancos; y las mujeres de rasgos indígenas son contratadas 78% menos que las mujeres blancas para trabajos con la misma preparación.
@siete24.mx Porque todos deberíamos sentir ese “Orgullo prieto”, #TenochHuerta alza la voz ante el racismo que se vive en la actualidad. 🙌🏿 ➡️ Consulta los detalles: https://bit.ly/Orgullo-Prieto – #WakandaForever
♬ Lift Me Up – From Black Panther: Wakanda Forever – Music From and Inspired By – Rihanna
Todo esto nos dice que no se trata sólo de un asunto de percepción o de resentimiento social, sino que es un problema real que va más allá de que no te den terraza en un restaurante o que te digan en la cena navideña que te busques una pareja güerita para “mejorar la raza”. Así que va siendo hora de difuminar colores y respetar los derechos de todos por igual.
Por Andrea Morán
PDFs
GRATIS
