Observar la lengua través de la lengua
Observar la lengua través de la lengua

Observar la lengua través de la lengua

Una experiencia asaz distinta a la poesía, a través de la cual también se divisa lo sublime de la lengua es la lingüística. Percibir un objeto impalpable que asimos todos los días nos lleva a un estado no sólo de conciencia, sino de satisfacción. De alguna manera equiparo las palabras de un poeta con las palabras de un individuo común, pues en cada uno hay una manera diferente de poetizar.

Los estudios de la lengua surgen desde la conciencia de la emisión de nuestros propios enunciados, la búsqueda de responder por qué hablamos, cómo hablamos y cómo surge lo que hablamos. La concepción ontológica de los límites no trazados de nuestro sistema de comunicación nos obliga a saber que la lengua no es sólo palabra fija; filosofía, pensamiento, poesía, vida.
 
Rousseau decía que la lengua surgió por medio de los sentimientos y puede que, de alguna manera, no esté tan errada su afirmación. La lengua no es sólo un ente científico: también es el resultado de un intento por devorar lo que nos rodea con un solo vocablo. Mordemos la pulpa de las palabras y con ellas amamos, odiamos y reprendemos: el estudio de éstas nos hace sensibles ante lo que escuchamos.

¿Les ha pasado que al hablar sienten a su vida, a sus ideas, a su existir encapsulados en una oración bien estructurada? ¿Es posible creer que la lengua es más un ser querido con el que es casi imposible no vivir que  una herramienta? La lengua surge de una necesidad más anímica que estética, más anímica que científica. Esto no quiere decir que observar un parámetro de esteticidad o cientificidad sea horrible, más bien el saber por qué surge nos conduce a reformular el uso intuitivo del habla y transformarlo en una conciencia profunda del ser humano racional/pensante/crítico.
 
La lengua se observa por medio de la lengua como una introspección a nosotros mismos. Así como un medio empático que nos liga a los demás de forma irreversible. La lengua es un pequeño cristal que está interiorizado en nosotros y que nos deja ser, en lugar de únicamente respirar.
Por Michelle Chiw
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