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Juguetes sexuales: conoce su origen, beneficios y mitos que los rodean

Si tienes uno o varios juguetes sexuales, te va a interesar esto. Pero si no tienes, debes leer esta nota, porque probablemente al final querrás encargarte uno en línea. El slogan “juega, ríe, crece” de renombrada marca juguetera toma una nueva y excitante connotación cuando hablamos de juguetes sexuales. 

El origen de los juguetes sexuales es bastante antiguo 

“Hoy ya no hay moral”, gritará alguna tía cuando sepa que tan sólo el año pasado subieron las ventas de juguetes eróticos en un 83 %, y seguro se nos desmaya si sabe que durante la pandemia aumentaron en un 280 %; sin embargo, no es una cosa nueva la exploración sexual a través de objetos.   

Según el arqueólogo Timothy Taylor en su libro La prehistoria del sexo (1996), uno de los primeros juguetes eróticos fue un bastón perforado de Terramara; si bien no podemos asegurar su utilidad, se supone que puede haber sido usado con fines sexuales. Por otro lado, recientemente los investigadores encontraron un falo de limolita de 20 cm en la cueva Hohle Fels en Alemania, perteneciente al Paleolítico superior, tallado hace 30 000 años y del que se cree es uno de los primeros dildos de la historia.   

Fines rituales de los juguetes sexuales 

Arqueólogos e historiadores suponen que los primeros objetos para explorar la sexualidad fueron hechos de piedra, madera, huesos limados y marfil, a falta de otros materiales más amables con el cuerpo. Según Taylor, hay rastros de ellos tanto para placer como para fines religiosos y culturales, como los rituales de desfloración, que datan de alrededor del año 4000 antes de nuestra era (a.n.e.) en Europa y Asia, así como hallazgos de objetos fálicos de piedra encontrados en Pakistán, que eran utilizados para adorar al dios Shiva.  

Los juguetes sexuales en la Antigua Grecia 

Las primeras referencias comprobadas datan de un milenio posterior, del 3000 a.n.e. en el Antiguo Egipto, donde se encontraron dildos; y en la Antigua Grecia, donde se hacían consoladores (nombre no muy aceptado hoy en día) hechos de cuero y rellenos de lana que eran lubricados con aceite de oliva desde el siglo V a.n.e.  

Al parecer, en Grecia, eran tan comunes y aceptados que aparecen en vasijas y pinturas, así como en la literatura; por ejemplo, en Lisístrata de Aristófanes y en el Mimo de Herodas (siglo III, a.n.e.), se escribe sobre falos artificiales en varios pasajes sin que sea un tema secreto. No sólo en Occidente hubo curiosidad sexual, en China hay vestigios que datan del año 1400 a.n.e., donde encontraron desde objetos fálicos hasta las famosas bolas chinas, ben wa o bolas de Geisha, que datan en China desde el año 500 a.n.e.  

Aunque la Edad Media no dio muchos permisos para explorar la sexualidad, la necesidad humana de averiguar sobre el delicioso misterio no se quedó en la Antigüedad y se han hallado algunos juguetes en Italia y Grecia, así como en China y Japón de los siglos V, VI, VII y VIII.  

Origen de los juguetes modernos 

Viajando a tiempos poco más cercanos, en el siglo XIX, durante la época victoriana en Inglaterra, se hablaba de la histeria femenina, una rara enfermedad mental que atacaba a mujeres con desmayos, cambios de humor, ataques de ira o de llanto y dificultad de pensamiento lógico.  

Los maridos llevaban a sus esposas a ser tratadas de tal mal con el paroxismo histérico, es decir, con la masturbación practicada por los médicos hasta que alcanzara el orgasmo. Con los años y popularización de esta práctica, los doctores terminaban con terribles dolores musculares en manos y muñecas hasta que, en 1870, el Dr. Joseph Mortimer Granville inventó el primer vibrador con fines no sexuales, sino médicos.  

En 1902, la compañía Hamilton Beach lo comercializó y, a finales del siglo, llegó a EE. UU., donde se anuncia como una innovación que cambiaría la vida de las mujeres. Una vez desacreditada la histeria como enfermedad, los comerciantes se dieron cuenta de que han estado vendiéndole placer electromecánico a las mujeres y, Dios no permita que eso continuara, así que, escandalizados, decidieron retirarlos del mercado y satanizarlos.  

Desde ese momento, todo aparato creado para dar placer se convertirá en un motivo de vergüenza, que había que ocultar y evitar a toda costa, por lo que son envueltos de mitos y tabúes que los siguen demonizando hasta el 2023.  

Mitos de los juguetes sexuales 

Cuando preguntamos a las personas sobre si tienen juguetes o si les gustan, la mayoría se ríe, se niega y algunos hasta se ofenden, pues hay tantos mitos alrededor de ellos que nos da miedo y pena acercarnos a una sex shop o aceptar que tenemos un cajón de colores motorizados. 

Los mitos más comunes se describen a continuación.  

“Sólo los usan las mujeres” 

Hay juguetes para toda persona sin importar su género, orientación sexual y tipo de cuerpo. Aunque es verdad que el mercado erótico se ha enfocado en la demanda femenina para subsanar la brecha orgásmica y a la falta de educación sexual, así como a los obstáculos culturales para alcanzar el clímax, hay infinidad de opciones para cualquiera que quiera experimentar su sexualidad. 

Sólo los usan las personas solteras” 

Si bien pueden servir para la masturbación y alcanzar el orgasmo de forma más eficiente, también se pueden utilizar en pareja. Incluso existen juguetes creados específicamente para ser usados entre dos o más. La finalidad es explorar la sexualidad, ya sea en individual o en compañía. 

“Son para insatisfechos sexuales o ninfómanos” 

Son para toda aquella persona que quiera disfrutar de una vida sexual sana, libre y placentera, por lo que son para cualquiera que tenga una vida sexual activa, sea satisfactoria o no.   

Éstos y otros mitos alrededor nacen de los juguetes sexuales del temor que nos han inculcado al placer, por ser malo, pecaminoso o incorrecto, cuando es un desperdicio de endorfinas y oxitocinas que se pueden explotar. Por el contrario, su uso tiene un montón de beneficios, como éstos: 

  • Autoconocimiento del placer sexual. 
  • Diversificación y diversión sobre el tipo de placer a vivir. 
  • Reconciliar el cuerpo con la sexualidad. 

¿Qué tomar en cuenta para comprar un juguete? 

Si después de leer esto quieres correr a comprarte algo, debes tomar en cuenta algunas cosas: 

  1. ¿Qué quieres? Recuerda que hay muchísimas opciones y si no sabes qué necesitas o cuál es la mejor para ti, acércate a un experto o a una tienda que te pueda guiar con base en lo que a ti te gusta. Todo es válido y nadie te va a juzgar. 
  2. Lubricación. El lubricante nunca sobra, cómprate el más adecuado para evita lastimarte o a tu pareja. 
  3. Higiene. Los juguetes se lavan antes y después de cada uso con jabones especiales, se almacenan en lugares frescos y limpios, no se prestan y se usan como indican las instrucciones para evitar problemas y daños. 

Ahora sí, ya sabes todo lo que tienes que saber para comprar un juguete y pasar horas de sano esparcimiento, así que, sin pena: “juega, ríe, crece”. 

Por Andrea Morán  

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