Imagen de la película El Vampiro y de Frankenstein, películas con elementos del arte gótico Imagen de la película El Vampiro y de Frankenstein, películas con elementos del arte gótico

Más allá de los vampiros: el legado del género gótico en el cine de terror

Las novelas góticas cuentan historias de terror y seres sobrenaturales. Muchas películas han tomado elementos de este género para contar historias oscuras. En este artículo, te decimos cómo ha influido el arte gótico en el cine. 

Origen del género: la novela gótica 

La palabra gótico puede interpretarse de dos maneras distintas. Primero, debemos señalar que, dentro del vocabulario de las artes visuales, se emplea para designar al “estilo arquitectónico y artístico que sucedió al románico en Europa entre los siglos XII y XIV”, según Carlos Gispert. Sin embargo, la literatura asoció el término, por su relación con la Edad Media, con un tipo de narraciones que se ambienta en castillos feudales, viejas abadías y casonas lúgubres en las que impera lo misterioso y fantasmagórico; de donde surge su segunda significación. 

La narración gótica tiene su origen en 1765, con la publicación de El castillo de Otranto, de Horace de Walpole, considerado como el “padre de la narrativa gótica”, con esta novela. Más tarde, con El monje (1796) de Matthew Lewis, se propusieron, por primera vez, los tópicos y motivos que definirán este tipo de literatura: paisajes desolados, castillos, casas o aldeas aisladas, bosques poco transitados y oscuros la mayoría de las veces, corredores tenebrosos, pasadizos secretos, cañadas inaccesibles, habitaciones oscuras, damas en apuros, pactos demoniacos, conventos que esconden terribles secretos, espíritus en pena, maldiciones familiares, etcétera.  

Influencia del arte gótico en el cine 

El arte gótico ha influido de distintas maneras en el cine, sobre todo en la arquitectura de los edificios, en los decorados y el mobiliario de las películas. Además, detrás de esa ambientación se encuentra la intención social, que se basa en los trastornos psicológicos, las conductas ajenas a lo cotidiano y la desolación existencial. Este elemento del espacio gótico se ha retomado de manera magistral en el cine por ejemplo en producciones como en El Vampiro (1957) de Fernando Méndez, en la que toda la ambientación es oscura, tenebrosa, con páramos aislados y criptas ocultas. 

Esta producción es, además, un bello ejemplo de la integración de estos elementos en el cine nacional, que se refuerza con la gran interpretación de Germán Robles como el conde Lavud. 

Por otra parte, podemos observar esta caracterización del espacio gótico en producciones más recientes, como en La Dama de Negro (2012), en Presencias del mal (2020) y, más recientemente, en el “Episodio 2: Ratas en el cementerio” de la serie El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro (2022). En este último, se recupera otro tópico del gótico: el cementerio. 

El gótico propone la reflexión de aquellas regiones espirituales difíciles de explicar por la razón y trata de convencernos de que los hombres lobo, los fantasmas, los demonios y los vampiros son fruto de la ignorancia y la superstición, pero el lector de lo gótico prefiere aceptar la posibilidad de que una parte de la experiencia humana pertenece a la oscuridad de ciertos instintos. 

Si Walpole propone los motivos espaciales del gótico, Lewis será quien defina los rasgos de la mayoría de los personajes de estas narraciones; El monje plantea uno de los rasgos más elevados de este tipo de relatos y que será retomado por los románticos del siglo XIX: “La castidad angélica enfrentada a la pasión luciferina, la platitud del bien y la deslumbrante agonía del mal, la fascinación del abismo, el prestigio de la muerte y la belleza de lo horrible”, como afirma Margo Glantz. La construcción de estos personajes parte de los conflictos existenciales que los atormentan, los terribles secretos que guardan y que los hacen vulnerables a las fuerzas sobrenaturales que los rodean. 

Por otra parte, la amenaza principal de las obras góticas tradicionales tiene como blanco preferido una heroína joven, bella, inocente, cándida, vulnerable y, con gran frecuencia, desamparada, sin protector masculino. Sea porque ha aceptado trabajo en algún punto remoto (el caso de muchas), o porque alguna fuerza maligna ha logrado separarla de su padre, guardián, hermano, o enamorado. 

Esto puede apreciarse en películas como Presencias del mal que, aunque se inscribe más en el tradicional ghost story inglés y es una adaptación de Otra vuelta de tuerca de Henry James, vale la pena señalar que este tipo de obras son herederas de la tradición gótica. En esta película, es claramente representado el conflicto psicológico de esta niñera que llega sola a cuidar a los pequeños huérfanos en una propiedad remota en Inglaterra y que derivado de la vida traumática que ha llevado no distingue entre la realidad y lo sobrenatural. 

Del gótico a los monstruos del romanticismo 

Durante el siglo XIX, los escritores románticos volvieron los ojos a la novela gótica para tomar de ella algunos de sus principales tópicos, incorporándolos y reelaborándolos en sus obras. Así, este tipo de literatura hallará su máxima expresión en Mary Shelley y su paradigmático Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). Más tardíamente, podemos encontrar rastros del gótico en Drácula (1897) de Bram Stoker, dos motivos literarios que se han mantenido vigentes hasta la actualidad. A partir de entonces, lo gótico permanecerá ligado y, en ocasiones, absorbido por otro género, que será la novela de terror. 

 

Ya en el siglo XX, la novela de terror brindó al cine los motivos y espacios ideales para las nuevas manifestaciones artísticas del terror, por ejemplo, en Van Helsing: El cazador de monstruos (2004) se mezclan elementos de diferentes obras literarias, pero se proponen en un espacio y ambiente totalmente gótico. Rastros de esta narrativa se pueden observar en otras producciones recientes vinculadas al género del terror y la ciencia ficción. 

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La literatura gótica transgrede las buenas costumbres que la sociedad prefiere como reflejo de sí misma, actúa como liberador de nuestra parte oculta haciéndonos conscientes de ella, nos obliga a enfrentar el conflicto interno del individuo entre el bien y el mal; resulta irónico que ese lado oscuro sea producto de la sociedad misma. 

Así que la próxima vez que visites una vieja casona, cementerio o despiertes y veas esa niebla que cubre las calles de tu comunidad recuerda que en ellas se inspiraron los grandes maestros del gótico. 

Por David Jiménez Ixta 

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