El pastelazo a la pintura de la Mona Lisa, ¿intervención o vandalismo?
El domingo 29 de mayo un turista desconocido arrojó un pastel a la famosa pintura de Leonardo da Vinci: la Mona Lisa, que se encuentra en el Museo de Louvre, en París. En lo que podría denominarse como “acto vandálico”, nos podemos encontrar con una serie de ejemplos de obras que, al ser “agredidas” o “intervenidas” por otra persona, nos revelan el carácter artificial de nuestra relación con ellas, como en el caso de la Mona Lisa.
Marcel Duchamp y su intervención de la Mona Lisa
En 1919, el artista conceptual Marcel Duchamp realizó una obra conocida como L. H. O. O. Q. Ésta era una pieza producida en serie (conocida como ready-made) de la Mona Lisa a la que le pintó bigotes y una barba diminuta. Duchamp incomodó al público conocedor por haber “desacrado” una de las piezas más famosas de la historia del arte… aunque no fuese la original. Reveló, así, la devoción simbólica hacia la obra, no importando su soporte material (o el “aura”, como lo denominaba Walter Benjamin, filósofo alemán).
Orinar el urinario de Duchamp
Otro artista francés llamado Pierre Pinoncelli decidió, en 1993, intervenir, orinando, la famosa Fuente de Marcel Duchamp, la cual había sido firmada bajo el pseudónimo de R. Mutt en 1917. A simple vista puede resultar una broma cualquiera. No obstante, Pinoncelli hizo recordar a los visitantes que tal obra (un urinario ready-made exhibido en el Carré d’Art de Nîmes) sólo era eso: un urinario con una función práctica. De esta manera reveló, como lo hizo Duchamp, el fetichismo que una firma y un museo ejercían sobre los objetos dentro de él.
La restauración del Ecce Homo
Un acto que es difícil de tildar de “vandálico”, es el de la restauración que hizo una señora de 80 años, de nombre Cecilia Giménez, sobre un fresco en una iglesia de Borja, en España. La pintura data del siglo XIX y su autor fue Elías García Martínez. Lo interesante de este caso es que se le prestara atención a una obra desgastada por el tiempo luego de que el resultado de la restauración no fuera del agrado de todos. Es decir, aquí sobresale la relación entre autoridad y obra de arte, por menor que ésta sea (un caso semejante es el del guardia que le pintó “ojitos” a una obra valuada en un millón de dólares).
Avelina Lésper y la destrucción de una obra en Zona Maco
Zona Maco es una feria de arte que se lleva a cabo en México desde 2003. Y fue en 2020, cuando la crítica de arte Avelina Lésper rompió por “accidente” una de las obras exhibidas, que marcó un hito en su historia. Lo significativo del incidente es que una crítica como Lésper —conocida por cierto conservadurismo respecto del arte contemporáneo— decidiera poner una lata de refresco sobre la obra del mexicano Gabriel Rico para criticarla, lo que ocasionó la destrucción del trabajo. La obra estaba valuada en veinte mil dólares. ¿Se puede tildar de vandalismo o de intervención, como en el caso de Duchamp?
Por Alonzo Caudillo
PDFs
GRATIS