Filosofía para niños y adolescentes: ¿cómo cultivar mentes críticas?
Ante un mundo que cambia de manera vertiginosa y nos ofrece posibilidades de entretenimiento, comunicación e información de fácil acceso, la educación juega un papel fundamental para proporcionar a los individuos herramientas que les permitan afrontar de mejor manera las circunstancias históricas en las que viven.
En ese sentido, la propuesta metodológica de Filosofía para niños y adolescentes, desarrollada en 1969 por los filósofos estadounidenses Matthew Lipman y Ann Sharp, pretende forjar un pensamiento complejo en los estudiantes, de forma tal que así se contribuya en la formación de ciudadanos comprometidos con su realidad.
La propuesta Lipman-Sharp para la enseñanza de filosofía
Este programa, como parte de las prácticas filosóficas, pretende sacar del claustro a la filosofía, puesto que, por muchos años, ésta estuvo presa de ciertos intelectuales que consideraban que esta disciplina era exclusiva para cierta élite. El filósofo Gabriel Arnaiz considera que se ha dado un giro dentro de la filosofía que hace hincapié en la vertiente práctica de la teoría, encaminando así la indagación filosófica a ámbitos no especializados con diversos fines.
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De esta manera, Filosofía para niños y adolescentes (FpN) surge como un esfuerzo por desarrollar el pensamiento desde pequeños. Al respecto, algunos podrán cuestionarse ¿pueden los niños filosofar? Y para ello es importante recordar que son los niños quienes suelen cuestionarse más acerca del mundo que los mismos adultos, quienes inmersos en su cotidianeidad olvidan la capacidad de asombro y cuestionamiento, que son cualidades fundamentales para el filosofar.
La filosofía permite a las personas tener una visión mucha más amplia de las cosas, tal y como comparte el propio Lipman en su autobiografía: “La filosofía abrió mi visión de las cosas y fue como descubrir una cámara que producía imágenes mucho más hermosas y claras que todo lo que había visto antes”. Es por ello que, partiendo de las habilidades humanas, Lipman pretende potenciarlas desde niños para llegar a formar personas más críticas.
Evidentemente, no se trata de enseñar historia de la filosofía a los niños, sino de generar los espacios que faciliten el filosofar entre los niños, de forma tal que desarrollen un pensamiento de orden superior que les permita concebir su realidad de forma más clara y puedan darles sentido a sus experiencias y asumir una postura más comprometida con la sociedad.
Programa de Filosofía para niñ@s
El programa de Filosofía para niñ@s y adolescentes consiste en la realización de comunidades de indagación donde se realizan diálogos a través de los cuales se exploran diversas problemáticas de índole filosófico. Para este fin, se recurre a la lectura de novelas filosóficas desarrolladas por Lipman y Sharp, de acuerdo con las edades del desarrollo cognitivo de los niños, o a partir de algún otro material como una imagen, un audio o video,
Cabe señalar que “a través de estas comunidades de indagación no se pretende llegar a soluciones o conclusiones, sino propiciar un proceso donde los niños y adolescentes practican y desarrollan sus habilidades de pensamiento, construyen y clarifican conceptos, y exploran y empiezan a consolidar sus propios valores”, según Eugenio Echeverría.
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¿Qué es el pensamiento de orden superior y cómo se desarrolla?
Mediante estas comunidades, se desarrolla el pensamiento de orden superior, que está conformado básicamente por tres dimensiones:
- La primera es la crítica, que permite emitir juicios y razonamientos, es autocorrectivo, sensible al contexto y orientado en criterios.
- La segunda es la creativa, que sensibiliza al arte y facilita la innovación y creación, como su nombre lo dice.
- La tercera es la valorativa, que genera consciencia y empatía sobre los otros y las relaciones con los demás.
Es entonces a través del desarrollo del pensamiento que se pretende formar ciudadanos con mejores herramientas para comprender y participar de manera activa y propositiva en el mundo que le toca vivir. Lipman y Sharp lo expresan de la siguiente manera: cultivar las habilidades del razonamiento es la senda más prometedora que podemos seguir si nuestro objetivo es ayudar a los niños a encontrar lo que da significado a su experiencia.
Y aunque han existido múltiples debates sobre el nombre de la propuesta, lo cierto es que la esencia de la propuesta no cambia, y no sólo eso, sino que ha llegado a consolidarse como práctica filosófica a lo largo y ancho del mundo.
En México, existen diversos colegios dónde se oferta el programa, como el Colegio Monclair en León, Guanajuato, y Pequeño Sol en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, entre otros; así como también hay diversos centros de formación para docentes como el Centro Latinoamericano de Filosofía para Niños (CELAFIN), también en San Cristóbal, y Centro Educativo para la Creación autónoma en prácticas Filosóficas (CECAPFI), en la Ciudad de México.
Por Verónica Yhasmín López Muñoz
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