La fantástica historia de la escritura
Una de las grandes preguntas a lo largo del tiempo ha sido cómo se originó la escritura, cómo se formó y se fue estructurando hasta lo que conocemos ahora.
Su origen se asocia con la religión, lo sagrado y el poder; los estudios nos indican que la escritura como representación gráfica de un lenguaje estructurado apareció aproximadamente en el año 3300 a.C. en Sumer (Mesopotamia).
Para algunas culturas el principio de la escritura fue obra de dioses o representantes de la máxima sabiduría. Entre los sumerios existía la creencia de que la escritura provenía de Nabu, quien también era considerado dios de la ciencia; para los egipcios el inventor de la escritura fue Thot, el maestro de las palabras divinas y protector de los escribas.
En tanto, entre los griegos existen dos versiones para el origen de la escritura: la primera es laica y atribuye la escritura a los fenicios, mientras que la mitológica hace referencia al rey Cadmos, fundador de Troya. Mientras que en China dicen que fue una invención de Fahi, dios del comercio e inventor de la cronología; en India fue gracias a Brahma; en el Islam a Alá; entre los hebreos la primera mención de la escritura se encuentra en el libro del Éxodo de la Biblia.
A lo largo de la historia la escritura ha sufrido grandes cambios. En el paleolítico se pasó de las pinturas en las cuevas a la asociación de palabras y objetos con una escritura pictográfica. Cuando asociar una palabra con un solo símbolo se complicó, se optó por el uso de la escritura ideográfica, la cual permitía representar palabras con varios símbolos asociados a ellas.
La necesidad de escribir los nombres de los remitentes y destinatarios en sus productos de exportación llevó a los sumerios a avanzar en su sistema de escritura cuneiforme, inventando una manera de representar nombres propios, ya que hasta entonces solamente disponían de un signo para los términos hombre y mujer.
La solución, por parte de los sumerios fue transcribir el conjunto de sonidos verbales que se emitían al pronunciar el nombre propio de una persona. Así se da el parteaguas en la historia de la escritura, cuando los sumerios descubrieron la escritura fonética. Así surgió todo: gracias a ellos, y después de un largo camino de evolución, cada letra representa un sonido.
La necesidad de comunicar y querer inmortalizar nuestras ideas nos ha llevado a una constante evolución de la escritura; si bien, para muchos estudiosos la historia comienza en Sumer, ésta aún no encuentra su final y es que quizá llegue un momento en que todo nos resulte más fácil decirlo con un emoji. 😉
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