Antigua planta nuclear de Chernobyl Antigua planta nuclear de Chernobyl

El misterio de los hongos de Chernobyl: adaptación extrema a la radiación nuclear 

21 febrero, 2025
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Los hongos son de los organismos más versátiles del planeta, existen desde antes que las plantas conquistaran tierra firme, son capaces de vivir y alimentarse de diferentes cosas, descomponiendo materia vegetal, parasitando animales, llegando a controlar insectos para reproducirse; los encuentras en tu refri, el baño, tu intestino y ¿en reactores nucleares? 

La catástrofe de Chernobyl 

Una de las mayores catástrofes nucleares registradas a nivel global se vivió en la Ucrania soviética. En la ciudad de Chernobyl, durante la primavera de 1986, se produjo un accidente dentro de la planta nuclear del sitio que terminó generando una reacción en cadena en el reactor. Esto generó una explosión que dispersó material radiactivo a diversas zonas, donde los habitantes de dichos sitios, aun estando a kilómetros del desastre, presentaron síntomas graves, como vómitos, debilidad, tos y migrañas, llevándolos así al final de sus vidas a causa de la radiación. 

Antigua planta nuclear de Chernobyl. 
Antigua planta nuclear de Chernobyl.

Como protocolos generales, se evacuaron las ciudades cercanas a Chernobyl y quedó abandonado durante décadas, esperando a que la radiación se redujera de manera segura. Aun así animales y plantas que circundan la planta retomaron las áreas, pero los hongos se adentraron a las instalaciones con altos grados de radiación, donde otras especies no han llegado, ya que no podrían soportarlo. 

¿Hongos que toleran la radiación? 

Y es que desde mucho antes del descubrimiento de la radiación, los hongos ya estaban adaptados a ella pudiendo soportar grandes cantidades de rayos UV. Unos eran más resistentes que otros. A esta clase de hongos se les conoce como hongos radiotolerantes, los cuales tienen una gran cantidad de la molécula que también le da a los humanos el color de piel, pelo y ojos: la melanina. Este compuesto sirve como una barrera, un protector contra la radiación, entre mayor sea en el organismo mayor es la posibilidad de no sufrir los estragos que genera este tipo de energía. 

Juguete abandonado en guardería de Chernobyl
Actualmente Chernobyl se mantiene desierta.

Así, aquellos hongos que ya resisten la radiación tienen una ventaja sobre los que no, y antes de la explosión en el reactor, muy probablemente ellos ya vivían allí sin que nadie lo notara, ya que a diferencia de la forma en que puedas estar imaginando a un hongo, éstos no crecerían entre los rincones de las paredes con formas de champiñón. Al contrario, los que vivían en la planta nuclear eran más bien hongos como Aspergillus niger y otros más, a los que puedes ver de vez en cuando en las paredes del baño o en una naranja podrida. Aunque se asemejan más a una mancha algodonosa y a veces tienen apariencia babosa de color verde oscuro. 

Hongos aspergillus niger, capaces de soportar la radiación. 
Hongos aspergillus niger, capaces de soportar la radiación.

Recapitulando: tenemos a un grupo de especies de hongos radio tolerantes que viven en un reactor nuclear donde todo estaba controlado hasta que toda la energía salió disparada a niveles que organismos comunes no podrían soportar. Pues bien algunos hongos también murieron por el accidente, pero aquellos que habían desarrollado una mayor cantidad de melanina se mantienen vivos, pero ahora necesitan mantenerse así más tiempo, por lo que el siguiente paso se vuelve aún más interesante. 

Radiotropismo positivo y radiotrofismo 

Resulta que estos hongos con altos niveles de melanina no solamente la usan para soportar la radiación, también les ayuda a mejorar la fuerza al momento de anclarse a alguna superficie que van a colonizar, les da fotoprotección, así como ayudarles a la recolección de energía y la termorregulación. Además, recientemente se ha descubierto un comportamiento muy curioso con los fúngicos habitantes de Chernobyl, presentan radiotropismo positivo así como radiotrofismo. Estas dos palabras pueden sonar iguales y raras, pero tienen diferencias. 

Hongos de la especie cryptococcus neoformans. 
Hongos de la especie cryptococcus neoformans.

El radiotropismo positivo es en pocas palabras la capacidad de un organismo de crecer hacia la fuente de radiación más cercana. Es similar a lo que hacen las plantas cuando buscan crecer hacia la luz, pero en este caso se le conoce como fototropismo (foto significa “luz”), así pues, las especies que viven en la planta nuclear están constantemente creciendo en dirección hacia los puntos de mayor concentración de radiación, y al igual que sus primos, los organismos vegetales, puede ser que tenga el mismo motivo: alimentarse. 

Aunque aún no se sabe bien cómo funciona del todo el mecanismo, el radiotrofismo es la capacidad de llevar a cabo procesos metabólicos usando la radiación como medio. Se considera que estos hongos podrían llevar un proceso similar a la fotosíntesis, pero en lugar de luz se impulsan en la elaboración de alimento con radiación. 

Y es que primero se creía que los hongos aislados de Chernobyl, como Cryptococcus neoformans, en realidad estaban alimentándose de carbono del aire o restos orgánicos que había en el sitio, pero al aislarlos y darles nutrientes limitados no aumentaban su tamaño. Pero si los exponían a radiación mejoraban sus cantidades de melanina y aumentaban de tamaño, lo que suponía que podrían estar absorbiendo más rápido los nutrientes que tenían o estaban usando la radiación para generar su alimento de alguna otra forma. Pero algo está claro, su nueva masa no salió de la nada. 

Cryptococcus neoformans

Todavía no sabemos del todo cómo es que estos hongos han utilizado la radiación para mejorar sus chances de sobrevivir, pero esto se ha vuelto una excelente noticia después de la tragedia, ya que si se puede reducir la radiación de forma más rápida mientras un organismo le saca provecho volviendo más seguro el entorno, estaremos cada vez más cerca de tener en nuestras manos una alternativa para tratar de forma natural la contaminación radioactiva. 

¿Quién diría que el hongo del refri podría ser capaz de tal cosa? 

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