Cables submarinos: la red oculta que impulsa internet
Imagina un mundo sin internet, donde la comunicación a larga distancia sería lenta y limitada. Un mundo donde las noticias y los mensajes tardarían días en cruzar océanos y las transacciones financieras serían prácticamente imposibles. Suena impensable en nuestra era digital, ¿verdad? Pues bien, detrás de esta red global instantánea se esconde una infraestructura colosal y poco conocida: ¡los cables submarinos!
En nuestro mundo hiperconectado, donde la información viaja a la velocidad de la luz, damos por sentado el acceso instantáneo a datos y comunicación global, pero detrás de cada correo electrónico, videollamada y descarga, se esconde la red submarina de cables, que conecta a los continentes y transporta el 99 % del tráfico internacional de internet.
Esta tecnología ha recorrido un largo camino desde su comienzo. Desde el primer cable telegráfico transatlántico de 1858, que era un hilo de cobre recubierto de gutapercha, hasta las sofisticadas redes de fibra óptica actuales.
El primer cable submarino
La historia de la comunicación por cables submarinos se remonta a 1858, con la instalación del primer cable telegráfico transatlántico. Este hito, que unió Irlanda con la isla de Terranova en Canadá, redujo el tiempo de envío de mensajes de semanas a minutos. La necesidad de tener comunicación más eficiente surgió tras la Guerra de Crimea, donde se puso de manifiesto las dificultades de comunicación entre Gran Bretaña y sus fuerzas en el Mar Negro.
La estructura del cable se formaba por un hilo de cobre de 1.6 mm de diámetro, recubierto con gutapercha, un material natural que se obtenía de un árbol del sudeste asiático. La gutapercha fue tan utilizada que la especie de árbol de la que se extraía casi desaparece a mediados del siglo XX.
Aunque fue innovador, el diseño del cable tenía sus defectos. La gutapercha, a pesar de que era un buen aislante, se volvía frágil en contacto con el agua salada, además, era pesado y difícil de manipular durante la instalación. Estos problemas contribuyeron a que el cable sólo funcionara unas semanas, lo que a su vez generó dudas entre los inversionistas de Gran Bretaña y Estados Unidos quienes lo usaban para comunicación diplomática y militar.
A pesar de sus limitaciones, este primer cable submarino demostró la viabilidad de la comunicación telegráfica a través del océano y sentó las bases para el desarrollo de cables más avanzados.
Fue así, hasta que en 1866 se utilizó un conductor de cobre de 3.2 mm, se continuó usando la gutapercha y, además, se reforzó el recubrimiento del cable con alambre de acero de mayor grosor y mejor calidad, lo que proporcionó mayor resistencia a la tensión y a los daños durante su instalación.
La tecnología que conectó al mundo
Fue hasta 1930 con la implementación del polietileno vulcanizado cuando se dio un paso importante en la evolución de los cables submarinos. Este material, junto con otros avances tecnológicos, permitió la creación de cables más largos, con mayor capacidad de transmisión y mayor durabilidad, impulsando el desarrollo de las telecomunicaciones globales.
El tiempo y los avances tecnológicos continuaron, y fue en 1988 cuando se instaló el primer cable transatlántico de fibra óptica, recubierto por acero, cobre, polietileno y gel, llamado TAT-8. Conectaba Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Este cable tenía una capacidad mayor que los cables coaxiales anteriores y podía transportar una gran cantidad de llamadas telefónicas y datos simultáneamente.
Hoy en día, estos cables se extienden por más de 1.3 millones de kilómetros, formando una telaraña invisible que permite la comunicación global.
Instalación y mantenimiento
Uno de los cables más largos del mundo es el SEA-ME-WE 3, que recorre 39 000 kilómetros, conectando Europa Occidental con Australia y Asia Oriental a través de 39 puntos de aterrizaje.
Para instalarlos, se utilizan barcos especiales que despliegan el cable sobre el lecho marino, evitando zonas de actividad sísmica, volcánica y corrientes marinas fuertes. Además, se utilizan robots submarinos para inspeccionar y reparar los cables en caso de daños, que pueden ser ocasionados por anclas de barcos, terremotos o incluso mordeduras de tiburones, ya que a veces los cables son atraídos por los campos electromagnéticos que generan. Los cables son monitoreados las 24 horas del día por medio de sensores que detectan las variaciones de voltaje que podrían indicar un daño.
Los cables submarinos no llegan a cualquier playa. Terminan en estaciones de aterrizaje especiales, ubicadas en lugares estratégicos y protegidos, donde se conectan a las redes terrestres de telecomunicaciones. Las empresas compiten por el acceso a los cables de alta capacidad, ya que esto les permite ofrecer servicios de internet más rápidos y confiables a sus clientes.
En México, contamos con varias estaciones de aterrizaje de cables submarinos. Las principales son la de Mazatlán, que conecta el cable “Curie”, que une a Los Ángeles, California, con Valparaíso, Chile; en Baja California, se encuentra la estación que conecta con el cable “Pacific Crossing-1″, que une Estados Unidos con Japón; en Cancún, se encuentra la que conecta con el cable “Arcos-1”, que une el Caribe con la costa este de Estados Unidos.
Cables y geopolítica
Los cables submarinos juegan un papel importante en la geopolítica. Los gobiernos pueden restringir el acceso a los cables a incluso cortarlos en caso de conflicto, lo que puede tener un impacto significativo en las comunicaciones globales.
Países con infraestructura menos desarrollada pueden tener un acceso limitado a la red global de cables submarinos, lo que afecta la velocidad y calidad de su conexión a internet.
Los cables submarinos son una maravilla de la ingeniería moderna que desempeña un papel fundamental en nuestra sociedad interconectada. Su historia, tecnología y funcionamiento están llenos de detalles y curiosidades fascinantes que nos revelan a la complejidad y la importancia de esta infraestructura invisible que conecta al mundo. En la siguiente liga puedes ver el mapa mundial de la red de cableado submarino 2023.
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