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Así es el “gaslighting”: identifica cómo es y cuál es su historia 

Una historia conocida 

6:35 am. Suena el despertador por cuarta vez. 

Tengo sueño, no dormí nada y ya se me está haciendo tarde. Es que Diego tiene razón, me encanta perder el tiempo y luego me estreso por cualquier cosa, ¡como anoche! —Se levanta, va al baño y se mira al espejo—. “Sí, me veo enferma, como dice Diego” —se mete a la regadera y empieza a recordar todo lo que pasó anoche. ¡Ay! Anoche… Pensó que este pleito sí sería el último—. “¿Pedirle su celular a mi novio? ¿En qué estaba pensando?” —se dice a sí misma—. Ya lo dijo Diego, él tiene derecho a su privacidad, pero juro que yo lo vi en los DM de Renata… Bueno, son compañeros de equipo en la uni y tiene razón, ni modo que su ex deje la universidad porque terminaron… ¡Ya! Debo dejar de pensar tonterías, ¡soy una tóxica! Ya me dijo que esos likes no significan nada y pelear por eso es de niñas inmaduras e inseguras. Como dice él: parece que me gusta pelear —se apura, porque hoy tiene un examen superimportante, pero no pudo estudiar nada, ni descansar, porque el pleito se alargó hasta las 3 de la mañana, aunque ella le suplicó a Diego que lo dejaran para después, pero había sido culpa de ella—. ¿Para qué lo confronté con esa babosada…? Aunque estoy segura de que vi bien y sí le estaba escribiendo eso a Re… ¡Que no! ¿O sí? ¡No! ¿Me equivoqué? ¡Me confundí! ¿Exageré? ¡Me estoy volviendo loca! 

@eduardotrejopsic

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¡Es “gaslighting”! 

Sofía ya no sabe si lo que siente es correcto, exagerado o si lo siente realmente, ya no sabe ni lo que sabe. Ella está sufriendo gaslighting y es más común de lo que te imaginas.  

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México, el 63 % de las mujeres de más de 15 años afirman haber vivido algún incidente de este tipo. Este porcentaje aumenta hasta 68 % en mujeres de entre 30 y 39 años, y resalta que el 47 % de las mujeres ha vivido violencia psicológica con su actual o última pareja durante su relación.  

@almaypsicologiamx

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Lo anterior sólo contempla a las mujeres heterosexuales. Si ampliamos el panorama a mujeres homosexuales, el porcentaje de personas que han vivido este tipo de violencia psicológica aumenta considerablemente. Asimismo, el porcentaje crece al incluir a hombres que están en relaciones hetero u homosexuales. Todo ello quiere decir que más del 78 % de las personas hemos sufrido o ejercido gaslighting. 

Los antecedentes del “gaslighting” 

El nombre gas-light refiere al antecedente de una obra de teatro de Patrick Hamilton, que se adaptó al cine, dirigida por George Cukor, con el mismo nombre. El filme cuenta la historia de un matrimonio en el que el marido bajaba las luces de gas todas las noches. La esposa se percató de ello, pero él la convenció de que era algo que sólo pasaba en su cabeza. El propósito del marido era conseguir que ella perdiera la confianza en lo que veía, y lo logró a tal punto que ella empezó a confiar en él incluso más que en sus sentidos. 

Por otro lado, Kendall atribuye el término de gaslight a Florence Rush, que lo describe comoun atentado intencional para destruir la percepción de la realidad de otro y, posteriormente, su propia cordura”; es decir, convencer a la pareja de que está enloqueciendo y que exagera. Hoy, diríamos “persuadir a la persona de que es tóxica”. 

El gaslighting, además de considerarse un medio de control y violencia, es un tipo de violencia psicológica que repercute en la seguridad y salud mental de la víctima. Según Pozueco, Moreno y Blázquez, la idea del gaslighteador es convencer a su pareja de que está perdiendo la razón hasta controlarle por completo. 

Los 7 pasos del “gaslighting” 

1. Consumir a la víctima 

Gran parte de este paso se encuentra explicado en este enlace y se relaciona con las víctimas que, a pesar de sufrir violencia física y psicológica, no dejan a sus parejas. Pero podemos ejemplificarlo de la siguiente manera. Cuando se filmó El Exorcista en 1973, el director William Friedkin tenía una pistola que disparaba de repente, provocando un ambiente tenso y de temor constante en el set, con la finalidad de que eso se transmitiera al espectador. Los actores estaban al borde del colapso.  

Esto es exactamente lo que el victimario hace sobre su pareja: mantenerla en un estado de alerta y estrés constante, pues no sabe cuándo el gasligtheador estará enojado o qué pueda detonar un pleito y de qué magnitud pueda ser. Por eso, el más mínimo gesto diferente a lo habitual hace que la víctima sienta temor y empiece a preguntarse qué hizo mal y cómo remediarlo.  

2. Mentiras 

El narcisista que ejerce gaslighting puede jurar que no tiene boca, aun cuando esté hablando con su víctima y, si ella no le cree, enfurecerá o la hará sentir culpable por no confiar en él. Miente tanto y tan bien que hará que la persona gaslighteada ya no reconozca entre la verdad y sus mentiras. 

3. Crear verdades 

Las mentiras son tantas y el narcisista las repite tan seguro que acaba convirtiéndolas en verdad. Por ejemplo: “Es que tú no puedes tomar porque te pones mal, como aquella vez que vomitaste mi coche”. Tal vez eso nunca pasó o no así, pero repite eso tantas veces y se lo dice a tantas personas que se convierte en una verdad creada, que familiares, amistades y desconocidos repiten y asumen como real, causando vergüenza, intimidación y control sobre la víctima.  

4. Condescendencia 

“Tú no puedes manejar el dinero, eres demasiado distraída y lo vas a perder, mejor yo me encargo, ¡no te preocupes!”. Anulará e infantilizará a su pareja al grado de que ésta se convencerá de que no puede sin su ayuda, porque es incapaz, inútil o tonta, y como el paso 1 ya hizo su magia negra, la víctima se mantendrá en un estado de estrés que le impedirá funcionar correctamente y quedará afectada física, mental y emocionalmente. 

5. Codependencia 

Al lograr que la víctima se sienta incapaz de hacer las cosas sin el victimario, se creará una codependencia, en la que le aguantará casi cualquier cosa, con tal de no perder a su pareja. Éste es el momento favorito del gaslighteador; es el titiritero que mueve los hilos de todo.  

6. Confrontar y culpabilizar 

Después de mentir, rediseñar la realidad, alterar los nervios y convencer a la víctima de que es incapaz de vivir sin él, el victimario usará la culpa para acabar de someterla. Por ejemplo: si la víctima ya no le pide ayuda para algo, el victimario le dirá que seguramente tiene a alguien más que se lo haga; o si lo descubre siéndole infiel, el narcisista acusará a su pareja de engañarlo y enfurecerá o llorará, e incluso podría amenazar con matarse, con tal de que la víctima se sienta tan culpable que termine ofreciendo disculpas. 

7. Control: ¡lo ha logrado! 

La víctima ya no cree en ella misma, jura que no puede vivir sin él, cree más en el victimario que en la realidad misma, depende totalmente de su pareja y ahora él controla todos sus pasos, y cuando la víctima quiera expresar que algo no le parece, le llamará exagerada, le dirá malagradecida, tóxica, enferma o loca. Esto es el gaslighting. 

El final de la historia 

Dos semanas después, Sofía encontró un arete de ombligo en el coche de Diego. Al reclamarle, él le juro que era de su mamá, que, si quería, le llamara para preguntarle. Un instante después, él tuvo un colapso nervioso, supuestamente porque Sofía lo estaba tratando como un delincuente. “¡Siempre haces lo mismo! ¡Eres una celosa enferma que siempre exagera el más mínimo detalle para culparme!” —le dijo Diego, llorando—. “¿Cómo puedes creer eso de mí? ¡¡Estás loca!!”. Sofía pidió perdón. Al mes, Diego subió una story con Renata, que decía: “Uno siempre vuelve a donde fue feliz. ¡Felices 3 meses, mi amor!”. Renata traía el arete en el ombligo y Sofía no estaba loca. 

Por Andrea Morá 

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