El Jardín Botánico Culiacán y Ana Elena Mallet: arte contemporáneo y conciencia
En la capital de Sinaloa, al noreste mexicano, se encuentra uno de los espacios verdes más llamativos e interactivos que hemos encontrado en mucho tiempo.
El Jardín Botánico Culiacán es un lugar que guarda muchas sorpresas, pues es un espacio en el que concurre el arte contemporáneo, la naturaleza, la investigación, la conservación y la educación ambiental.
El inicio del Jardín Botánico Culiacán
Su fundador, Carlos Murillo Depraect, ingeniero, arquitecto y amante de la naturaleza, viajó alrededor del mundo con la consigna de traer una gran variedad de plantas para que la sociedad de Culiacán tuviera acceso a un área verde.
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Inaugurado en 1986, el Jardín Botánico Culiacán es un espacio de 10 hectáreas en las que podemos encontrar más de mil especies botánicas de todo el mundo, repartidas en 17 colecciones, donde se agrupan dependiendo de su clase, familia y subfamilia. A su vez, se encuentra la Colección Nacional de Palmas, que cuenta con más del 60 % de especies endémicas del país.
Jardín Botánico Culiacán: proyecto de arte contemporáneo
En el 2005, inició el proyecto de arte contemporáneo con la publicación del libro Una vida en el jardín, que reunió —a través de textos e imágenes del mismo Jardín— el amor por la naturaleza y la herencia que Carlos Murillo Depraect dejaba a la población de Culiacán. Este proyecto lo realizó en conjunto con Ana Elena Mallet, curadora mexicana especializada en arte y diseño moderno y contemporáneo.
Ella marcó el tránsito del Jardín Botánico Culiacán de ser sólo una reserva ecológica a albergar un espacio escultórico, convirtiéndose en uno de los jardines botánicos más emblemáticos de América del Norte.
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Entre 2005 y 2006, un patronato tomó el cargo del Jardín Botánico Culiacán e invitó a artistas de talla internacional a intervenir el espacio con piezas escultóricas in situ. A la invitación, respondieron artistas como Teresa Margolles, James Turrell, Gabriel Orozco, Francis Alÿs, Pablo Vargas Lugo, Oliafur Eliasson y Valeska Soares.
Jardín Botánico Culiacán: las obras
James Turrell
Una de las piezas más representativas dentro del Jardín Botánico es el Encounter Skyspace de James Turrell. Éste es un espacio de contemplación, introspección y reflexión. Forma parte de la serie Skyspaces, obras en las que James Turrell busca la interacción del espectador con la instalación, a través de patrones de luces creados por iluminación artificial y el cielo al amanecer o al atardecer.
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Marco Rountree
La pieza con la que interviene Marco Rountree es un columpio atado a una estructura metálica cubierta de buganvilias. Toma en cuenta la importancia del espacio en la sociedad culiacana: novias y quinceañeras acostumbran a realizar sesiones fotográficas dentro del Jardín. El columpio invita a los asistentes a formar parte de la exposición interactuando directamente con ella.
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Ana Elena Mallet: “El arte no tiene ninguna obligación de ser bonito”
Ana Elena Mallet, la curadora del Jardín Botánico Culiacán, nos comentó lo siguiente al preguntarle sobre las obras del Jardín: “El arte acompaña, pero también denuncia; también reta la percepción. Hay que estar abiertos a poder percibir estas obras desde distintos puntos de vista sin importar si existe o no una formación artística”.
Si bien nuestra formación estética, en gran medida, nos ha enseñado a percibir el arte como satisfactorio por sus formas bellas, Ana Elena Mallet defiende la tesis de que el arte también trabaja con nuestra experiencia de las vivencias cotidianas. Al respecto, comenta lo siguiente sobre Teresa Margolles: “La obra de Teresa Margolles busca la reflexión en torno a la violencia que se vive en el país, creando una serie de sillas tumbonas de concreto preparado con el agua de desecho resultante del lavado de cadáveres víctimas de violencia en la morgue de Culiacán”.
Por último, Ana Elena Mallet expuso su concepción del trabajo hecho para el Jardín botánico Culiacán de la siguiente manera:
El arte contemporáneo se expande rebasando los límites de lo que debe o no considerarse arte. No tiene por qué ser accesible sólo para una elite en espacios museísticos. Se puede pasear en un lugar popular, un espacio abierto a todo el público y encontrarte obras de artistas de clase mundial. El Jardín Botánico Culiacán es una obra, una escultura y una instalación, por sí mismo. Una obra compuesta, un museo: un museo vivo.
Por Carlos F. Diego Ávila
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