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Un bolillo pal susto: ¿es verdad que el susto y el coraje provocan diabetes?

Existe la creencia de que un susto o un coraje te pueden ocasionar diabetes. Pero esto es totalmente falso. Las causas de la diabetes son de otro tipo; sin embargo, lo que pasa cuando nos asustamos, provoca otras cosas. Conoce aquí cuáles son. 

Las causas de la diabetes 

Diabetes tipo 1 

Es aquella en la que el páncreas produce muy poca insulina o no la produce. La insulina es muy importante, ya que es la hormona que permite que la glucosa ingrese a las células. Este tipo de diabetes no tiene aún una causa clara, se sospecha que puede ser autoinmune —tu propio sistema inmunitario destruye a las células del páncreas encargadas de producir la insulina—, de origen genético o por la exposición a algunos virus. 

Diabetes tipo 2 

Se presenta en pacientes con resistencia a la insulina, lo que quiere decir que las células de nuestro cuerpo que dependen de la insulina para tomar la glucosa de la dieta ya no reconocen esta hormona. Por ende, la glucosa deja de entrar a la célula. Esta resistencia se da en personas que tienen predisposición genética —familiares diabéticos—, obesidad y problemas de grasas en sangre —triglicéridos y colesterol elevados—. Por lo tanto, un susto y un coraje no figuran como las causas de diabetes tipo 1 o tipo 2. 

Las reacciones del cuerpo ante un susto 

Ya sabemos que un susto no ocasiona diabetes pero, curiosamente, comerse un bolillo ayuda a combatirlo. Esto ocurre porque, cuando nos asustamos, nuestro cuerpo secreta dos hormonas que nos ayudan a mantenernos alertas: la adrenalina y el cortisol, dichas hormonas ocasionan que nuestros músculos se tensen. 

Cada vez que nos asustamos o hacemos un coraje, el cuerpo, como forma de defensa, segrega adrenalina y cortisol provocando que la respiración se corte, que se acelere el ritmo cardiaco que los músculos se endurezcan y que los niveles de glucosa en la sangre aumentan temporalmente —esto es muy importante, un aumento temporal no desata la diabetes— para que el organismo la pueda convertir en energía y así responder a una situación de alerta. 

Bueno, sí y ¿el bolillo para qué? 

Resulta que, aparte de lo que ya mencionamos, cuando nos asustamos o nos enojamos mucho, nuestro cuerpo también secreta una gran cantidad de jugos gástricos. Éstos generan acidez, náusea y una sensación de vacío en el estómago. Comer algo sólido ayuda a contrarrestar la sensación de vacío, ya que las moléculas de los alimentos inhiben la producción de ácido gástrico. Por último, al tener un alimento, nuestro cuerpo estabiliza los niveles de glucosa en sangre. 

Por lo tanto, el bolillo ayuda a disminuir algunos de los efectos derivados de un susto. No obstante, esta función se consigue con cualquier alimento sólido que no sea irritante. 

Por Gildardo Velasquillo  

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