La razón por la que te crujen las rodillas a los 30 años es ésta
La razón por la que te crujen las rodillas a los 30 años es ésta

La razón por la que te crujen las rodillas a los 30 años es ésta

Una de las cosas que más nos asustan al llegar al tercer piso es el dolor y crujido en las rodillas. ¿Pero ciertamente está ligada a la edad o existen otros problemas que pueden influir en por qué truenan las rodillas? 

Conoce tus rodillas 

La rodilla es una de las articulaciones más grandes y complejas del cuerpo. Entre huesos, meniscos (estructura fibrocartilaginosa ubicada entre la rodilla y el fémur), ligamentos y tendones, se crea un perfecto engranaje que permite que nuestra articulación soporte todo el peso de nuestro cuerpo.  

Los crujidos que se escuchan son producidos por un proceso conocido como cavitación, que no suele estar acompañado de dolor y ocurre cuando se da una diferencia de presiones en los gases que conforman parte del líquido sinovial, que está encargado de lubricar articulaciones y evitar el desgaste 

Con el movimiento, las burbujas explotan, el gas es liberado dando lugar al crujido articular. Éstos suelen ser más frecuentes tras largos periodos de descanso, como estar sentado o dormido, también sucede cuando cambias de postura, subir y bajar escaleras, etcétera. 

Las rodillas crujen menos con ejercicio y mayor flexibilidad 

El ejercicio físico hace que las articulaciones generen más lubricación, lo que es beneficioso y disminuye la frecuencia de los chasquidos. Por otro lado, no todas las personas cuentan con una gran flexibilidad articular, cuestión que puede estar determinada por la estructura corporal.  

Cuando los crujidos van acompañados de dolor es señal de que algo no anda bien y es momento de acudir con el especialista, pues pueden ser crepitaciones que se presentan cuando rozan las estructuras óseas entre sí; o bien, que el cartílago articular se adelgace, lo deriva en una posible artrosis de desgaste, que se presenta en personas de edad avanzada.   

En cualquiera de los casos, siempre hay que estar atento a los avisos que nos va dando nuestro cuerpo, así que no temas a los treinta. Sólo debemos aceptar que somos seres crujientes por naturaleza, que sueltan polvo articular con explosiones inofensivas.  

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