¿Por qué el mapa de Mercator favoreció al norte?
¿Por qué el mapa de Mercator favoreció al norte?

¿Por qué el mapa de Mercator favoreció al norte?

Los mapas son una herramienta fundamental para la ciencia geográfica. A través de ellos es posible visualizar, interpretar y analizar elementos del espacio geográfico. Por ello, la cartografía es una disciplina auxiliar de la geografía que hace uso del lenguaje gráfico para representar matemáticamente las proporciones de la Tierra. Aquí conoceremos varios, incluidos el mapa de Mercator.

 

En este sentido, todo mapa debe contar con tres propiedades fundamentales: la escala, el lenguaje cartográfico y la proyección; esta última se refiere a la correspondencia que hay entre la representación en una superficie plana y la forma semiesférica de nuestro planeta. De acuerdo con el tipo de proyección, el mapa tendrá distintas deformaciones. 

 

Pero surgen las siguientes preguntas: ¿Por qué los mapas se orientan al norte? ¿Es el mundo como lo muestra un mapa? ¿Es Rusia más grande que el continente africano como lo trazó Mercator? ¿Se pueden mantener las proporciones de océanos y continentes en una superficie plana? 

¿Un poco perdidos?

 

Los primeros mapas 

El ser humano históricamente ha tenido la necesidad de representar su espacio. En un principio, las primitivas representaciones espaciales se vinculaban con la naturaleza; sin embargo, la visión geopolítica y religiosa permearía en el trazo de los planos. Un siglo y medio antes de que Mercator (geógrafo y matemático flamenco del siglo XVI) plasmara un mapa con proyección cilíndrica, los mapas hechos en la antigua China ya apuntaban al norte tal cual los conocemos hoy. 

 

Conozcan a Mercator.

  

 

La razón de esta “orientación hacia el Norte” dista de la observación astronómica y más bien reside en la subordinación que se le debía al emperador, quien habitaba la región norte de aquel país, de modo que, en los mapas se colocaba al emperador de frente al sur que es donde estaban los súbditos mirando hacia él.  

 

A esta visión de poder político en la representación cartográfica se le pueden añadir otras que prevalecieron hasta antes de la época de las grandes exploraciones. Por ejemplo, en los mapas de los primeros cristianos las representaciones se orientaban al Este como una cuestión simbólica en la que la dirección debía apuntar hacia el Jardín del Edén; en contraposición, los mapas islámicos se orientaban al Sur puesto que las sociedades musulmanas habitaban al norte de la Meca y su devoción debía apuntar hacia el sur de ella.   

Un mapamundi hecho por los chinos.

 

El comercio, los exploradores y Google Maps 

 

Con la expansión del comercio llegó la época de los grandes exploradores, quienes al navegar comenzaron a guiarse con la “Estrella del norte” (también conocida como Polaris). Es en el siglo XIV que la cartografía tomó relevancia perfeccionando los trazos que se tenían. El descubrimiento del continente americano fue un parteaguas de la visión que se tenía del mundo, de modo que, siglos más tarde, Gerardus Mercator dibujó un compendió de mapas orientados hacia el Norte a los que nombró “atlas”.  

 

Ésta fue la primera vez que se trazó un mapa basado en una representación cilíndrica con meridianos, rectas y círculos de latitudes idénticas. Los mapas de Mercator fueron los primeros en considerar la curvatura de la Tierra, de manera que los navegantes pudieran utilizar su mapa para cruzar grandes distancias sin errar el curso. Esta proyección ha sido ampliamente difundida desde el siglo XVIII para elaborar cartas náuticas –mapas de la superficie marítima, fluvial y lacustre utilizados para la navegación– y los atlas –compilación de mapas clasificados de acuerdo con la información que presentan: históricos, ambientales, sociales, etc.– que utilizamos comúnmente en las escuelas. Incluso sigue siendo la proyección más usada en aplicaciones cartográficas como Google Maps 

 

Recordarán el mito de Atlas, quien carga con el peso del mundo sobre sus hombros.

 

Pero, como toda proyección, tiene una distorsión a la hora de ser plasmada en un plano. Al utilizarse una base cilíndrica para la proyección de Mercator, las distancias se deforman entre los meridianos al ser plasmadas como líneas paralelas en dirección Norte a Sur, siendo que en realidad se trata de curvas que convergen en los polos y se ensanchan sobre el ecuador. Lo mismo ocurre con los paralelos, que distorsionan la forma real de los países en un mapa. De este modo, las regiones cercanas a los polos se ven de un tamaño superior al real, por ello, solemos ver a Groenlandia con una superficie semejante a la de África, cuando la superficie del continente africano supera por más de una docena de veces la de Groenlandia.  

Así que el mundo no es exactamente como lo muestra la representación de Mercator: la península escandinava, Rusia, Canadá, Groenlandia o la Antártida tienen una dimensión mucho menor de lo que se ve en el mapa. 

 

Así es como nosotros reconocemos nuestro planeta.

 

 

AuthaGraph 

 

Por otra parte, el arquitecto japonés Hajime Narukawa ha proyectado el planisferio catalogado como “el más realista” en un plano bidimensional. El AuthaGraph es un mapa logrado a partir de una técnica de origami en la que se dividió al globo terráqueo en 96 triángulos que después fueron trasladados a poliedros de cuatro caras.   

 

Con base en esta técnica, el arquitecto plasmó la superficie continental y oceánica del planeta en un rectángulo conservando las proporciones reales, lo que nos brinda un mapa preciso de nuestro planeta. Sin embargo, los mapas son una representación que debe ser interpretada y leída como cualquier otro documento; en todo caso se puede utilizar el AuthaGraph para analizar el mundo al revés y ayudarnos a mirar a la Tierra de otro modo posible.   

   

  

 Por: Gabriela Sánchez Figueroa 

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