Apropiación cultural Apropiación cultural

¿Qué es apropiación cultural y cómo impacta en la música y la moda?

En los últimos años ha surgido un término que hemos visto de manera frecuente en redes sociales y los mass media, y que apunta a un contexto negativo: la apropiación cultural. ¿Sabes realmente qué significa o por qué se originó?, ¿sabes cuál es su relevancia en el mundo de la música y la moda? Aquí te contamos el qué, cómo, cuándo y dónde de la apropiación cultural. 

Fuera de los disfraces, la exotización de la vestimenta es perjudicial a la cultura de la que se apropia.

El término apropiación cultural es relativamente reciente y define un proceso mucho más antiguo del que describe: consiste en la explotación –ya sea por beneficio económico o por placer personal– de elementos, costumbres o prácticas que se consideran representativas de un grupo humano por parte de otro grupo. Normalmente el que “explota” y “usurpa” está en una posición dominante respecto al otro.  

Debemos aclarar que todas las culturas están en constante intercambio de características, historias, deidades, tradiciones, fechas y costumbres, lo cual podría entenderse como una forma de apropiación. Sin embargo, no nos estamos refiriendo a ello, sino a un desequilibrio de poder que se extiende a lo largo del tiempo, incluso cuando se supone que ya no existe.  

¿Cuándo surgió? 

El concepto de apropiación cultural surgió en la década de los noventa como resultado de los movimientos de defensa de los derechos civiles y las distintas reivindicaciones sociales y raciales en el mundo. Anteriormente no había podido señalarse ni entenderse porque simplemente no existía ni el contexto ni la seguridad que permitiera a las víctimas de opresión expresarse sobre ello, lo que provocaba que se tratara como un acto de inclusión cuando en realidad se perpetuaba la injusticia.  

El “Black Power” es uno de los movimientos sociopolíticos que lucharon por los derechos de igualdad entre individuos de piel blanca y piel negra en EU y el mundo.

La apropiación cultural ha permeado campos tan diversos como la música, la moda, el arte, la cocina y hasta un simple disfraz de halloween o de carnaval. En la moda, esto se hace evidente cuando los elementos culturales son utilizados a modo de “escena exótica” con total ignorancia sobre la cultura a la que pertenecen o sobre lo que significan.  

La apropiación cultural en México  

En México, algunos de los casos más sonados son los de las marcas Carolina Herrera, Zara, Anthropologie y Patowl, las cuales hicieron uso de diseños creados por comunidades indígenas del país, pasando por alto a sus creadores, omitiendo destacar que además de ser expresiones artísticas y culturales propias de los pueblos, son su forma de vida. De esta forma, un vestido blanco con estampados de flores y animales diseñado por Herrera es una total apropiación de los bordados realizados en la comunidad de Tenango de Doria, en el estado de Hidalgo, donde cada elemento tiene un significado personal, familiar y comunitario.  

 

Foto: Vogue Runway

 

La apropiación no ocurre solamente con las grandes marcas. Muchos mexicanos, al no reconocerse como mestizos, creen que se puede utilizar blusas bordadas o cinturones tejidos sin conocer su historia, significado u origen. Por ejemplo, mientras que el uso del huipil en una mujer triqui –que es parte de su identidad– se lee como su pertenencia a una categoría marginada, en ciertas personas se interpreta como “amor a las raíces de México”.  

Esto se debe a que la mayoría no experimenta ninguna clase de opresión, lo que les permite “usar”, temporalmente, algo “exótico” sin vivir la discriminación diaria a la que se enfrenta la otra cultura. Lo mismo ocurre en otros escenarios: el uso de penachos de nativos americanos, saris indios o kimonos nipones para lucir ‘instagrameable’, sin ahondar en el origen de estas prendas.  

Otro ejemplo más que muchas veces nos parece obvia y “normal”.

La apropiación cultural y la cultura pop 

La cultura pop es, por excelencia, la maestra de la apropiación cultural. En el mundo de la música (mayormente la música occidental) y en los videoclips, los artistas que encabezan las listas de popularidad, han incurrido en este fenómeno. Tenemos por ejemplo, a Katy Perry, que ha recurrido a las costumbres, sonidos y vestuarios de la cultura afroamericana y R&B, a los antiguos faraones egipcios o la cultura oriental para engalanar sus videos y shows. Lo mismo ha ocurrido con Coldplay, Beyoncé, Ariana Grande, Iggy Azalea, Miley Cyrus, Justin Bieber, J. Balvin, Residente, Justin Timberlake, Rosalía y C. Tangana, quienes han construido su legado pop tomando ideas, costumbres o vestuario de culturas ajenas.  

A menudo se suele confundir el término de apropiación cultural con el de apreciación cultural. Cuando se crea un arte inspirado en una cultura ajena desde una posición de total respeto y conocimiento sobre el origen y su significado, entonces es un caso de apreciación cultural. Por el contrario, si se crea un producto de explotación económica a partir de la pobreza y la peculiaridad de un pueblo, nos aproximamos mucho más a la apropiación. 

Hay que encontrar un equilibrio justo entre la apropiación cultural y la inspiración. Si existe un intercambio justo y ambas partes resultan beneficiadas podremos entonces decir que hay inspiración y retribución, lo cual siempre será algo positivo.  

 

 

Por: Gabriela Sánchez Ibarra 

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